60 años de caza en la Reserva Regional de Caza Saja
José Luis González, un cazador cántabro de 84 años, nos habla sobre la evolución de la caza del jabalí en la reserva en las últimas seis décadas.
El fin de semana pasado abatió un cochino de 80 kilos en el lote que le tocó en suerte cazar en la reserva a la cuadrilla 162, capitaneada por Isidoro López. Al veterano cazador le tocó en suerte un puesto en una pista forestal. Derribó al jabalí a la carrera de un disparo de escopeta del calibre 12 tras ser levantado por los perros de Riki Ucieda.
Imagen del veterano cazador junto al jabalí abatido el domingo con Presmanes y Riki. A la derecha, con la cuadrilla de Ucieda, la 110 de Jaime Molleda.
Una reserva de caza con 76 años de existencia
Si bien fue creada el 2 de junio del año 1966, encontramos un antecedente de conservación ministerial del territorio en 1948. Fue en el 2006 cuando se denominó “Reserva Regional de Caza Saja”. La reserva cinegética está situada en el tercio occidental de la Comunidad de Cantabria. Tiene una extensión de 180.000 hectáreas. Abarca desde el Río Besaya hasta los Picos de Europa y la sierra del Escudo de Cabuérniga. Dentro de la reserva está permitida la caza del ciervo, el rebeco, el corzo, el jabalí, la becada y la liebre.
Los comienzos del veterano cazador, cuando iba de montero.
63 años en la caza
Pepín "El Ollero" nació hace 84 años en la localidad de Cabezón de la Sal, cabecera de la comarca Saja-Nansa. Pese a que comenzó en la caza muy joven, tuvo que esperar hasta los 21 años para obtener la licencia de caza y el permiso de armas. Dos años más tarde de ser poseedor de estos documentos, comenzó a cazar en los terrenos de la reserva regional con la cuadrilla 22. En las primeras batidas lo hacía de perrero junto a un sabueso español. Meses más tarde de su incorporación al grupo, el jefe de cuadrilla decidió que cazara a puesto, dada su excelente puntería.
Con la 162 de Isidoro López, con la que caza actualmente.
Cuando se abatía un jabalí era celebrado por los vecinos del pueblo
Como en aquella época los integrantes de la cuadrilla no disponían de vehículos a motor, subían al cazadero en el camión que se encargaba de la recogida de la leche en los pueblos. Una vez finalizada la caza, volvían a sus casas junto con las piezas abatidas en este mismo medio de locomoción. En aquella época, según el cazador, era muy difícil abatir un cochino en la reserva, ya que eran muy escasos. El día que lograban cazar un cochino organizaban una comida en la plaza del pueblo, y en las contadas ocasiones que cazaban más de uno lo entregaban al asilo. José Luis, cuenta que "ahora hay muchos más jabalíes, pero se ha perdido la esencia de la caza. La actividad cinegética ha cambiado mucho, antes había más compañerismo. Todo era más familiar".
Cuadrilla de Presmanes en tiempos lejanos.