Un cazador abate un jabalí medalla de oro a la espera gracias a un perro de sangre
Nana, es una teckel de siete años, a la que un cazador de cochinos extremeño a adiestrado para el puesto fijo. La perra alerta al esperista con sus gruñidos de la llegada de los jabalíes minutos antes de que entren en plaza.
La Federación Cinológica Internacional reconoce tres variedades de teckels en función de su pelo, corto, duro y largo. Las primeras referencias de la raza las tenemos en la Edad Media. El Club más antiguo del que tenemos constancia dedicado a la cría del teckel es el "Deutsche Teckelklub", fundado en 1888.
Todo preparado en el puesto de espera al jabalí.
Un jabalí con unos colmillos de 18 centímetros de longitud y 2,5 de grosor
Entre los cochinos cazados por Paco Hormigo, un cazador nacido en Valencia de Alcántara, municipio de la provincia de Cáceres, hace 51 años, se encuentra un impresionante macho medalla oro. Tras ser homologado por la Junta de Extremadura obtuvo una puntuación de 112 puntos.
Este y otros muchos ejemplares los ha cazado el extremeño gracias a los portentosos vientos de Nana. La perra gruñe cuando un cochino está cerca del puesto en el que se encuentra su dueño. Paco solo necesita mirarla para que vuelva al silencio. A pesar de no estar atada permanece inmóvil pese a la proximidad del suido. Solo abandono la postura a la orden del cazador.
Visión térmica del puesto de espera al jabalí, con el teckel como compañero inseparable.
Una espera por control de daños a la agricultura
Paco ha necesitado más de cuatro meses de esperas para cazar al astuto macho. Estuvo todo el verano tras sus pasos. Vio por primera vez sus huellas en un huerto de peras y manzanas y en un viñedo. Finalmente logró abatirlo a primeros de otoño. La noche de su abate Paco se colocó en el sitio elegido para el aguardo a las 20:00 horas. Tras varias semanas estudiando las costumbres del jabalí lo esperó en una vereda que lo llevaba a los frutales.
Detalle de uno de los colmillos del jabalí.
A las 22:45 horas Nana lo alertó de la llegada del cochino. Un minuto más tarde del aviso de la perra el macareno apareció en el camino. El cazador apretó el gatillo de su rifle de cerrojo de la marca Santa Barbara del calibre .270 WM cuando el jabalí estaba a 130 metros de distancia. Tras notar el impacto, corrió más de 100 metros antes de derrumbarse.
Este vídeo grabado por el visor térmico no corresponde con el jabalí oro, sino a una piara de cochinos de otro día de caza.