Una codorniz desafía a un guarda rural con su canto
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Una codorniz desafía a un guarda rural con su canto

El profesional atrae al macho encelado hasta su vehículo de trabajo con un reclamo. El celo de la especie es tan intenso que el canto de la hembra atrae de tal manera al macho que no toma precaución alguna frente a los depredadores cuando va en su busca.


El guarda que ha publicado esta grabación en su cuenta de Tiktok es Miguel Osuna, uno de los guardas rurales del ayuntamiento sevillano de Fuentes de Andalucía. El consistorio de esta localidad apostó hace 8 años por la Guardería Rural para realizar funciones de vigilancia, seguridad privada en el entorno rural y labores de conservación de la fauna silvestre y del medio ambiente. El profesional hace uso de las redes sociales para inculcar, sobre todo a los más pequeños, valores medioambientales y para dar a conocer la fauna ibérica.

El guarda rural escribe unas emotivas palabras al recordar a su padre

Miguel, al igual que otros muchos cazadores de diferentes puntos de la Península Ibérica, ha visto como un importante contingente de codornices ha elegido los terrenos que gestiona para criar. Durante una patrulla de vigilancia oyó el canto de varias codornices. No pudo resistirse, al recordar sus vivencias con su padre, atraer a las aves con un reclamo por el simple placer de contemplarlas. Uno de los machos que había en la zona llegó a desafiarlo con su canto a pocos metros de su coche de trabajo.

@guarda.ruralosuna

El canto de la codorniz...

♬ sonido original - Miguel Osuna

 

Estas son las palabras que el guarda dedica a su padre

"Una tarde más que anochece, y el campo habla. Te hace recordar momentos entrañables. Recuerdo, como si fuese ayer, las tardes próximas al verano, aquellas tardes que escuchaba el motor de aquella montesa que se acercaba a mi casa y que traía a mi padre después de su jornada de trabajo. Yo, un niño, esperaba aquel momento con ansias, ya que mi padre me tenía "envenenado" con su talante y sabiduría con las cosas del campo. Después de tomarse un café y una tajada de melón, y tras asearse un poco, yo esperaba el momento en el que me dijera "¿Te vienes?". Íbamos al campo a disfrutar de la naturaleza y contemplar el atardecer. Qué tiempos aquellos, qué infancia tan bonita tuve junto a él.

Qué recuerdos me ha traído esta codorniz. Seguramente en algún lugar del cielo todavía siga disfrutando del campo, o quizás mi padre se haya reencarnado en esa codorniz para recordándome que todavía está conmigo".

 


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