El encantador de perdices
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El encantador de perdices

Con un simple silbido, los pollos de perdiz chukar acuden a toda prisa junto a esta persona. ¿Criados en cautividad o un verdadero encantador de aves?


“Aves domésticas en busca de alimento”. Es uno de los comentarios que más se repiten al ver estas imágenes. Nos encontramos en un entorno rural pero con edificaciones, a las afueras de un pueblo turco. Allí, un hombre comienza a silbar y no muy lejos comienza a moverse algo en el suelo. Se trata de un bando de perdices de muy corta edad. Más de docena y media de polluelos que acuden a la llamada sin dudarlo. No le temen, al contrario, saben que serán alimentados y no corren peligro.

 

Perdices criadas en una granja

Los que hayan adelantado que se trata de una granja de perdices han acertado. Estas aves llevan siglos demostrando una bravura que las ha llevado a sobrevivir a pesar de los múltiples depredadores que las persiguen en todas las etapas de su vida, con más presión en esas primeras semanas en las que aún sus alas no cuentan con la fuerza que adquirirán dentro de poco, cuando cumplan 130 días desde que rompieron el cascarón. Por ello, si han crecido en estado natural, nunca acudirán a la llamada de un ser humano. Al contrario, se alejarán de él. Pero estos ejemplares están acostumbrados a conseguir alimento tras escuchar ese silbido. Un condicionamiento básico del comportamiento de estas aves criadas en cautividad.

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