Graban un rebeco corriendo por las calles de una ciudad
Un peatón graba, desde escasos metros, a un rebeco paseando por las calles de la ciudad francesa de Besançon.
Medios franceses se han hecho eco de la escena que la cuenta @yoripex ha publicado en Tiktok. Casi 15.000 visualizaciones y 250 personas compartieron al rebeco que bajó de excursión hasta el núcleo urbano de Besançon. El animal paseaba muy tranquilo hasta que el autor de la grabación se acercó a pocos metros de él, momento en el que este salió corriendo.
“Esa antigua ciudad española”
Besançon, situada en la región de Borgoña-Franco Condado, es conocida por ser la ciudad natal de Víctor Hugo. Fue él precisamente quien la denominó antigua ciudad española y es que la buena relación entre esta región y nuestro país se remonta a los tiempos del emperador Carlos. España ha marcado el corazón de sus habitantes que, aunque franceses de nacimiento, valoran y comparten la gastronomía, la cultura y las costumbres españolas.
Ciudad de los rebecos
Encontrar jabalíes en las ciudades es cada vez más usual en nuestro país. También los ciervos se dejan ver con relativa facilidad, e incluso algún que otro corzo. Por el contrario no es tan fácil avistar un rebeco por diversas razones, principalmente por su preferencia por la alta montaña y su naturaleza esquiva. Besançon, sin embargo, es una excepción pues no es la primera vez que sus vecinos filman ejemplares de rebeco por sus calles. El último es el que os mostramos a continuación.
@yoripex Il s’est échappé de la citadelle je crois #besancon #chamois ♬ original sound - *
Antes que este, el pasado 28 de mayo, otros cinco animales fueron grabados cruzando una vía de tren en la misma ciudad. Lo hicieron segundos antes de que pasase el ferrocarril. Podría parecer que salvaron su vida por poco pero la realidad es que nunca han tenido que lamentar accidentes con animales. “Besançon es una ciudad natural, con animales que pueden cruzar por la mañana temprano o por la tarde” afirmaba el gerente francés de la red de tranvías. La costumbre de encontrarse con ellos nos da a entender por qué el tren llegó tan despacio al punto donde, segundos antes, habían pasado los rebecos.