Abatida un águila real tras atacar repetidamente a un bebé y quedarse en la zona acechándole
Un bebé que de 20 meses jugaba en el jardín de la residencia familiar cuando un águila se lanzó contra él. Recibió heridas en la cara y la nuca y solo la intervención de la madre le salvó de algo mucho peor.
La granja de una familia de la región de Trondelag, en Noruega, vivió una situación insólita el pasado domingo día 8 de septiembre. Un águila atacó con sus poderosas garras a una niña de solo 20 meses que jugaba tranquilamente en el jardín de la casa en Orkland, a unos 63 kilómetros al oeste de la ciudad de Trondheim.
A palos con el águila para que soltase a la niña
La madre ha reconocido que tuvo que luchar con la gran rapaz para que soltase a su hija. Al oír los gritos de terror del bebé y de su madre, un vecino acudió rápidamente y ayudó a que el águila soltase a su presa golpeándola con un palo. No estaba sola. Había adultos cerca, lo que convierte el suceso en algo más extraño.
Las garras del ave que atacó al bebé.
Heridas en la cara, barbilla y la nuca
La ambulancia no tardó en llegar. La niña tuvo que recibir un par de puntos de sutura en la parte posterior de la cabeza y se recupera de unos rasguños producido por las garras del águila debajo de la barbilla y en la cara. Las garras se quedaron a solo dos centímetros del ojo de la pequeña.
Imagen que no muestra las heridas frontales que recibió el bebé atacado por el águila.
Poco después, fue avisado el jefe de Guardabosques de la zona, que optó por abatir al ave ante la reticencia a alejarse de la zona y quedarse acechando a su posible presa. Según el profesional, tras analizar el cuerpo del ave ya sin vida, se trata de un ejemplar de solo un año de edad que aún no tenía mucha experiencia cazando por sí sola. Además, ha añadido que no existe explicación lógica a lo sucedido, asegurando que se trata del mismo ejemplar que había atacado a tres personas distintas en solo cinco días y en un área de unos 400 kilómetros.
El águila tuvo que ser abatida al no querer alejarse de su posible presa.