Un lince ibérico salta fácilmente una valla de más de dos metros de altura para ir a cazar patos
Fototrampeo

Un lince ibérico salta fácilmente una valla de más de dos metros de altura para ir a cazar patos

Un vídeo impactante que nos muestra la tremenda agilidad del mayor felino salvaje que habita nuestros montes, el lince ibérico.


El vídeo, grabado en el Parque Natural de la Sierra de Andújar, nos enseña que existen muy pocas barreras artificiales que puedan interponerse entre un lince ibérico y el camino que sigue. Ni siquiera un alto vallado metálico que se alza a más de dos metros sobre el suelo.

La agilidad del lince ibérico

El animal llega al pie de la estructura metálica, se sienta para poder mirar hacia arriba y, desde esta posición, activa todo su cuerpo, impulsado por sus fuertes y ágiles patas traseras, para alcanzar una altura suficiente en el salto que le permita apoyarlas en la verja y volver a impulsarse. Esto basta para que sus manos alcancen la parte alta. Con esto conseguido, al felino le resulta muy sencillo encaramarse y comenzar a bajar al suelo, ya al otro lado, caminando por uno de los apoyos de la cancela.

Las imágenes, cedidas por su autor, Antonio Cañones, a la redacción de Club de Caza, representan una parte del trayecto de un lince ibérico adulto hacia una de sus zonas de caza.

 

Este es uno de los más de 2.000 linces que habitan nuestras sierras y que encuentran en la Sierra de Andújar jienense un hábitat ideal que ha convertido esta zona en uno de los núcleos naturales más poblados por la especie, que cuenta, según el último censo, publicado el 17 de mayo de este mismo año, con 1.299 ejemplares adultos o subadultos y 722 cachorros.

Un lince caza una ardilla tras un espectacular salto

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Fuente: MITECO.

La población de lince continúa expandiéndose, tanto numérica como territorialmente. Ya son 14 las áreas geográficas distintas donde la especie se reproduce y nuevas zonas de presencia estable en la Región de Murcia y en las provincias de Albacete, Badajoz, Toledo y Ciudad Real. La tendencia de la población es positiva y continua desde 2015, lo que permite seguir siendo optimista por la reducción del riesgo de extinción del lince ibérico que supone. En un período de alrededor de 20 años, la población ha pasado de menos de 100 ejemplares contabilizados en 2022 a más de 2.000 en 2023. Y en los últimos años el incremento es aún más destacable, puesto que en 2020 la población total era de 1.111 linces y tres años más tarde se han añadido casi 900 individuos más a la población ibérica.

 


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