Cárnicas Dibe: modelo de la industria cárnica
Entrevista a Beatriz de Castro Carballo

Cárnicas Dibe: modelo de la industria cárnica

Entrevista a Beatriz de Castro Carballo, socia y co-fundadora desde 1979 de Cárnicas Dibe S.L.: «He desollado, he cargado animales… hice de todo y nunca nadie me hizo sentir de menos por el hecho de ser mujer».


En el municipio El Gordo, en la provincia de Cáceres, se encuentran las instalaciones de una de las mayores empresas de España relacionadas con la carne de caza: Cárnicas Dibe. En el año 1979, el matrimonio formado por Dionisio Sánchez Ferreras y Beatriz de Castro Carballo se hicieron cargo de una pequeña charcutería familiar que, con el paso de los años y su dedicación y esfuerzo han transformado en la empresa actual que da trabajo a 160 personas (y a muchas más en época de campaña). A día de hoy, abarcan todos los campos relacionados con la caza mayor: gestión de caza, monterías, desmogues y astas. También participa en todo tipo de proyectos, muchos de ellos de carácter humanitario.

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Beatriz de Castro.

Beatriz de Castro nos cuenta que a los 18 años empezó a regentar una tienda de ultramarinos que tenía su abuela y, aunque su marido por aquel entonces trabajaba en la Compañía Telefónica, ambas se decantaron por gestionar conjuntamente el negocio familiar. Entre los productos que comercializaban estaba la carne y Beatriz decidió empezar a matar los animales desde la propia empresa. Comenzaron con cerdos, terneras y corderos para, unos años después, empezar a trabajar la carne de caza, a raíz de que una amiga de la familia les pidiera hacer chorizos de jabalí y ciervo.

Su marido, Dionisio Sánchez, comenzó llevando la carne de caza despiezada a la fábrica de recogida de caza “Guerra”. En 2008, año en el que se había hecho una gran inversión dentro de la empresa, tuvo un problema cardiovascular y fue su hijo Raúl quien, con tan solo 23 años, tomó las riendas de la empresa. A él se unió su hermano Miguel Ángel cuando terminó sus estudios de veterinaria. Ambos lograron, además, la internacionalización de la empresa, pasando a estar presentes en Alemania, Francia, Italia e incluso China. Entonces se formó lo que hoy conocemos por ser la industria cárnica referente del sector cinegético en España.

Fue una apuesta arriesgada porque no hay cultura culinaria respecto a la carne de caza en España a pesar de ser esta la más natural y sana, pero fue precisamente la calidad de este tipo de carne y la profesionalidad de sus trabajadores lo que hizo de la apuesta todo un éxito.

Actualmente Beatriz nos confiesa que ve el futuro de Dibe “muy bien, pero con miedo, porque nunca sabe lo que nos deparará el futuro. Puede haber un cambio político, una enfermedad… nunca se está seguro al 100%, y en parte eso es bueno, porque no te acomodas. Estás siempre pendiente y alerta para improvisar”.

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Beatriz junto a su marido Dionisio.

—¿Qué puesto ocupas o qué cargo desempeñas dentro de la empresa?

Beatriz sigue en activo y no quiere dejar de trabajar “el trabajo es la brújula de mi vida, lo hago con ilusión y con fuerza. Doy gracias a Dios por la salud que tengo. No me quiero jubilar mientras la salud me lo permita” —nos contesta de Castro.

A sus 67 años sigue trabajando, nunca ha dejado de hacerlo y, tal y como afirma ella, sigue contribuyendo con todo en regla, como una más. Se levanta a las 6 de la mañana y está “hasta que la tienda lo requiera, si tengo que salir a las 8 de la tarde lo hago sin problema”.

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Una imagen retrospectiva de los iniciaos de la familia Dibe en el mundo de la alimentación.

—Como en todo, hay etapas que son mejores y otras peores. ¿Qué es lo que más te ha costado o lo que te ha supuesto mayor esfuerzo en tu trayectoria?

Lo más duro fue el momento en el que mi marido sufre el infarto cerebral. Nos afectó a todos en la familia y, cómo no, también al negocio pues Raúl, con solo 23 años, tuvo que ponerse al frente del negocio y lidió con algún que otro problema. Como ejemplo y emocionada, nos cuenta: “Una empresa alemana contrató toda la caza, y cuando se envían 6 camiones (140 toneladas) los devolvió al haberse devaluado el precio, y tuvimos que reintegrarle la parte que habían abonado. Entonces Raúl tuvo que llamar a todas las empresas, a todos los orgánicos que nos proveían para decirles que no sabíamos cuándo podríamos pagar explicándoles las razones, pero que pagaríamos en cuanto pudiésemos. Y así lo hicimos. Antes de ir a recoger caza, les dijimos el problema que teníamos para no quedar mal con la gente. Mi hijo fue con la verdad por delante y dio la cara, algo que hoy, es de lo que goza Dibe, de ser trasparente”.

—Y ahora te voy a hacer la pregunta a la inversa: ¿Qué o cuál consideras que ha sido el mayor logro de tu carrera en Cárnicas Dibe?

Sacar adelante la empresa a pesar de los momentos duros y haber educado a mis dos hijos para que hoy sean las personas y los empresarios que son porque han logrado crear de una empresa familiar un negocio muy importante a nivel nacional e internacional.

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Pequeño negocio familiar donde comenzó todo para Cárnicas Dibe.

—El hecho de ser mujer, ¿alguna vez te ha supuesto problemas?, ¿te has sentido discriminada en algún momento?

Nunca —asegura. La fuerza de un hombre y una mujer, por lo general es distinta y pese a haber tenido una menor fuerza física no le ha supuesto problema alguno, ya que como ella misma nos cuenta, ha realizado las mismas tareas que sus compañeros “he desollado, he cargado animales... hice de todo y nunca nadie me hizo sentir de menos por el hecho de ser mujer”.

—Como emprendedora y empresaria ¿qué consejos darías a los/las jóvenes (ej. nietos) que quisieran emprender un proyecto laboral?

Con constancia, perseverancia y salud se logran las cosas. Estar siempre al pie del cañón y, aunque vengan momentos difíciles, seguir adelante. Nunca desistir —concluye de Castro.

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