Una pareja de perdices rojas reclama cada mañana alimento a una cazadora
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Una pareja de perdices rojas reclama cada mañana alimento a una cazadora

El macho, a pesar de tratarse de un pájaro autóctono, acude cada mañana a la llamada de la reclamista. Y devora con avidez el grano que le proporciona. Ver para creer.


Las perdices al igual que el resto de animales están sufriendo las consecuencias de la sequía extrema que padecemos. A esto hay que sumar que Almería, lugar donde reside Andrea Navarro, es la zona más árida de España y Europa. La media de las precipitaciones de la provincia no suele rebasar los 300 mm anuales.

 

Cazadores acuden en auxilio de la fauna silvestre

Andrea Navarro, al igual que muchos cazadores españoles se han volcado en ayudar este verano a la fauna silvestre. Cada mañana proporciona grano y agua a los animales silvestres que habitan la superficie que rodea su vivienda. Entre las aves que se alimentan del trigo destaca una collera de perdices que no ha logrado sacar esta temporada adelante a su prole. La cazadora también ha podido ver torcaces, conejos y diferentes aves protegidas comer el cereal que les proporciona.

La pareja de perdices sabe perfectamente la hora en la que Andrea reparte el alimento. Esperan a la reclamista a pocos metros de la puerta de la vivienda de la cazadora. Nada más oír el macho de la collera el sonido de su voz, corre hacia ella. Ha perdido el miedo a la almeriense. En cambio, la hembra espera que esta se marche para comer.

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Imagen de la pareja de perdices.

La cazadora tiene un don especial para adiestrar a las perdices

Andrea Navarro, es una cazadora de 24 años aficionada a la caza al salto con podencos y a la caza de la perdiz roja con reclamo. Al igual que nuestro colaborador habitual, Juan Carlos Rubio, tiene la capacidad de crear un vínculo con los perdigones.

La cazadora en las dos últimas temporadas ha creado un nexo especial con Plomo y Romeo, el pollo de perdiz carterista. Ambos ejemplares viven en libertad durante el día y acompañan prácticamente a todas partes a la reclamista. La confianza entre los pájaros y Andrea es tal que logra que las aves canten sobre su hombro o que se queden dormidas sobre sus piernas.

 


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