Entrevista a Virginia Caballero, de AEPES

Entrevista a Virginia Caballero, de AEPES

Hablamos con la cazadora Virginia Caballero, una apasionada del trabajo con perros de rastro de sangre y ferviente defensora de la actividad cinegética que el pasado fin de semana impartió una ponencia sobre ‘Los perros de sangre. Técnicas de rastreo de la caza herida’ durante el ‘Curso sobre el corzo y el control de sus poblaciones mediante la modalidad del rececho’.


Virginia empezó acompañando a su padre de montería cuando era tan solo una niña. Estuvo yendo de acompañante durante muchos años, tiempo que aprovechó para tomar nota de los consejos de los veteranos, para estudiar el monte, su fauna y todo lo relacionado con el mundo de la caza.

Virginia junto a su sabueso de Baviera y el diploma como conductora acreditada AEPES. A la derecha, Virginia y Arco compartiendo puesto en una montería.

A los 27 años, decidió sacar la licencia de armas y comenzó a practicar tanto la caza menor como la mayor, aunque reconoce que esta última es la que realmente le acelera el pulso. Por aquel entonces vivía en Madrid y era socia de un coto en el Alto Tajo al que acudía todos los fines de semana que podía para practicar la mayor. Compaginaba esta con la menor en su pueblo, ubicado en la provincia de Albacete.

Hace poco más de un año se mudó de la capital a un pequeño pueblo de Cuenca de 400 habitantes. Allí se hizo socia del coto donde asegura haberse sentido una más desde el primer momento.

Arco, el precioso sabueso de Baviera de Virginia.

Su visión sobre la caza

Le gusta ir sola al campo, observarlo, estudiarlo y aprender algo nuevo en cada una de sus salidas. La caza para ella es el hecho de estar en el campo y conectar con él, independientemente de jugar un lance o no. “Medirse con la naturaleza y ganarle la partida. Unas veces se gana y otras muchas no, y para ella más que perder, siente que cada error es un aprendizaje que le ayuda crecer como cazadora.

En su haber cuenta ya con ejemplares de ciervo, jabalí, muflón, corzo, sarrio, conejo, liebre, perdiz y paloma y aunque disfruta de todas las modalidades que practica, el rececho es sin lugar a duda, su favorita.

De rececho durante el evento en Huertapelayo.

Su pasión, su trabajo

Virginia estudió y trabajó siempre en el sector sanitario. Un día decidió apostar por convertir su pasión en su estilo de vida y actualmente la caza ocupa prácticamente el total de su tiempo al haber logrado dedicarse profesionalmente a ella.

 

AEPES: conductores y perros para recuperar animales heridos

La Asociación Española del Perro de Sangre es una entidad cuyo fin es ayudar a los cazadores a cobrar las piezas abatidas. AEPES ofrece un servicio que es totalmente gratuito para cualquier cazador, y aunque suele darse una propina para ayudar a cubrir los gastos de desplazamiento a la persona que acude a la llamada, ni es obligatoria ni exigible.

Es una asociación presente a nivel nacional que cuenta con rastreadores en todas las Comunidades Autónomas. Tienen una página web (www.aepes.es) con un menú que incluye la opción de buscar un rastreador “¿Buscas un rastreador acreditado?”. En esta pestaña hay un mapa de España en el que aparecen los delegados territoriales de cada CCAA y su contacto. Los delegados son las personas que se encargan de poner en contacto al cazador con el rastreador más cercano que esté disponible en el momento.

Durante la charla de rastreo de corzos heridos.

Primera mujer acreditada por AEPES

Su afición por los perros de rastro de sangre empezó con su primer ciervo en berrea-nos cuenta- El animal dejaba mucha sangre, pero no lograba encontrarlo, por lo que fue al pueblo y pidió ayuda. Guille, un chico de AEPES, acudió rápidamente al lugar acompañado de su perra Nacha y a escasos 50 metros, detrás de un chaparro, encontraron al ciervo abatido.

Su alegría fue tal cuando vio el trabajo del perro que pensó “si fuera mío lloraría de la emoción”. A partir de ahí comenzó a investigar sobre esta modalidad, y se asoció AEPES. Unos meses después se hizo con Arco, un sabueso de Baviera que pronto se convertiría en su mejor amigo.

Hace año y medio que los caminos de Virginia y Arco se cruzaron, y desde entonces no han vuelto a separarse.

Con esfuerzo y sacrificio; muchas horas de monte y unas ganas inmensas llegaron a construir un binomio que hoy forma parte del equipo de AEPES, siendo ella la primera mujer que pasa las pruebas de acreditación de la asociación.

Para llegar hasta aquí, desde que Arco era un cachorro, la cazadora le ha preparado cientos de rastros artificiales para motivar su afición y pulir su talento. Actualmente la pareja ha acudido a numerosos lances, y cada uno de ellos- aunque no siempre hayan llegado al animal herido- un aprendizaje y un recuerdo inolvidable.

Virginia y su perro dispuestos a comenzar la demostración de rastreo de animales heridos.

Ponente en el I Curso sobre el Corzo organizado por Club de Caza

El fin de semana del 19 al 21 de mayo, se celebró en el coto de Huertapelayo, un curso sobre el corzo y todo lo relacionado con él: desde su morfología hasta su caza.

En él, Virginia participó como ponente hablando de distintos temas entre los que cabe destacar qué es AEPES, como actuar cuando una pieza está herida- qué hacer y que no- y cómo entrenar un perro de sangre.

Entre las acciones que la cazadora recomendó llevar a cabo están observar la reacción al tiro y la huida de la pieza, prestando atención a cada detalle; señalizar el lugar exacto del impacto y llamar a AEPES cuanto antes porque “cada minuto cuenta”.

Lo que no se ha de hacer, bajo ningún concepto, es dar por hecho que no se ha abatido al animal porque el cuerpo no esté en el lugar exacto del disparo. Tampoco pensar que poca sangre es sinónimo de que el animal no está muerto o que una pieza no está herida por correr hacia arriba. Por último, en caso de que haya sangre, no pistear más de 100m y siempre sin pisarla pues es clave para no contaminar el rastro.

Virginia y Arco.

Sobre cómo entrenar un perro de sangre, Virginia ha hecho hincapié, por un lado, en el entrenamiento temprano. Con tan sólo 3 meses ya se puede iniciar al perro en la actividad, lógicamente con prácticas adaptadas a su edad, asociando el rastro a la alimentación y al juego. Y por otro, la constancia, como en cualquier entrenamiento, es algo fundamental, al igual que el vínculo del perro con su dueño. El tiempo de calidad fuera de las horas de entreno es casi tan importante que realizar un correcto adiestramiento.

“La acción de caza no termina con el disparo, sino con el cobro de la pieza” con esta frase de AEPES Virginia quiso destacar que más allá de un lance hay muchos aspectos relevantes en torno a la acción de cazar.

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