En vídeo: la lucha de las liebres durante el celo

En vídeo: la lucha de las liebres durante el celo

Las peleas entre liebres silvestres son principalmente el resultado de la competencia por recursos y territorio, así como de los comportamientos relacionados con la reproducción y la jerarquía social.


En el vídeo que os presentamos, podemos ver claramente cómo es el comportamiento habitual de las liebres entre sí. Las razones de estas peleas pueden deberse a múltiples causas y pueden pasar de ser muy livianas, como un simple juego, a tremendamente encarnizadas o auténticos combates de boxeo. Estas luchas pueden involucrar patadas, mordiscos y golpes con las patas delanteras. Las peleas pueden ser cortas y rápidas o prolongadas, dependiendo de la determinación de los contendientes.

Luchan por el territorio

El territorio es crucial para la supervivencia y el éxito reproductivo de las liebres, ya que proporciona acceso a alimentos, refugio y áreas de reproducción seguras. Estos animales tienen un perfecto conocimiento del territorio donde habitan, teniendo localizados en todo momento los perdederos y escondites. Son muy territoriales, y los conflictos pueden surgir cuando dos o más individuos intentan reclamar el mismo territorio para alimentarse, descansar o reproducirse. Antes de que ocurra una pelea física, es posible que las liebres utilicen una serie de comportamientos de advertencia para comunicar su intención de defender su territorio. Estos pueden incluir vocalizaciones, posturas corporales amenazantes y exhibiciones visuales como golpear el suelo con las patas traseras.

Compiten por la alimentación

En áreas donde los recursos son escasos, las liebres pueden pelear por el acceso a alimentos como hierbas, hojas y brotes tiernos. Cuando varias liebres encuentran una fuente de alimento, puede surgir agresión entre ellas mientras intentan acceder a la comida. Esto puede incluir empujones, mordiscos y patadas entre los individuos.

Pelean por la jerarquía social

Las liebres tienen una jerarquía bastante clara, la cual es muy importante para su supervivencia porque las que tienen un rango alto tienen más posibilidades de sobrevivir en la naturaleza y se reproducen con mayor probabilidad. Por ello, pueden participar en peleas para establecer una jerarquía social dentro de su grupo o población. Estas jerarquías determinan el acceso a recursos y oportunidades de apareamiento. En estos grupos se establece una jerarquía social, que guarda relación con el tamaño de los animales, y que permite a los individuos dominantes obtener ventajas en cuanto a zonas de alimento sobre los subordinados.

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La competencia por las hembras

Durante la temporada de apareamiento, los machos pueden luchar entre sí por el derecho a aparearse con hembras receptivas. Esto puede incluir enfrentamientos físicos para establecer dominio sobre un área y atraer a las hembras. El celo de la liebre es uno de los espectáculos más peculiares que se pueden contemplar en el campo. Los machos emprenden alocadas carreras persiguiéndose unos a otros en grupos. Se paran en los claros y se pelean a manotazos, como en un combate de boxeo. La lucha no es más que una expresión de egoísmo para transmitir los genes propios a la hembra que ejerce de espectadora de la pelea. El ritual de apareamiento de las liebres es bastante curioso: la hembra hace que el macho la persiga durante varios kilómetros, probando así si es un buen candidato. Si lo consigue, se apareará con él. Sin embargo, si no está preparada para aparearse con un macho que la persigue, podría ponerse en pie, apoyándose en sus extremidades posteriores, y pegarle un buen derechazo como podemos ver en el artículo que hemos publicado bajo el título de “Solo sí es sí”.

Y el estrés

En situaciones de alta densidad de población o en entornos estresantes, las interacciones agresivas pueden aumentar debido a la competencia por recursos limitados y el aumento de la tensión. En otros casos es un comportamiento instintivo, especialmente cuando se sienten amenazadas o desafiadas.

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