Un joven cazador madrileño abate un ejemplar de corzo multipuntas muy poco común
Crónicas de caza

Un joven cazador madrileño abate un ejemplar de corzo multipuntas muy poco común

Miembro del grupo de jóvenes cazadores llamado Wilderness Hunters, ya hace un año que lo que había controlado.


Tiene 23 años y no le parece relevante que se sepa su nombre aunque sí tiene interés en que se conozca el grupo, abierto a todo tipo de público, que creó en Instagram, @wilderness.hunters, actualmente conformado por jóvenes amantes de la caza, el campo y la naturaleza.

Somos un grupo grande de gente joven. Organizamos “quedadas”, salidas al campo, a fincas de nuestra propiedad con el fin último de pasar  una jornada inolvidable”.

Comenzó a  ir a cazar a la temprana edad de 9 años. Los primeros años se dedicó a la caza menor, aunque pronto supo que su verdadero interés era la caza mayor: muflones, ciervos, corzos y jabalíes.

La modalidad que más le atrae es el rececho de corzo en los meses de abril y septiembre.

De todos sus lances colecciona multitud de anécdotas, pero ahora está especialmente ilusionado en hacernos partícipes de la satisfacción que le produjo abatir el peculiar corzo que se puede ver en esta fotografía.

“Creo que es uno de los corzos más especiales que he podido ver hasta la fecha. No creo que haya demasiados ejemplares tan raros y simétricos como este”.

El lance

Hace aproximadamente un año, en un coto de Ávila, divisó este corzo. Tenía 7 puntas, y unas luchaderas muy extrañas pero, por lo demás, no le pareció un ejemplar nada llamativo. Desde aquel día no lo volvió a ver.

Hace muy pocos días, en el mismo coto, se situó exactamente en el lugar donde recordaba haber visto aquel corzo cuya cornamenta le había llamado la atención. Además, imaginaba que algún corzo bueno tenía que dar la cara por esa zona.

Estaba recechando por un pinar muy grande con muchos claros y con un riachuelo por el que suelen bajar muchos los corzos en esta época. En esta ocasión, portaba un Steyr Mannlicher calibre .243 Win.

 

Alrededor de las 21:35 vio cómo dos palomas salían huyendo asustadas por algún animal. Esto le hizo ponerse en alerta.

Apenas unos instantes después, a escasos 100 m apareció un corzo joven, de unos 2 años aproximadamente, pero decide no tirarle a pesar de tener el viento a favor. Lo observa durante varios minutos y el pequeño ungulado sale corriendo. ¿La razón? La llegada del ejemplar que hace un año, justo en esa zona, el joven había divisado. Un corzo único, al que el destino volvió a poner en su camino.

Se apoya, conteniendo los nervios, respira profundo, apunta y… un buen tiro, pero parecía no ser certeroComienza a seguir el rastro y a unos 200 metros, detrás de unas matas, ahí estaba. Era él.

¡Lo había conseguido! Y no podía estar más orgulloso… estaba deseando llegar a casa con él, para compartir su alegría con los suyos y aprovechar toda su carne, que para el jove es, la base de la caza.

Tras acabar de narrarnos su experiencia, @wilderness.hunters comenta “en un futuro no muy lejano, nos gustaría llevar a cabo monterías benéficas rodeados de buena gente y que sobre todo disfrutasen de lo que considero el mejor plan: estar en el campo y poder disfrutar de la naturaleza plenamente”.

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