‘Pan comido’: un zorro se toma al pie de la letra la expresión
Un joven recibe la visita de un zorro en la obra en la que trabaja y, dentro de lo que cabe, terminan haciendo buenas migas.
No es muy habitual ver a un zorro interactuando con personas. Por su naturaleza salvaje, independiente y huidiza, lo más frecuente es que eviten el contacto directo y huyan de la presencia humana. Por eso es curiosa la escena que inmortalizó el joven asturiano Alex Mieres durante su cercano encuentro con un raposo. No es ni la primera, ni la segunda. El año pasado ya compartió con nosotros un tierno vídeo de unos cachorros de zorro jugando a las puertas de su casa. Puedes verlo haciendo clic aquí.
El zorro llega hasta los pies del joven
Mieres se encontraba trabajando en una obra en el municipio de Tallones, en Piloña (Asturias). De pronto vio como una cabeza asomaba curiosa entre los arbustos, ¡era un zorro! No aparentaba miedo alguno. De hecho, en lugar de huir comenzó a caminar hasta donde se encontraba el autor del vídeo. Este último le ofreció pan al animal y pese a ser reconocido por seguir una dieta fundamentalmente carnívora, no dudó en aceptarlo.
Seguramente el hambre fue lo que consiguió acercar al zorro, y es que el motivo de que un depredador así se acerque a las personas es la búsqueda de alimento.
“¿Qué haces aquí, ho? ¡Pero bueno!” —exclama el joven. El depredador le mira y mueve las orejas, como si le atendiera. La tranquilidad que muestra es propia de una mascota.
Estas son las razones por las que se acercan a buscar comida
Los zorros y otras especies salvajes, cuando habitan cerca de zonas urbanas o periurbanas, tienden a perder el miedo natural a las personas. La costumbre y la convivencia hacen que estos predadores cojan una confianza que, en condiciones normales, no adquirirían.
La otra razón es el aprendizaje por asociación, un comportamiento que comparten con los perros. Es algo como el famoso experimento de Paulov: cada vez que este ponía comida a los perros, estos salivaban. Decidió hacer sonar una campana a la vez que les alimentaba, lo que le permitió observar que, después de hacerlo en repetidas ocasiones los perros salivaban únicamente por escuchar la campana. Habían empezado a asociar el estímulo sonoro con la comida.
Los zorros, por su parte, si tienen una experiencia positiva con un humano como es adquirir alimento, volverá a acercarse porque asociará a la persona con la comida.
Un caso similar
No te pierdas otro vídeo que refleja la desvergüenza de los zorros cuando el hambre les aprieta.