Un dogo argentino repele el ataque de un agresivo coyote
No es la primera vez que el propietario de este precioso dogo se cruza con coyotes, pero ninguno se había atrevido a intentar arremeter contra el can.
“Todos los coyotes con los que nos hemos topado generalmente se mantienen lejos”, explica el propietario de Yumi, el dogo argentino protagonista de estas imágenes y que cuenta con perfil propio en Instagram. En él, podemos compartir sus paseos, sus carreras tras conejos que encuentra en los montes de Bay Area, en California, su proceso de educación y adiestramiento… Pero también encontramos este impactante vídeo en el que un depredador intenta morder al can mientras pasea junto a su dueño por un camino rural.
Dogo argentino contra coyote ¿cuál es más fuerte?
En primer lugar, vamos a comparar el tamaño estándar de ambos cánidos. El Canis latrans o coyote es un mamífero carnívoro cuyos ejemplares macho suelen pesar en torno a 20 kilos, aunque el macho más pesado del que se tiene registro es uno encontrado muerto en Wyoming el 19 de noviembre de 1937, que midió 1,5 metros desde la nariz a la cola y pesó nada menos que 34 kilos.
En cuanto al perro, un ejemplar adulto de dogo argentino puede llegar a superar los 45 kilos. Estamos, pues, ante una lucha desigual en tamaño que se podría explicar en base a dos motivaciones. La primera, es que padezca rabia y esta enfermedad lo lleve a comportarse de manera tan agresiva. Pero hay una segunda razón que vemos más probable.
Una emboscada común en los cánidos salvajes
“Lo que está intentando es que lo persiga hasta el lugar donde está aguardando la manada para atacarlo entre todos. Ten mucho cuidado”. Así advierten al dueño de Yumi sobre lo que ha podido ocurrir.
Ante esto, hay que señalar que, si bien los coyotes son animales que pueden vivir en solitario, en parejas o en grupos más o menos numerosos, su vida social es menor que en especies como el lobo. Aunque son frecuentes las manadas de entre 3 y 7 ejemplares. Y una estrategia de caza muy conocida entre los cánidos depredadores consiste precisamente en lo que le apuntan al propietario del perro. Un adulto reta a un enemigo poderoso, como es el dogo argentino, para separarlo de sus propietarios o de otros canes. Cuando es perseguido, sabe perfectamente adónde dirigirse. Allí espera el resto del grupo, que caerá sobre el perro de manera incontestable.
Pero la familia del dogo conoce bien el comportamiento de estos depredadores y por eso se esfuerzan en llamar al perro para que regrese junto a ellos. Así lo explica: “La llamé porque el área en la que iba a seguir persiguiendo al coyote es generalmente donde suelo ver varios de ellos acechando y escondidos en la hierba alta y no estaba seguro de si el objetivo era atraerla allí. Me encanta su valentía, pero no voy a poner a mis perros en una situación en la que estén superados en número”.