Una liebre lista y un perro de caza sin olfato
Una liebre es grabada corriendo por el monte. De repente se detiene y se oculta entre la vegetación. Queda inmóvil y entendemos enseguida el motivo. Un perro de rastro se acerca peligrosamente.
La eficaz capacidad de mimetismo es uno de los recursos de supervivencia más útiles para las distintas especies de liebre que habitan prácticamente en todos los rincones del mundo, desde los más calurosos desiertos hasta las zonas más gélidas. Un mecanismo de defensa que pretende, y muchas veces consigue, engañar a la vista de infinidad de depredadores, pero que resulta menos útil ante el desarrollado olfato de estos y de los perros tradicionalmente seleccionados para seguir el olor que desprende esta especie cinegética.
Liebres que engañan a los perros
Pero no resulta extraño asistir a escenas en las que estos perros especialistas en seguir de manera casi milimétrica los rastros de las rabonas pasan literalmente por encima de ejemplares que, acosados hasta el punto de no encontrar otra salida, se ‘aplastan’ en el suelo aprovechando cualquier mata de vegetación o terrón de barbecho, para intentar despistar a los canes rastreadores. Abajo te dejamos una selección de las grabaciones más impactantes que recogen estas situaciones.
Una liebre se burla magistralmente de un perro de caza que sigue su rastro
Aunque las liebres se caracterizan por acumular una buena lista de recursos para escapar de sus depredadores, ya sean rapaces, mamíferos como el zorro, el lobo o el lince, o de los perros que las cazan. Uno de los más llamativos es cuando avanzan por una zona del bosque y se detienen para escuchar a sus perseguidores. Entonces, vuelven sobre sus pasos y efectúan largos y potentes saltos para difuminar su rastro. Esto lleva a percibir a sus depredadores que el rastro ha acabado, desconcertándolos y consiguiendo que pierdan un tiempo precioso que emplean para alejarse lo más posible de ellos.