Se monta en su propio jabalí como si se tratase de un caballo
Un abuelo adoptó un jabalí huérfano y lo crio en cautividad hasta que se convirtió en un gigantesco animal. Ahora puede ir a los sitios subido a la espalda del macareno.
La historia sucedió en Corea del sur. Allí, un hombre solitario salvó de la muerte a un jabalí huérfano y comenzó a alimentarlo. El rayón se acostumbró a la buena vida que le proporcionaba el anciano y se quedó con él. Poco a poco fue creciendo hasta convertirse en un gigantesco ejemplar. Desde entonces, hombre y bestia han sido compañeros inseparables.
Encontró al rayón solo en mitad del bosque
En esta ocasión, viajamos hasta la aldea de Wonju, una villa rodeada de colinas y campos de arroz. Allí vivía solo Kim Sun-Ho, un viudo cuyos hijos se habían mudado años atrás a grandes ciudades en busca de una vida mejor. El veterano campesino acostumbraba a salir cada mañana y se adentraba en el bosque para recoger leña. En uno de estos trayectos encontró a la cría de jabalí. Sus gruñidos le guiaron hasta el lugar donde ese encontraba. Estaba solo, aparentemente herido y sin otros congéneres cerca. Decidió llevarlo a casa para curarlo y alimentarlo hasta que se recuperara. Pero estos cuidados se fueron alargando hasta el punto en que el jabalí recibió un nombre, Hong Buki, que en coreano se traduce como Felicidad.
Juntos por las calles del pueblo
Los cuidados fueron sustituidos por adiestramiento, como si de un perro se tratara, y todo ello desembocó en una relación de lealtad que maravilla a todo aquel que presencia las imágenes protagonizadas por el cochino y el anciano. Sobre todo, por la asombrosa capacidad de aprendizaje que ha demostrado Hong Buki. Esto permite al hombre llevarse al jabalí a los recados que realiza en la aldea. Ambos caminan por las calles del pueblo entre la gente, vecinos que ya se han acostumbrado a cruzarse tranquilamente con un animal de más de 150 kilos. Y, en ocasiones, como vemos en la fotografía, montándolo como si de un caballo se tratase.