Dos cazadores gaditanos recorren 500 kilómetros para cazar con sus podencos en Cuenca
Para recordar por siempre esta fecha uno de los podenqueros bautiza a uno de sus perros con el nombre del pueblo conquense. No con esto suficiente se ha tatuado la imagen de la perra junto al nombre de la podenca en el brazo.
Jesús Acosta y su hermano llevan criando y adiestrando podencos cuatro décadas. A lo largo de este periodo de tiempo han seleccionado su propia línea de perros. Se trata de podencos de tamaño mediano con una gran pasión por la caza, dotados de un portentoso olfato y de una capacidad física que les permite adaptarse a cualquier tipo de terreno.
Podencos "Los Casillas"
Jesús y su hermano son naturales de la provincia de Cádiz, pero llevan media vida afincados en Arroyo de la Miel, uno de los tres distritos en los que está dividida administrativamente la ciudad de Benalmádena. Siempre han cazado con sus podencos en fincas gaditanas, pero la escasez de lagomorfos en la provincia les ha llevado a buscar nuevos destinos para disfrutar de la caza del conejo. En los últimos años han viajado en varias ocasiones hasta la finca el Bodegón, situada en la localidad conquense de La Alberca de Záncara.
Se tatúa la imagen de uno de sus podencos
Su experiencia en tierras castellano manchegos ha sido tan positiva en estos últimos años que Jesús decide bautizar a una de sus perras con el nombre de Záncara. La hembra de 16 meses, según el cazador, destaca entre el resto de sus perros por su capacidad para localizar los conejos en la espesura, seguir su rastro y por tratarse de un animal muy equilibrado a pesar de su corta edad.
El tatuaje ha sido realizado por Rodrigo, un tatuador de Torremolinos especializado en plasmar en los cuerpos de sus clientes la imagen de animales y personas con gran realismo. Esta obra le llevó ocho horas trabajo.