Menuda sorpresa se llevó un joven cazador al ver los colmillos del jabalí que acababa de abatir en una batida social
En un primer momento, el montero pensó que se trataba de una hembra de gran tamaño. No supo que lo que había abatido era un impresionante navajero hasta el instante en el que se dio por finalizada la cacería.
A pesar de su juventud, no es el ejemplar de mayor tamaño abatido en la breve pero intensa trayectoria cinegética del cazador. El montero consiguió un macho de 130 kilos en una batida celebrada en Borja, municipio zaragozano ubicado en la comarca del mismo nombre. Tras ser homologado el trofeo por Julián Causapié obtuvo una puntuación de 102,5 puntos.
Abate tres jabalíes en un inolvidable día de caza
Álvaro Tejero es un cazador de 21 años nacido en la provincia de Zaragoza. El pasado fin de semana el montero decidió desplazarse hasta Huesca para participar en una batida de cochinos. Al cazador le tocó en suerte en la cacería un puesto situado en un cierre. Tuvo que andar más de treinta minutos cuesta arriba para llegar a la postura ubicada en un cortadero.
Nada más soltar los perros, dos jabalíes pasaron por las cercanías del puesto. Debido a la distancia a la que estaban y a la densa vegetación, el cazador no pudo abatir ninguno de los dos animales. Solo 45 minutos más tarde, Álvaro abatió una jabalina de unos 50 kilos de peso que trató de cruzar el camino.
Jabalí de 130 kilos abatido anteriormente por le cazador.
Rodeado por una piara de jabalíes
Tras abatir a la hembra, según nos cuenta el cazador, se vio más de un minuto sitiado por un numeroso grupo de jóvenes jabalíes. Debido a su porte, decidió indultarlos. Transcurridos cinco minutos del lance vio como un jabalí de gran tamaño asomaba unos segundos la cabeza en el cortadero. Iba acompañado de otro animal menos corpulento. Debido a esto en un primer momento pensó que se trataba de otra cochina.
Jabalí de 130 kilos abatido anteriormente por le cazador.
En el instante en el que volvió a ver al suido disparó su arma. No podía verle la cabeza entre la espesura cuando apretó el gatillo. Justo antes de finalizar la cacería el zaragozano abatió otro macho de 75 kilos. Al darse por terminada la montería, fue un rehalero al llegar a su puesto el que le avisó que era un macho armado con unos formidables colmillos. El macareno no solo destacaba por su boca, también lo hacía por sus 100 kilos de peso.