Así devora un inmenso bando de palomas torcaces un cultivo de girasol
La presencia de un bando de torcaces, compuesto por miles de aves, en una siembra durante varios días supone una importante merma en la cosecha para el agricultor. Durante cuatro días hemos seguido a uno de estos bandos en una siembra en la provincia de Cádiz.
El hecho de que no se hayan cazado a las aves, pese a que está permitida su caza, y sí se haga en otras fincas de la zona, ha concentrado en la siembra situada en el Poblado de Doña Blanca, pedanía de El Puerto de Santa María, un importante número de pájaros. Gran parte de las plantas han perdido más del 50% de las semillas. Las aves no temen a los humanos, ya que continúan comiendo a menos de 30 metros, pese a que nos hemos apeado del vehículo y acercado para grabar la escena.
Una plaga de palomas torcaces en la provincia de Cádiz
Los propietarios de los cultivos de cereal, girasol, habas o garbanzos, entre otras siembras, llevan años padeciendo el crecimiento exponencial de la población de palomas. Las aves han encontrado en municipios como El Puerto de Santa María, Conil de la Frontera, Chipiona o Chiclana de la Frontera un lugar ideal para procrear y alimentarse.
Las aves descansan en zonas urbanas y periurbanas y se alimentan en las siembras de la campiña jerezana cuando acaban con los cultivos ubicados en las proximidades de los dormideros. Este hecho ha obligado a la Junta de Andalucía a autorizar la caza de la paloma, de manera excepcional fuera de su periodo habitual de caza, en las zonas más afectadas.
Las palomas torcaces asolan los cultivos de girasol
Pese a que junto a la parcela de girasoles había una siembra de tomates cherry con frutos maduros, la totalidad de las aves optó por alimentarse de pipas. Una de estas aves puede ingerir diariamente entre 60 y 90 gramos de pipas. Las torcaces son capaces de devorar el fruto de una planta de girasol de mediano tamaño en pocos minutos. De las plantas observadas, los pájaros habían devorado el 50% de la cosecha. En cuatro días un bando de torcaces de más de 1.000 ejemplares puede acabar con más de 200 hectáreas de siembra.