Insólito: un lobo se acerca a tres metros de unos cazadores
Se encontraban recechando corzos y el depredador se guio por su oído hasta acabar a escasos metros de distancia, brindando una escena y una experiencia inolvidable que compartimos a continuación.
El reclamo del corzo, utilizado para que los ejemplares objeto de caza salgan de sus escondites en el monte y se dejen ver, suele funcionar con los animales de la especie a la que pertenece esa llamada. Pero también ejerce una efectividad altísima con los depredadores que se encuentran en las proximidades y cuyo objetivo es el mismo que el de quien utiliza esas llamadas artificiales. Es lo que les sucedió ayer a Bea Rosete y a Iván Mieres. Se encontraban escudriñando el monte en busca de un corzo macho al que intentar abatir. Pero, como ella misma subraya, “En esta ocasión el reclamo no nos trajo corzos, pero nos permitió vivir una experiencia de esas que no se olvidan”.
La totalidad de los cazadores se sienten orgullosos de las vivencias que estar en el campo le brindan distintas especies animales. Quienes han tenido la fortuna de divisar un lobo o una manada de estos depredadores en la lejanía, lo atesoran entre sus mejores recuerdos. La majestuosidad y lo reticentes que son a dejarse ver de estos animales lleva al corazón de quien lo contempla a acelerarse y a convertir esa vivencia en algo inolvidable. Así que imagina si uno de estos animales se acerca a una distancia de unos pocos metros y se queda ahí venteando durante unos segundos.
Un joven lobo curioso y engañado por el reclamo de corzo
Bea, cazadora de cuna y profesional de la comunicación, nos cuenta que la primera vez que vieron al lobo, les separaba una distancia considerable. Así lo narra: “Lo vi a simple vista, estaría a algo más de 150 metros. Venía solo, decidido, siguiendo el sonido de lo que él creía iba a ser una corza”.
El uso del reclamo, que pretendía acercar a corzos encelados, llevó a e
ste curioso cánido salvaje a fiarse de lo que le transmitía su aún inexperto oído. La cazadora nos indica que se trataba de un ejemplar joven, “de aproximadamente un año de edad”. Y su oído le decía que había una corza o un corcino por allí.
“Verlo en la distancia ya fue increíble, pero verlo subir directo a nosotros hasta quedarse a escasos 3 metros fue sencillamente impresionante”, continúa Bea. “Venía en busca de un corcino al que devorar y cuál sería su sorpresa, al encontrarse con nosotros”.
¿Qué pasó después?
Le hemos preguntado a la cazadora cómo acabó esta tensa situación. La persona que aparece en la imagen grabando lo que sucedía es el suegro de Bea. Su posición nos sirve para hacernos una idea de lo extremadamente cerca que llega a ponerse el lobo. Algo peligroso. No olvidemos que se trata de un súper depredador y que, aunque sea un ejemplar joven, no resulta seguro tenerlo a tan escasa distancia. De esta manera nos cuenta cómo acabo todo: “Al final del vídeo, cuando ya estaba tan cerca de mi suegro, le espantamos porque era jugársela. Ya sabemos que en el monte, y sobre todo con los animales, hay que ser cauto. Antes de salir corriendo se lo pensó varios segundos”.