Antonio Horcajo, cazador activo que nació en 1937
Un cazador que ha vivido la Guerra Civil Española, con muchas penurias y la caza una vez más es el sustento de la familia. Vive en Madrid, lo que más le gusta es la caza del conejo al salto. Últimamente se ha unido a la montería. Hablamos con él en mitad del campo.
Antonio Horcajo, ¿cómo ha sido tu infancia y juventud, en una guerra civil?
Yo he cazado desde niño. Con ocho años iba con los perros de mi padre (dos galgos y tres podenquillos) para cazar liebres y conejos. Lo necesitábamos para comer en casa. No tenía arma alguna. Alguna perdiz caía con la percha, las vendía para sacar unas perras para el fin de semana. También recogía pájaros, espárragos y setas. Eso era todo para vender. Cuando empecé a trabajar, con diez años, me daban siete pesetas por estar todo el día con las ovejas. A los dieciocho años me puse a labrar el campo con las mulas. A los veinticinco me metieron en una brigada de Telefónica para hacer hoyos para los postes. En esa empresa estuve mas de treinta años, hasta 1996 que me prejubilaron con 59 años.
Antonio, además de trabajar desde pequeño, supongo que tendrías algo de tiempo libre… ¿para jugar con amigos y vecinos?
Con el ganado estaba todos los días de la semana, incluidos los días festivos. El día que te dejaban irte a la cama “pronto” era porque a las cuatro de la mañana había que levantarse para ordeñar las ovejas. No pude disfrutar como veo hoy que lo hacen los niños. Yo no fui niño, no me dejaron ir de fiesta.
Como ganadero que eras, ¿cómo veías el campo?
En el campo ahora, en mi pueblo, no veo ganado. Mi padre estuvo cuarenta años de mayoral con 4-5 criados en ca Guillermo Duque, se jubiló a los setenta años. Aquí en Cobeña, donde vivo desde que nací, apenas fui a la escuela. Cada vez que le faltaba un criado me llevaba a mi en su lugar
Antonio, ¿cuándo empezaste a cazar y cómo sigues todavía, con casi noventa años que tienes?
Jo… ahora se caza con escopeta y perros con mucha tranquilidad. Cuando yo empecé a cazar aquí esto, estaba libre, había muy poca caza lo primero y lo segundo, te tenias que meter en los vedados para cazar alguna liebre con los galgos. Por la noche, con la luna, a buscar conejos cogiendo el aire en contra para que no te olfatearan a ti.
¿Qué escopeta usabas?
¿Qué?… Ay, escopeta. No tenía. Me dieron el permiso de armas en el año 1960.
Pero ahora, estás cazando ¿qué escopeta y qué perro utilizas?
Tengo un perro “pocholo” con las orejas muy grandes, pesará unos veinticinco kilos, que me trae los conejos que pilla en los ‘bujeros’. A veces que me trae dos, se da otro viaje. Es una maravilla.
Antonio antes, cazabas conejos ¿qué hacías con ellos?
Es que antes no había caza y el día que te cogían un conejo era una alegría inmensa. Ahora no los quiere nadie, esa es la diferencia. Yo, tengo un arcón en casa con casi cuarenta conejos congelados. Porque como nadie los quiere, me los guardo y cuando me piden uno se lo doy, o dos, o los que me pidan. Otras veces los como yo.
La Guardia Civil, siempre ha controlado al cazador, pero antes ¿exigían tantos documentos y ponían tantas pegas como hoy, con zonas de seguridad?
Sí, a mí con doce años estando con el “china”, que estaba en la mili (ya ha muerto), yo llevaba los perros de mi padre. Él y sus amigos no tenían perros, íbamos a la zona del casetón del Soto del Duque. Los guardias iban en bicicleta. Un día me cogieron porque los perros se metieron en un zarzal y no tenía escapatoria, y me sacudieron un par de hostias por no acusar a mi amigo, que había huido por las alfalfas cruzando el río hacia San Sebastián, estoy hablando del “China” y otro, el “Mayo”, se fue tras él y cayó en un hoyo del regado de las alfalfas le pegaron con el mosquetón en la cabeza y salió corriendo, estaba yo que bramaba. Así y todo, no pudieron pillarle. Si le cogen ja… ja… y eso que iban en bicicleta.
Antonio, si te diesen a elegir cazar en tu época de mozo o ahora de mayor ¿qué elegirías?
Ahora es más fácil, tienes escopeta. Antes no teníamos nada hasta los dieciocho años. La primera escopeta que pude usar fue porque me la dejaron con catorce años, era de un cañón del calibre 16, de uno que labraba la huerta del valle, tenía macho y hembra de perdiz, y con eso cazaba yo, aunque era jugársela.
Antonio, con 87 años, sigue saliendo de caza al conejo. A la derecha, con Cesáreo Martín durante la entrevista.
Además de la caza, sé que te gusta la micología, ahora estás con los cardillos y los espárragos. En otoño, con las setas. ¿Te sigue gustando el campo?
Más que a un tonto los tomillos porque a mi dicen en casa que me voy a quedar un día en el campo, pues moriré feliz porque es lo mejor que puedo hacer. Me he pasado la vida en el campo y de grande me gusta seguir en él.
A tus nietos y a la gente joven de hoy, como cazador y hombre feliz del campo ¿qué les dirías?
Buenooo, a mi nieto le gusta que yo le de espárragos, las setas no tanto. Los espárragos sí le gusta que se los dé. No me dice nada. Son las hijas las que me lo dicen que vas salir un día al campo y no vas a volver.
Antonio Horcajo, 87 años, cazador activo y recolector de productos del campo muchas, gracias por atendernos para contarnos tus experiencias. Que lo sigas cazando bien.