Los jabalíes matan personas
El aumento descontrolado de la población de jabalíes en España, una sociedad cada vez menos informada y la presión que ejerce el lobby animalista: tres aspectos que ponen en jaque la seguridad en nuestro país.
Muchos son los que conocen el riesgo que supondría el cese de la actividad cinegética. Por desgracia, aún son más los que lo ignoran y de ello se aprovecha y nutre el animalismo actual. Su radical postura siembra el odio y criminaliza, negando lo evidente, tergiversando palabras y manipulando información.
“Los muertos que provocan los animalistas”
El conocido periodista y escritor, Ramón Pérez-Maura, también es cazador. Un cazador con años de experiencia y una asombrosa capacidad de comunicar. Un acérrimo defensor de la actividad cinegética, y sobre todo, del sentido común.
Así lo demuestra en cada artículo que publica en El Debate, periódico del que hoy en día es Director de Opinión.
En el día de ayer, bajo el título “Los muertos que provocan los animalistas”, Pérez-Maura dedicaba unas palabras a esos animalistas que exigen que, cuando menos, se valore igual la vida de un guarro y la de un ser humano. No le falta un ápice de razón en cada una de las líneas.
12 de agosto en la variante de Cangas de Onís, entre la gasolinera y el túnel. Quedaron muertos en el acto seis jabalíes y otro más que apareció después. Se vieron implicados dos coches, uno de Cangas y un matrimonio de Bilbao con 2 niños que venían de vacaciones. Afortunadamente, no hubo que lamentar heridos.
Comienza hablando de la verdadera invasión que el jabalí está provocando en nuestras calles y nuestras carreteras. Una realidad que preocupa a los habitantes de tantos pueblos y tantas ciudades que ven cómo el jabalí se está convirtiendo en un vecino más. Un vecino, cuanto menos, peligroso.
Tal y como comenta Ramón a este medio, las personas que no están en contacto con la fauna, desconocen el riesgo que entrañan los encuentros con animales salvajes a los que tienden a equiparar a los domésticos. Un jabalí, no es un cerdo, y no debe tratarse como tal. Si bien un rayón es muy tierno, no lo es tanto su madre que no dudará un instante en atacar -como es lógico- para defender a sus crías. Un ataque de jabalí puede terminar en un susto o en una tragedia, y esta es una realidad que nos atañe a todos, por eso urge concienciar y educar.
Siguiendo con los párrafos del artículo, el autor lamenta que la práctica cinegética, pese a ser la principal y más útil herramienta de gestión poblacional, esté cada día peor vista y más infravalorada. Hay quien asegura que no existe ninguna manera de frenar su invasión. Pérez-Maura discrepa de esta afirmación pues en ella se está dejando fuera la cinegética. No se la contempla, tan siquiera, porque no es del agrado de ese sector animalista radical que, progresivamente, está volviendo a la sociedad en su contra.
Lo que sucede es que nuestra sociedad ha adoptado una corrección política absolutamente insoportable.
Asimismo, ha trasladado una realidad de la que la mayoría, sino todos los cazadores, somos conscientes y es que el animalismo además de adoctrinar contra la actividad venatoria, encuentra cada vez más difusión en los medios de comunicación, muchos de los cuales dan pábulo a sus ideas, comentarios y medias verdades.
Cae el número de cazadores porque cada vez se pone más dificultades a la práctica del arte venatorio y se agrede desde los medios de comunicación -desde la inmensa mayoría de ellos- a quienes quieren promover ese arte o al menos mantenerlo.
Más que el envejecimiento poblacional, lo que compromete el futuro de la caza es el desprestigio que padece desde hace años. Hay tanta gente que no conoce lo que es realmente la caza, y otros tantos, que se dejan desinformar por el animalismo radical, que multitud de niños no tendrán ni siquiera la oportunidad de conocer qué es verdaderamente la actividad cinegética.
En relación con esto, Ramón recalca a este medio “la importancia de comunicar lo qué es la caza, de saber transmitir sus valores, de educar en términos medioambientales, de mostrar la realidad”. Esa es la manera de limpiar la imagen de la caza y asegurar su mañana. Desmentir las falsas acusaciones, los datos manipulados y, también, “demostrar que la mayoría somos los que hacemos las cosas bien y quien actúa mal y al que los animalistas ponen como ejemplo, no es la regla sino la excepción. He ahí el quiz de la cuestión.
Ramón recuerda en nuestra conversación que, si los cazadores no cazan, alguien va a matar. Y no es lo mismo. Las poblaciones no se reducen por arte de magia, y en los lugares donde no se caza “las empresas privadas matan”, con el coste que ello conlleva para todos. Pero claro, eso no interesa al animalismo que trata de vender que la caza no es necesaria y de ocultar la riqueza que genera. La caza nos enseña el valor de la vida en la naturaleza.
El problema de los jabalíes en España
Los datos avalan la peligrosidad de la que Pérez-Maura habla en su artículo. El informe más reciente del Centro de Estudios y Opinión Ponle Freno-AXA de Seguridad Vial revela que el año 2022 marcó un sombrío hito en términos de accidentes en carretera involucrando a animales. En los últimos cinco años, se registró un alarmante aumento del 92 por ciento en este tipo de colisiones, lo que significa una casi duplicación de las cifras en comparación con 2018. Además, las estadísticas muestran un impactante incremento del 147 por ciento en comparación con 2013.
El año pasado el incremento de accidentes provocados por jabalíes fue del 44,4% respecto al año anterior, y este animal se situó el nº1 en el ranking de peligrosidad con un 45,4 % de los accidentes causados por animales.
Ese incremento tan llamativo en los accidentes viales no es otra cosa que el reflejo del imparable crecimiento de la población de jabalí. Una densidad excesiva que sólo tiene un nombre: sobrepoblación.
Las especies silvestres causaron la muerte de 12 personas y dejaron heridas a mil, en los 600 accidentes que tuvieron lugar en las carreteras españolas el pasado año. Estadísticas oficiales revelan que los atropellos de este tipo se han duplicado desde 2015, llegando a un promedio de 80 al día, una cifra estremecedora. Este año sabe recordar, como ya hizo Pérez-Maura en su escrito, un caso que recientemente conmovió a toda Galicia. La colisión contra un jabalí arrebataba la vida a dos jóvenes en Chantada.
Galicia, accidentes y heridos
Galicia, es una de las comunidades que más padecen las consecuencias de la creciente población de jabalíes junto con Castilla y León y Cataluña.
Los suidos ya protagonizaron el año pasado el 64,4% de los accidentes en territorio gallego, y Orense y La Coruña ocuparon respectivamente el segundo y tercer puesto en el top de las 5 provincias con mayor número de siniestros provocados por especies cinegéticas.
Quién mejor para hablar de especies cinegéticas y de Galicia, que nuestro admirado Luis Eusebio Fidalgo, cazador veterano y presidente de la Federación Galega de Caza.
Muchas zonas de España padecen las consecuencias de una sobrepoblación de jabalí si tomamos como referencia las densidades de población de hace 10 años. En Galicia no es distinto y, de hecho, numerosas áreas de distintas provincias están consideradas en emergencia cinegética. Por eso, desde que la Consellería de Medio Ambiente han autorizado a los cazadores realizar batidas por daños, prácticamente estamos cazando todo el año en Galicia lo que ha permitido que la situación mejore y bastante. Un ejemplo claro de que la caza, es necesaria.
“Yo creo que ha habido una disminución importante de la población de jabalíes a lo largo de estos 2 o 3 últimos años. De todas formas, es posible que aún haya que disminuir más esa población pues la densidad aun excede la capacidad de carga de nuestro medio y como consecuencia de eso, se producen muchos daños y accidentes, algunos de ellos desgraciadamente con el resultado de víctimas mortales como ha sido el caso, en fechas recientes, de los dos muchachos en la zona de Chantada.
Por otra parte, cada vez es más habitual encontrarse con jabalíes en las zonas periurbanas de los núcleos urbanos pues “tienen un cobijo seguro, donde no hay lobo, ni se les caza, donde tienen comida e incluso – imagino, fruto de la desinformación- hay quien les alimenta... se quedan ahí porque ¿dónde van a estar más cómodos? Las hembras paren y los rayones desde el primer día de vida escuchan nuestras voces, el ruido de nuestros coches y se habitúan a vivir ahí. Se les termina viendo como unos habitantes más” —nos refiere Luis Eusebio
Esto, inevitablemente, aumenta las probabilidades de que haya accidentes en las carreteras. En su opinión “no solamente hay que disminuir las poblaciones de jabalíes, que es lo que estamos haciendo los cazadores. Es cierto que la caza es el mejor método para el control de una población, y más para una población de jabalíes. Todos los expertos en el tema lo admiten, pero claro, ahora viene la segunda parte: si esa sobrepoblación está causada por el abandono del medio rural, los jabalíes se van a las zonas donde menos problemas tienen, que son las más habitadas, en las que hay más vías de comunicación y lógicamente las cruzan. Estas vías, no están adaptadas a la fauna, ni debidamente señalizadas, ni tampoco se toman medidas como desbroces periféricos de zonas donde los jabalíes tienen pasos… en definitiva, no se toman otras medidas y no se puede pedir que la sea la caza el único método para controlar esa situación.”
Si bien, para Fidalgo, los cazadores están controlando muy bien la población, el resto de las administraciones implicadas (v.g. regional, local, conservación de carreteras…) debería tomar medidas y ayudar a gestionar la situación. En zonas como Lugo, Santiago de Compostela, Vigo… se han tomado medidas de control a base de los arqueros de la federación, y están siendo muy eficaces. Sin embargo, en otros lugares donde hay políticos con ideologías más “animalistas” llevan a cabo iniciativas como las extracciones con muerte cero o el método de anticonceptivos, acciones que no tienen efecto alguno y que únicamente sirven para dilapidar el dinero público.
“La actuación de los cazadores para mitigar los problemas como los daños a la agricultura o los accidentes viales, está siendo buena y estamos cumpliendo con nuestra parte, que es la reducción de la población, siempre sin causar problemas de biodiversidad o de supervivencia, sino adecuando las poblaciones a la capacidad de acogida del medio”. Con estas palabras Fidalgo reconoce la buena labor de los cazadores y pone en valor que una caza correctamente regulada es sinónimo de riqueza para el medio.
Una iniciativa que proponía Fidalgo es que entidades como las administraciones facilitasen, en época de siembra, alguna alimentación disuasoria en medio de las machas de monte para evitar que los jabalíes bajasen a las zonas agrícolas.
Testimonios accidentes
Nos hemos puesto en contacto con cazadores de diferentes partes de España que han sufrido accidentes en la carretera con animales salvajes.
Desde Castellón, la cazadora Sara Baraces nos cuenta que su marido, Aarón Leal ha tenido más de un susto con los jabalíes. Afortunadamente no han tenido que lamentar daños personales, pero si materiales, y un importante gasto económico. Mi marido tuvo dos accidentes recientemente y con dos coches diferentes. El primero impactó contra la rueda delantera derecha, 80kg de jabalí, abolló un poco la chapa y poco más pero no teníamos seguro cinegético. El segundo fue más aparatoso, el animal era más grande, hizo saltar todos los airbags y nos destrozó el morro del coche. Estuvimos 3 meses sin coche y la reparación ascendió a 4.000€. ¡Menos mal q en este último sí teníamos seguro cinegético...!
Una joven cazadora cántabra, nos cuenta que en su zona los jabalíes son una auténtica plaga, y que la entrada al pueblo se ha convertido en una mina de accidentes ya que cruzan a cualquier hora, también a plena luz del día.
Su cuñada, quien frecuenta asiduamente las carreteras palentinas próximas a Cervera del Pisuerga ha colisionado en esta zona, y en varias ocasiones, con jabalíes. Cada vez hay más y más jabalíes, su población aumenta preocupantemente a la vez que los pueblos, se despueblan.
Recuerda también cómo hace algunos años, siendo ella una niña, un joven perdía la vida al intentar esquivar una piara en Cantabria.
Virginia Caballero, cazadora madrileña que reside en un pequeño pueblo conquense ha tenido más de un susto en la carretera. Los accidentes han tenido lugar entre enero de 2022 y junio de 2023.
El primer accidente lo tuve con mi chico, recuerdo que veníamos de hacer la mudanza, y fue con una piara de jabalíes. Siete ejemplares se nos cruzaron en la nacional que va de Cuenca a Guadalajara y aunque mi chico logró reducir la velocidad considerablemente, no pudo evitar atropellar el último. En esta ocasión nos llevamos un buen susto, pues tuvimos suerte, pues al llevar el coche cargado… podría haber sido mucho peor
El segundo fue con una gama, iba yo sola, en una carretera comarcal. No conducía rápido, todo lo contrario, iba por debajo del límite establecido, pero saltó de repente y colisionó contra el capó del coche sin poder evitarlo.
El último, lo tuvo mi pareja de nuevo con varios jabalíes. Esta vez, la suerte no fue tanta: el coche quedó siniestrado.
Un cazador residente en A Coruña nos cuenta que, en tres años que lleva en Galicia se ha llevado tres sustos, y nos relata uno de ellos.
Iba con mi pareja por una carretera secundaria en la provincia de A Coruña a finales de julio. Estaban recogiendo la hierba para las vacas, pero había una parcela sin recoger. Ahí vi el lomo de un jabalí dispuesto a irrumpir en la calzada y reduje la velocidad poco a poco. Conseguí detener el coche justo cuando invadió en la calzada. Era una jabalina muy, muy grande de unos 70-80kg con crías… afortunadamente no llegamos a colisionar, pero nos llevamos un buen susto.
Una cazadora asturiana, que en su día perdió a un amigo en la carretera a causa de una colisión con una piara de jabalíes, también se llevó un buen susto por estos animales. Por suerte, en su caso, no hubo que lamentar daño alguno.
Eran alrededor de las 11:30 de la noche, salía de trabajar e iba por una pequeña parte del recorrido discurre por el refugio de Barayo entre Valdés y el Puerto de Vega.
Ya estaba llegando a Valdés, justo al límite del coto del mismo nombre, cuando del refugio salió de golpe un jabalí enorme. Iba por debajo de la velocidad establecida cuando lo vi y comencé a reducir para que cruzase la vía. Sin embargo, el animal, emprendió la carrera hacia las luces del coche, así que traté de frenar en seco. Me agarré fuerte al volante y cerré los ojos. Pasó todo muy rápido... cuando sentí el golpe abrí los ojos y vi al jabalí tendido en el arcén. Entonces me dije “mientras ande el coche tiro” no quería quedarme en la carretera, quedaban 100 metros hasta el pueblo más cercano. Fue todo un acierto porque minutos más tarde pasó un coche a toda velocidad por donde yo había chocado… y si llego a estar allí, me lleva por delante.
¡Animalistas! Sí hay muertes
Estos testimonios son una ínfima parte de la realidad de la superpoblación. Estos “seres inocentes, que sufren tanto estrés y que es sin duda criminal causarles daño: muy criminal si el daño es alto escasamente criminal si leve”, en palabras de ATEA (Asociación para un Trato Ético con Animales), causan muchos daños y no solo económicos. Vidas humanas, traumas posteriores, heridas de consideración… en la población sintiente, en las personas. Y la caza no es solo lúdica, como parecen querer transmitir, sino una necesidad cada vez más imperiosa.