El misterioso caso del jabalí ‘zampabollos’
Un cochino se convierte en el inesperado compañero de aguardo de un cazador cacereño. El esperista, en vez de abatirlo, le ofrece su bocadillo.
La presencia del macho impide al cazador el abate de otro ejemplar. La persona que ha vivido esta experiencia desea compartirla con todos los usuarios de Club de Caza para poner en valor la ética que impera en el colectivo cinegético. A pesar de estropearle el día de caza y ser especie cinegética, no se le pasa por la cabeza en ningún momento abatir al animal.
Manuel y el jabalí muy cerca de su puesto.
El cochino no muestra temor alguno ante la presencia del cazador
Manuel no encuentra explicación alguna ante el extraño comportamiento de este jabalí. Según el cazador, no hay construcción alguna en 15 kilómetros a la redonda ni carretera cercana. Por tanto, descarta la posibilidad de que el cochino haya sido criado en algún cortijo cercano al acotado donde caza habitualmente. El jabalí se dirige hacia él. Este, al ver la poco común manera de proceder del ejemplar, ni si quiera efectúa ademán de apuntarle. Para su sorpresa, el cochino se planta a escasa distancia del puesto y se afana en buscar alimento.
El cacereño, para inmortalizar el momento y para hacer creíble esta historia, la graba con su dispositivo móvil. Tras hacerse fotos y grabar varios vídeos con el cochino a pocos metros, le ofrece su bocadillo. El joven macho no se atreve a coger el pan de su mano, pero no desprecia comérselo cuando lo arroja al suelo.
El jabalí vuelve a visitar al cazador
Esa noche, el esperista no pudo cumplir su objetivo de abatir un cochino, ya que el animal permaneció junto a él hasta que se marchó. Al día siguiente Manuel decidió cambiar de postura. Para su sorpresa, volvió a presentarse el jabalí 'zampabollos'. En esa ocasión tampoco lo abatió.
Por la noche, el suido también acude junto al cazador.