Un cazador salva la vida de su perro de rastro del ataque de un enorme jabalí
Cataluña

Un cazador salva la vida de su perro de rastro del ataque de un enorme jabalí

La intervención de un cazador catalán ha evitado que su perro de la raza sabueso de Baviera sea herido por los colmillos de un impresionante cochino. El esperista estaba rastreando al jabalí al que acababa de disparar cuando el macho embistió al cazador y al can.


El uso de perros de sangre resulta vital para la recuperación de las piezas heridas. Desde el año 2008 se han multiplicado los rastreadores titulados por AEPES. El lema de la asociación de cazadores es, "La acción de caza no termina con el disparo, sino con el cobro de la pieza". El objetivo de este grupo de cazadores es sensibilizar a los cazadores de la importancia de los perros de sangre en la caza y fomentar el aspecto más ético de la venatoria, gracias al cual los animales no sufren innecesariamente.

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Excrementos del jabalí en a zona donde se realizó la espera. A la derecha, la bala utilizada en el lance.

Una espera por control de daños a la agricultura

Nuestro colaborador habitual Iván Martínez vivió una peligrosa situación el pasado viernes por la tarde cuando buscaba, junto a su perro de sangre, el jabalí al que acababa de disparar. El cazador catalán sabía de la existencia de un imponente macho en una zona de cultivos.

El viernes por la tarde, dados los daños ocasionados por este y otros cochinos en la siembra, decidió realizar una espera. A plena luz del día salió del monte el macho de grandes dimensiones. Iván esperó a que se situara a 120 metros para apretar el gatillo de su rifle Merkel Helix Speedster del calibre .300 Winchester Magnum. Al no tener dónde apoyar el arma para disparar, la bala no alcanzó al cochino en el lugar deseado por el catalán.

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Imagen del jabalí. A la derecha, evidencia del impacto del disparo sobre el cuerpo del jabalí.

El jabalí ataca al cazador y a su perro 

Tras esperar varios minutos el cazador comienza el rastreo del jabalí acompañado de Otto, un perro de un año de la raza sabueso de Baviera. A 150 metros del lugar del lance se levanta el cochino entre la vegetación y acomete contra el cazador y el can. De una colmillada rasga el chaleco que vestía el sabueso. Los gritos del cazador y el hecho que fuese sujeto por una correa libra a Otto de ser herido de gravedad por el macareno.

 

El cazador no portaba en ese momento el arma, ya que pensaba que el solitario estaba herido de muerte. A pesar del susto, Iván y el sabueso de Baviera reiniciaron la búsqueda. Por desgracia, a 300 metros del lugar del ataque el cochino se refugió en la espesura. El cazador intentó sin fortuna la tarde del sábado encontrar al jabalí en la zona donde se produjo el lance.

 


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