La crudeza de la naturaleza: un corzo macho trata de aparearse con una corza sin vida mientras el corcino permanece junto a ella
Una cámara de foto trampeo colocada por un naturalista ha grabado estas desgarradoras imágenes. La naturaleza a veces es cruel y no tiene piedad de nadie.
El celo del corzo se produce entre los meses de julio y agosto. Durante este período, tras el nacimiento de los corcinos durante los meses de mayo y junio, machos y hembras copulan repetidas veces a lo largo del día. En esta época del año se caza la especie con el uso de reclamos. El buttolo y los Clausen son los señuelos más utilizados por los cazadores en esta modalidad de caza. El primero reproduce el sonido de la cría, de la corza en celo o la hembra perseguida por el macho en función de la presión ejercida y los orificios que se tapen del dispositivo, mientras que el segundo suena con la boca e imita la llamada del corcino y el sonido de cortejo de la corza cuando está con el macho.
El corzo macho embiste al corcino que permanece junto a su madre muerta
El naturalista y fotógrafo neerlandés propietario de la cuenta de Instagram Wildcamera in Friesland ha grabado este impactante documento en los bosques de su país natal. Un corcino se encuentra junto a su madre pese a que esta yace sin vida junto a un árbol. En escena aparece un macho joven. A pesar de que la corza está tumbada en el suelo el ejemplar la golpea con la cuerna para intentar copular con ella. Al no lograr su objetivo, paga su frustración embistiendo a la cría.
Ambos abandonan el plano de la cámara mientras el macho persigue al corcino. El corzo es el único cérvido europeo que presenta diapausa embrionaria. El óvulo una vez fecundado comenzará su desarrollo meses más tarde, unos 170 días aproximadamente. Tras este periodo su crecimiento será de 130 días. El ciclo reproductor de las poblaciones del sur de la Península Ibérica se produce un mes antes, con respecto al resto de los corzos ibéricos.