Un pescador submarino descubre de la peor manera qué pez no vuelve a abrir la boca cuando muerde
Videonoticia

Un pescador submarino descubre de la peor manera qué pez no vuelve a abrir la boca cuando muerde

Ha cerrado sus mandíbulas y no las abrirá de nuevo. Este aficionado a la pesca con arpón deberá actuar con sumo cuidado para no perder una parte de su brazo ante el temible mordisco de este pez.


El pez ballesta congrega a 40 especies que pueblan todos los mares del planeta. Los hay de tamaño enorme, de hasta 1 metro de longitud, como el pez ballesta de las rocas que encontramos si visitamos el Pacífico Oriental. Pero en el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico habita el Balistes Carolinensis, que suele medir entre 30 y 40 centímetros y es de color gris verdusco o azulado.

Cuidado con su ‘ballesta’

Estamos ante una especie que, cuando es encontrada por un pescador submarino, no entraña dificultad alguna a la hora de intentar capturarlo. Esto se debe a que estamos ante un pescado que no teme a los depredadores debido a sus poderosas ‘armas’ de defensa. Vamos a centrarnos en dos de ellas. La primera, la que hace referencia a su denominación, la ballesta. Se trata de un grupo de espinas dorsales que utiliza para disuadir a sus posibles depredadores. Son espinas muy fuertes, gruesas, que terminan en punta que se calvaría en la boca del desaprensivo que intente engullirlo. Este sistema defensivo puede ‘desbloquearse’ presionando la espina más pequeña. Esto llevará a la de mayor longitud a poder plegarse sobre el lomo del pez.

 

Una mordida temida por los que conocen la especie

El otro ‘fuerte’ de estos peces lo ha descubierto este pescador submarino, probablemente novato y sin mucha experiencia ante los ballesta: su terrible y fortísima mordida. Utilizan sus potentes dientes de manera natural para acceder al interior de los erizos marinos o de animales que están protegidos por duras conchas, haciéndolas añicos con pasmosa facilidad. Y, cuando cierra sus mandíbulas, resulta tremendamente complicado conseguir que las abra de nuevo. Cualquier pescador docto en la materia evitará su pequeña boca y manipulará a estos peces por la parte posterior de su cabeza, que se funde con el resto del cuerpo.

Comparte este artículo

Publicidad