Caza de manera selectiva un corzo enfermo con un impresionante trofeo
Crónicas de caza

Caza de manera selectiva un corzo enfermo con un impresionante trofeo

El ejemplar abatido en la provincia de Orense estaba condenado a una muerte agónica. Estaba enfermo de miasis. Es el primero de los corzos abatidos esta temporada por este aficionado a la caza del menor de los ungulados. Tenía el tracto respiratorio repleto de larvas.


Las moscas que están afectando a las poblaciones de corzos en España vuelan a gran velocidad, en algunas ocasiones alcanzan los 40 km/h. En estado adulto no pueden alimentarse al tener la boca atrofiada. Buscan desesperadamente un animal donde depositar las crías que llevan en su interior. Los huevos fecundados eclosionan dentro de la madre. Una vez repartida la prole entre varios animales, la hembra muere.

Aliviar el sufrimiento del animal enfermo

El cazador aprovechó las aguas caídas la pasada semana en la provincia de Orense para cazar este soberbio animal. Cuando fue localizado por Juancho Fernández se encontraba en solitario en un prado. Hasta el día de su abate, el cazador no sabía de la existencia de este macho en el acotado en el que caza habitualmente.

Alivió su sufrimiento de un certero disparo de su rifle de la marca Sako modelo Carbon Wolf del calibre 7mm. RM. Se trata de un espectacular macho con una larga y gruesa cuerna. Una de las astas destaca por la presencia de una luchadera atípicamente larga.

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Juancho, junto al espectacular corzo. A la derecha, el precioso trofeo del corzo enfermo.

Las moscas son capaces de reconocer el diseño en blanco y negro del hocico del corzo

Las miasis la producen los huevos que las moscas depositan en una herida húmeda. Las larvas se alimentan de los tejidos corporales del hospedador. Los lugares más frecuentes en los que las podemos encontrar son alrededor de la nariz, ojos, boca y genitales.

En los primeros estadios de la enfermedad es difícil identificar a los animales infectados. A medida que las larvas se desarrollan, crece la herida y se forma una pústula que puede llegar a desprender fluidos.
La única manera de salvar la vida de los animales parasitados es extraer las larvas.

Tras realizar esta delicada operación es necesario desinfectar la herida, eliminar el tejido necrótico y en la mayoría de los casos administrar antibióticos al corzo enfermo.

 


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