Un cazador de 72 años caza un jabalí con unos impresionantes colmillos en una espera por daños a la agricultura
Con el abate de este cochino medallable, el veterano cazador pone un broche de oro a su más de medio siglo en la caza. Se trata del jabalí de mayor trofeo abatido por el murciano en su trayectoria cinegética.
Jesús Sánchez, apodado El Chorla, es un cazador nacido en la localidad murciana de Cieza. Su hijo, Miguel Ángel, lo define con estas palabras: "mi padre es un ejemplo a seguir como persona y cazador". Practica tanto la caza mayor como la menor. Pero la modalidad de caza que le apasiona es la caza del jabalí en espera. Entre los cochinos abatidos por Jesús cuenta en su haber con más de un centenar de ejemplares con boca.
El cazador tras compartir una jornada a las torcaces con su hijo.
Caza un jabalí medalla de oro en un coto social
Hace una semana, el cazador vio por primera vez las huellas del macareno en un bancal situado en los terrenos que gestiona la Sociedad de Cazadores de Cieza. El lunes logró ver por primera vez la silueta del cochino tras cinco noches de aguardo. En esa ocasión decidió no dispararle dada la distancia a la que se encontraba del puesto: a más de 200 metros.
Después de más de una hora contemplando al solitario desapareció en la oscuridad de la noche. Anoche volvió a intentarlo. Esta vez los conocimientos del terreno del cazador le permitieron poner al macho a tiro de su rifle semiautomático Browning del calibre .30-06.
El hijo del cazador desea que esta publicación sirva de homenaje en vida para la trayectoria cinegética de su padre.
Al jabalí le sobresalen 11 centímetros de colmillo de la mandíbula inferior
La noche del abate del cochino el murciano se colocó a las 20:30 horas en el apostadero. Dos horas más tarde entró en plaza una piara compuesta por hembras y rayones. El cazador tuvo que esperar una hora más para ver al jabalí dirigiéndose por una vereda al rastrojo de cereal.
El veterano cazador con otro gran jabalí abatido anteriormente.
A las 23:45 horas el macareno penetró en la parcela cultivable. Jesús necesitó de único disparo para derribar al jabalí. Nada más abatirlo, llamó a Miguel para contarle la feliz noticia. En esta ocasión su hijo no pudo acompañarlo por cuestiones laborales. Dado el tamaño del macho no podían subirlo al vehículo. Según el murciano, superaba los 120 kilos de peso.