Un ciervo muy cojo: estas son las consecuencias de los enfrentamientos entre los grandes machos en berrea
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Un ciervo muy cojo: estas son las consecuencias de los enfrentamientos entre los grandes machos en berrea

Graban a un ciervo macho cojeando ostensiblemente de una de sus extremidades traseras. El desgaste sufrido por los ciervos durante el período reproductivo de la especie comienza a ser evidente tras más de dos semanas de celo.


Los machos pierden una gran parte de su peso corporal en la berrea, ya que apenas se alimentan. Dedican gran parte de su tiempo durante el celo a defender su territorio y a las hembras con las que pretenden reproducirse.

La berrea en estado puro

La cámara de nuestro colaborador habitual Pedro Arroyo ha captado a un espectacular macho lanzado su llamada al campo para avisar a los machos rivales de su presencia en el territorio. Las imágenes grabadas en La Velilla, localidad perteneciente al municipio de Pedraza, en la provincia de Segovia, nos permiten disfrutar de este mágico momento en la vida de los ciervos. La berrea es una señal básicamente dirigida a otros machos.

Aunque también se ha demostrado que puede influir en que las hembras entren en celo. Durante este periodo los machos muestran una mancha ventral negra producida por la impregnación de sustancias que podrían funcionar como señales químicas. Los ciervos de más edad tienen mayores proporciones de ácido benzoico, androstenediona y menores de m-cresol que los ejemplares jóvenes.

 

Tras bramar de una manera prolongada el ciervo corteja a las tres hembras que se encuentran en ese momento en el claro del bosque. Las ciervas, tras ser cubiertas por el macho parirán, después de 235 días de gestación, a los cervatillos.

 


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