La caza del corzo a rececho en monte cerrado
La caza de ejemplares que han elegido zonas con vegetación densa como territorio aumenta notablemente la dificultad del lance. Te contamos cómo un joven cazador gallego ha logrado vencer la partida a uno de estos machos tras seis semanas de búsqueda.
Héctor Araujo es un cazador de 19 años. Es un apasionado a la caza del jabalí con perros y al rececho del corzo. El perrero es propietario de una rehala junto a su padre. Cazan en los montes gallegos con podencos andaluces.
La astucia del corzo puso a prueba al joven cazador
Héctor vio por primera vez al macho en marzo en un coto de Orense. Antes de permitirse la caza de la especie en Galicia visitó en numerosas ocasiones el acotado para estudiar las costumbres del macho. En muchas de estas jornadas de observación no llegó a verlo. El corzo estaba en una zona, según el cazador, muy complicada de cazar. Un monte cerrado con unos pequeños claros en su interior. Hecho que dificultaba enormemente el acercamiento al animal.
Héctor junto al escurridizo corzo abatido en un bosque de Orense.
Tan sólo abandonaba la vegetación para visitar los prados próximos a la espesura de madrugada. Una de las cámaras de foto trampeo instaladas en el coto para gestionar las poblaciones de animales lo había inmortalizado en más una ocasión a las 5:00 horas. Después de seis semanas de recechos y esperas, la perseverancia del cazador le permitió ponerlo a tiro de su rifle rifle Browning BAR 2 del calibre .30-06 Sp. Lo abatió a 190 metros de distancia de un único disparo en la linde del monte cuando estaba a punto de anochecer.