El director general de Derechos de los Animales reconoce que la Ley de Bienestar Animal tiene graves errores
José Ramón Becerra ha admitido frente a criadores y propietarios de animales exóticos que la ley tiene errores. Aún así, ha dicho que no se va a modificar.
El sustituto de Sergio García Torres ha indicado que “cambiar y corregir” la ley “implica pasar por el Congreso de los Diputados”, algo que no hará dada la supuesta situación de “polarización social y política”.
El director de Derechos de los Animales acude al Universal Fauna Congress
La expectación era alta desde el momento en que Becerra -máximo responsable del desarrollo normativo de la Sociedad Ley de Bienestar Animal- confirmó su asistencia al Universal Fauna Congress para criadores y propietarios de animales exóticos, celebrado este pasado fin de semana.
Los criadores y propietarios critican que, por razones meramente ideológicas, la Ley de Bienestar Animal pone en peligro el futuro de ese tipo de mascotas, permitidas por los tratados internacionales (CITES).
“Se cometieron errores” pero…
Durante su intervención, Becerra justificó el desastre legislativo de su antecesor, Sergio García Torres, a pesar de reconocer que “es evidente que se cometieron errores, en algunos ocasiones, incluso groseros”.
Aun así, Becerra descarta derogar o modificar la ley debido a la frágil situación del gobierno de coalición en el Congreso.
“La mayoría de esos errores, diría yo, son subsanables. La cuestión es que la ley proviene del Poder Legislativo y, por lo tanto, cambiarla y corregirla implica ir al Congreso de los Diputados en la situación de polarización social y política en la que nos encontramos. Es complicado cambiar una ley a pesar de tener errores”.
¿Y entonces?
La solución para Becerra es matizar y concretar los errores a través del desarrollo normativo de la ley. Justifica que, siendo miembro del Gobierno su deber es cumplir la ley y hacerla cumplir. Sin embargo, y al igual que ha admitido que la ley tiene errores, dice que su obligación y vocación es escuchar a quienes se sienten perjudicados, para que, en el desarrollo reglamentario, se traten de minimizar los perjuicios.
Becerra y la caza
Si bien el sustituto del polémico Sergio García Torres parecía ser más conciliador, sus palabras hacia la actividad cinegética no lo dejan en muy buen lugar.
En una entrevista que concedió hace algunos meses a “El País” tachó a la caza de ser una actividad “de tiempos pasados” que, supuestamente, cada vez suscita menos apoyo en la sociedad. Asimismo cree que de no lograr adecuarse a los nuevos tiempos la cinegética desaparecerá. Según él, para la mayor parte de la sociedad española “no es defendible matar animales por diversión o por placer”.
Respecto a esta última frase, cuesta entender cómo puede afirmar eso en lugar de poner en valor primeramente la necesidad de la caza como herramienta de gestión y conservación; segundo, el valor nutricional que supone la carne de caza en una sociedad cada vez más preocupada por la salud y por último, los ingresos económicos que reporta al medio rural.