Ayer cazó el corzo de la temporada: hablamos con el cazador que abatió este monstruoso animal
Único, con un trofeo impresionante y una crónica del lance repleta de emoción. No se puede pedir más en la caza del corzo.
Anoche, sobre las 22:30, recibo un mensaje de audio: “Antonio, no vas a creerlo. La que he liado. Llámame cuando puedas”. Siendo de quien era, no podía pensar otra cosa: “El corzo que ha debido cazar debe ser impresionante”. Pero me quedé corto.
La cuerna más alta mide 29 centímetros. La derecha tiene la punta segada. El perlado de las cuernas del corzo es abundante y precioso.
Uno de los mejores corzos cazados en los últimos años
Carlos Blanco, un verdadero especialista en el rececho, apasionado de la alta montaña pero, sobre todo lo demás, de la caza del corzo, acababa de abatir un ejemplar con el que sueñan todos los recechistas del mundo. Un corzo medalla de oro top que ocupará las posiciones más altas en cuanto a puntuación de los animales cazados en los últimos años.
Carlos es uno de los cazadores elegidos por la prestigiosa firma Blaser para ser su embajador en los campos de nuestro país. Una labor que ha comenzado de manera inmejorable al abatir este corzo con su rifle Blaser R8 en calibre 7mm Remington Magnum.
Las rosetas son muy grandes en su base y también muy altas, con 2,6 cm de altura y 24,5 y 25 de contorno. Un disparo a 210 metros culminó un lance inolvidable.
No lo había visto antes
Lo primero que le preguntamos tras darle nuestra más sincera enhorabuena es si llevaba mucho tiempo detrás de ese corzo. Pero no era así. “Nunca lo había visto hasta la semana pasada. Lo vi por primera vez el viernes en mi coto de Soria. Me animé a ir a recechar a pesar de que estaba lloviendo a mares. Iba por una plantación de manzanos cuando, de repente, vi una corza junto a un macho.
La primera impresión me decía que era un animal muy bueno. Al echarme los prismáticos a los ojos pensé que tenía un ‘monstruo’ delante de mí. Pero cuando está lloviendo prefiero asegurarme y mirar dos veces, ya que la lluvia cayendo sobre las cuernas puede engañar a la vista. Pero no me dio opción y se alejó corriendo entre los árboles”.
El trofeo suma 8 puntas, 7 muy grandes y una pequeña que pasa de 2 centímetros. A la derecha, imagen que ilustra las dimensiones de las rosetas del corzo.
Aquello no desanimó a Carlos, que decidió volver al día siguiente a intentar comprobar la calidad del trofeo de ese animal: “Al día siguiente no le vi. Miraba por las calles de manzanos, pero resulta muy complicado avanzar por allí sin ser visto. El sábado por la tarde volví a aquella segunda calle de frutales y le vi en la misma línea. Intenté preparar el rifle, pero al estirar las varas de apoyo Blaser golpeé levemente en la culata de mi arma y el corzo salió corriendo.
Me dio pocos segundos para intentar observarle a través del visor, pero al fin pude ver bien el trofeo por detrás mientras corría entre los manzanos. En ese momento decidí que no pararía hasta cazarlo. Desde entonces, lo que cualquier cazador apasionado del corzo puede imaginar: Noches sin dormir pensando en él, buscando huecos para escapar del trabajo…”.
El animal no era viejo, de entre 4 y 6 años, algo que se aproximará cuando se examinen las mandíbulas. A la derecha, vista frontal de todo el esplendor de este corzo.
“Disfruté de la visión del corzo un buen rato”
Ayer fue el día. El cazador abulense acertó colocándose en la misma segunda línea de manzanos donde lo vio por primera vez. Y el corzo acudió a la cita: “Apareció para comer manzanas. Disfruté del corzo durante un buen rato. Estuvo mordiendo las manzanas hasta que consideré que era el momento de disparar. Estaba a 210 metros, entre dos luces, ya que la tarde empezaba a dar paso a la noche, pero el visor Swarovski Z8 cumplió con su papel a la perfección”.
Estos visores de alta gama marcan la diferencia precisamente en situaciones como esta, en las que la luz se va apagando y el cazador necesita una visión perfectamente clara del objetivo. A esto ayuda la campana de 56 mm del visor. Carlos nos cuenta que activó la iluminación de la retícula y le bajó la intensidad para encontrar la mejor imagen posible del animal. Y todo muy rápido. “El disparo fue fulminante. El corzo ni se enteró”. Sin duda, una culminación perfecta para honrar a un animal único que ocupará un lugar destacado entre los preciosos trofeos de este cazador.
Un trofeo único con estas características y medidas
Le pedimos a Carlos que nos describa las cuernas del corzo. Comienza explicando que el animal no es muy viejo: “Le calculo entre 4 y 6 años. Cuando examinemos las mandíbulas lo comprobaremos, pero no es viejo. Lo primero que me impresionó al examinar el trofeo es la dimensión de las rosetas. Son muy, muy grandes en su base y también muy altas”. Esto activa nuestra curiosidad y le pedimos que las mida para aportar un dato exacto: “2,6 centímetros de altura y con contornos de 24,5 y 25 centímetros”. También destaca el gran tamaño de los pivotes de las mismas: “Son grandes, pero es lo más lógico, para sujetar esas rosetas necesita pivotes de esas dimensiones”.
La cuerna más alta mide 29 centímetros. La derecha tiene la punta segada, y nos aporta esta explicación: “le falta medio centímetro. La cortó en verde, y es posible que fuera con los cables de las espalderas de los manzanos”.
Además, el perlado es abundante y precioso. La cuerna izquierda goza, en su totalidad de muchísima fuerza en toda su extensión, algo que la convierte en única. Lo mismo que le sucede a la derecha hasta más o menos la mitad.
Se compone de 8 puntas: 7 muy grandes y una pequeña que pasa de 2 centímetros.
Preciosa imagen de la parte posterior del trofeo. A la derecha, Carlos junto al equipo utilizado, un rifle Blaser R8 y un visor Swarovski Z8.
Corzos similares en la misma zona
El propio cazador se enfrentó a un corzo de características parecidas en ese coto, cerca de allí: “Fue hace 8 años. Se trataba de un animal con cuernas de la misma envergadura, pero le fallé el disparo y no volví a verlo. Además, hace dos años encontraron un desmogue en la misma zona. Una mujer de Barcelona que andaba a las trufas”.