La tecnología al servicio del entrenamiento del patrón en los perros de muestra
Adiestramiento

La tecnología al servicio del entrenamiento del patrón en los perros de muestra

Una silueta de un perro de muestra apuntando a una hipotética pieza y una jaula lanzadora para soltar una paloma es lo que ayudan a este adiestrador de perros de caza a trabajar el patrón.


Cuando cazamos con más de un perro de muestra, el patrón es un comportamiento indispensable. Los canes deben respetar las paradas del otro y no atropellar la caza descubierta. En otras palabras, deben realizar el patrón.

Patronear o respetar para trabajar en equipo

Estamos ante una acción particularmente impuesta a aquellas razas creadas para trabajar en pareja. El objetivo pasa porque en ningún caso el perro debe molestar al compañero que ha quedado en muestra. Hay estándares de trabajo de algunas razas que detallan cómo debe realizarse esta acción. Por ejemplo, en el del pointer inglés, “la muestra a patrón debe ser erecta y espontánea, repentina, cuando ambos perros están próximos entre sí o cuando uno de ellos ve a su compañero mostrar de repente. Sin embargo, puede ir precedida de un leve deslizamiento cuando la distancia que separa a los dos perros es notable”.

Adiestrar el patrón

En las siguientes imágenes observamos la optimización de un proceso que, de otra manera, requeriría una inversión de tiempo y esfuerzos mucho mayor. La silueta mecanizada a control remoto de un perro en acción de muestra sirve para poder trabajar el patrón en cualquier momento sin la ayuda de otro perro mostrador. De esta manera, se aprovecha al máximo el tiempo para instaurar en el perro que entrena esa parada forzada destinada a no estorbar al compañero canino en un momento tan crucial de la jornada de caza.

 

El adiestrador se sitúa junto al perro que entrena, sujeto por una correa, con la posibilidad de corregir cualquier movimiento no deseado. La jaula lanzadora introduce al ave, con un control total con respecto a su liberación. Además, al tratarse de una paloma, el adiestrador se asegura que no pueda ser atrapada por el can y aprenda pronto que no merece la pena perseguirla. Con una codorniz, por ejemplo, el perro puede intentarlo y, si no vuela con potencia, el estímulo visual que supondrá mantenerla a la vista durante la persecución le llevará a alejarse muchísimo, intentando su captura en un comportamiento totalmente indeseado en un perro de muestra.

 

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