7x57 Mauser
Apuntes sobre uno de los mejores cartuchos jamás desarrollados

7x57 Mauser

Historia, aplicaciones cinegéticas y situación actual de un cartucho militar español que deslumbró ejércitos y han utilizado cazadores profesionales y deportivos en los cinco continentes.


La mayoría de los cazadores actuales, acostumbrados a manejar rifles modernos que disparan municiones más potentes, no son conscientes de la fascinación que despertó durante décadas entre los cazadores de todo el mundo el 7x57 Mauser y, por tanto, tampoco de su efectividad como cartucho de caza.

Los cartuchos militares 7 mm Mauser Español primero dispararon balas “O” encamisadas de punta roma y después agudas (balas P y PP). En la foto aparecen en sus peines-cargadores cartuchos “O” y “P”, cartucheras para 20 y 50 cartuchos y un mosquetón Mauser 1893 fabricado en España (mod. 1916).

No me sorprendería incluso que más de un lector se haya extrañado de que afirme en la entradilla del artículo que se trata un cartucho español, pero lo es pese a que su nombre comercial es 7x57 Mauser o 7 mm Mauser y a que los primeros cartuchos no se fabricaron en España.

No me sorprendería, porque la mayoría de los autores que escriben sobre la historia del 7x57 consideran que el cartucho fue desarrollado por Mauser en 1892 y que en 1893 lo adoptó el Ejército español, lo que es totalmente cierto. Así fue.

Los primeros cartuchos deportivos se cargan en Europa en versión 7x57 y 7x57 R con balas semiblindadas de punta roma del mismo peso que la original militar (173 grains) y más tarde con proyectiles semiblindados más aerodinámicos, así como numerosos tipos de balas de expansión controlada de pesos comprendidos entre 123 y 177 grains.

Sin embargo, muy pocos conocen que el cartucho lo creó Mauser a petición y con las características que impuso el Ejército español (ver apartado “Español hasta la médula”), por lo es no solo es correcto considerar que se trata de un cartucho militar español, cuyo nombre original es 7 mm Mauser Español, sino que es probable que si España no llega a pedir que se fabrique en este calibre el fusil que adoptó en 1893 es posible que nunca se hubiera creado el fusil que lo disparó por primera ves y puede que no hubiera existido la cartuchería militar ni tampoco la deportiva protagonista de estas notas, al menos con las mismas características.

Cartuchos 7x57 R cargados con proyectiles de varias épocas. Como se trata de una munición para rifles de cañones basculantes, es ligeramente menos potente que la 7x57 Mauser, pero es prácticamente igual de efectiva y se ha fabricado en Europa con los mismos tipos de proyectiles.

Deslumbró ejércitos

La cartuchería militar original 7 mm Mauser Español disparaba proyectiles encamisados de punta redondeada de calibre 7,25 mm y 11,2 gramos (173 grains) que desarrollaban una velocidad inicial muy alta para una munición de finales del siglo XIX: 710 m/s, superior a la que conseguían los cartuchos militares y, sobre todo, los de caza de la época porque en 1893 la mayoría eran aún de pólvora negra.

Y no solo eso, debido a que el proyectil (como el de todos los 7 mm) tenía una densidad seccional muy alta, describía también una trayectoria muy tensa y penetraba muy bien (lo que era especialmente importante como munición militar), características que poco después mejorarían al cargarlo con balas de punta aguda (por su coeficiente balístico mayor), con las que se empezó a experimentar (en España) en 1902.

La balística del 7x57 también deslumbró a los fabricantes y a los cazadores profesionales y deportivos británicos. Los primeros crearon rifles y cartuchos que cargaron con balas semiblindadas y blindadas con el nombre original o con el .275 Rigby para adoptarlo a su nomenclatura y los segundos los utilizaron para cazar todo tipo de especies, incluso elefantes usando balas blindadas.

Su rendimiento balístico era tan magnífico que otros muchos ejércitos lo adoptaron también como reglamentario, aunque siempre después de que lo hiciera el Ejército Español. Es el caso del Ejército de Chile, Brasil o el de México, por citar solo tres ejemplos de países que adoptaron el fusil Mauser 93 (con pequeñas modificaciones) en calibre 7 mm Mauser Español.

Igualmente, el fusil Mauser 1893 y el cartucho que disparaba obligó a los Estados Unidos a modernizar su armamento porque los soldados españoles, armados con sus Mauser de 7 mm, le causaron tantas bajas durante la Guerra Hispano Norteamericana de 1898 que después del conflicto los norteamericanos decidieron hacer pruebas para modernizarlo, lo que consiguieron satisfactoriamente en 1906 al adoptar el Springield 30-06.

Remington introdujo la munición en Estados Unidos en 1897 con el nombre de 7 mm Mauser como se indica en esta antigua caja de la Union Metalic Cartridge Co. (UMC), que fue uno de los primeros fabricantes de cartuchos de EE.UU y la empresa que durante muchos años fabricó la munición Remington, pues ambas compañías se fusionaron en 1912.

Impresionó a los cazadores

Naturalmente, un cartucho con estas características no solo deslumbró a los ejércitos, también impresionó a los fabricantes de armas y de municiones deportivas y en último término a los cazadores. Por su velocidad, alcance y retroceso moderado ha sido tildado de “deleite balístico” y se convirtió en muy poco tiempo en uno de los mejores y más flexibles cartuchos de caza y también en el más internacional de su época porque se utilizó para cazar en todo el mundo todo tipo de piezas.

De izquierda a derecha, cartuchos 7 mm Mauser fabricados en EE.UU por Federal, Remington y Winchester. Salvo excepciones, el cartucho se ha cargado tradicionalmente en EE.UU con balas semiblindadas de punta roma (SP) o aguda (PSP), menos técnicas que las europeas, aunque algunos modelos poseen diseños patentados para mejorar la expansión, caso de la Remington Core Lokt o de la Winchester Power-Point.

No tengo datos fiables sobre cuándo se comercializó por primera vez en Europa como cartucho deportivo con vaina de ranura y de pestaña, pero debió ser muy poco tiempo después de que lo adoptara España como cartucho militar porque en 1897 ya lo había introducido Remington y se fabricaban rifles de este calibre en EE.UU.

Supongo que sería DWM la primera en hacerlo tanto en versión 7x57 como 7x57R para monotiros, express y armas de cañones basculantes en general, ya que en la época era la fábrica de municiones más importante de Alemania, a las que luego se sumarían las cartucheras más relevantes del resto de Europa: Norma, Sellier & Bellot, RWS, Sako, etc.

7x57 comparado con un 8x57 JS y con un .30-06. Aunque a simple vista no lo parece, los tres cartuchos tienen en común que su origen es militar y que son magníficos cartuchos deportivos. El 7x57 se obtuvo al modificar la vaina del 8x57 J.

Lo que es seguro es que en el Viejo Continente lo han cargado con diferentes proyectiles de caza todos los fabricantes de munición, incluidas las fábricas militares españolas. Y también que los más importantes han utilizado magníficos proyectiles semiblindados y de expansión controlada (Brenneke Tig, Brenneke Tug; RWS H-Mantel, Norma Vulcan, Norma Orix, Sellier & Bellot SPCE, entre muchos otros) con los que se han abatido todas las especies europeas en recechos, aguardos y monterías.

Y no solo las especies europeas. También las asiáticas y africanas, o por lo menos la mayoría, incluidas las más grandes. Efectivamente, en 1907 John Rigby & Co lo adoptó para sus “modernos” rifles de ”alta velocidad” con el nombre de .275 Rigby para adaptarlo a la nomenclatura británica. Lo comercializó con proyectiles semiblindados y blindados de 140 y de 175 grains (9,1 y 11,3 gramos) con tanto éxito que muchos fabricantes británicos produjeron armas y cartuchos de este calibre, caso de Kynoch, por ejemplo, que lo hizo con el nombre de 7 mm Mauser y lo cargó con el peso de bala original.

Cartuchos 7x57 R y 7x57 Mauser comparados con 7x65 R y 7x64 Brenneke. A partir de 1917 la cartuchería 7x65 R y 7x64, desarrollada por W. Brenneke, le ha ido restando poco a poco popularidad a los cartuchos Mauser porque, aunque ambos se han cargado en Europa con proyectiles de alta calidad, la munición Brenneke es más potente. Desde hace años, la oferta de cartuchería 7x64 y 7x64 R es mayor.

Como consecuencia, el cartucho se utilizó también para cazar en las montañas y llanuras de las colonias asiáticas y británicas, incluso por “cazadores de marfil” fascinados por su velocidad y penetración. El caso más famoso es el de “Karamojo Bell”, quien cobró la mayoría de sus 1.011 elefantes disparándoles al oído con cartuchos .275 Rigby cargados con bala blindada de punta redonda de 175 grains (11,3 g).

Y lo mismo podemos decir de las especies norteamericanas. Introducido por Remington en 1897, como hemos apuntado, poco después lo adoptó Winchester (para sus rifles modelos 54 y 70) y terminaron produciendo armas y el cartucho con el nombre de 7 mm Mauser las empresas más importantes porque, como sucedió en el resto del mundo, las características de la munición también cautivaron a muchos cazadores de este continente, incluidos los más famosos, caso de Jack 0´Conor y su esposa Eleanor quienes llegaron a probarlo satisfactoriamente en África durante un safari realizado en Mozambique en 1962.

Manufacturas europeas Brenneke TIG 7x65 R y Geco Express 7x64 comparadas con un 7x64 fabricado por Remington con proyectil Core Lokt. El 7x64 se carga regularmente en EE. UU desde finales del siglo pasado y, además, se importa a Europa, lo que sin duda no va a favorecer a la cartuchería 7 mm Mauser americana ni a la europea.

En EE.UU el cartucho, salvo excepciones, se ha cargado con balas semiblindadas convencionales de 140 a 175 grains, menos técnicas que las europeas, si exceptuamos a Hornady que lo ha cargado con proyectiles como el SST o el ECX e incluso lo fabrica actualmente en versión .275 Rigby con bala InterLock.

Remington y Winchester lo comercializaron con sus magníficos proyectiles  semiblindados Core-Lokt y Power Point, respectivamente y Federal con balas semiblindadas de buena calidad.

Si a la competencia del 7x64 añadimos la que representan los algunos cartuchos norteamericanos tanto en EE.UU. como en Europa, se comprende que el 7x57 Mauser sea cada día un poco menos popular. En la foto, un 7 mm Mauser comparado con un 7 mm-08 y un 7x64.

“Quien tuvo, retuvo”

Han pasado 130 años desde que el Ejército adoptara el 7 mm Mauser Español y prácticamente los mismos desde que se fabricaran las primeras versiones cargadas con balas de caza. Y con el paso del tiempo se han desarrollado otros cartuchos norteamericanos y europeos que le han ido restando popularidad hasta tal punto que se puede decir que hoy el 7x57 Mauser (y el 7x57 R) no es ni la sombra de lo que fue, aunque sigue siendo un cartucho de caza muy efectivo, con el que prácticamente se han cobrado todas las piezas del planeta,  que merece la pena tener en cuenta.

El “golpe más “mortal” se lo dio Brenneke primero en Europa al lanzar en 1917 sus cartuchos 7x64 y 7x65 R, que disparan proyectiles del mismo calibre y peso a mayor velocidad (a 850 m/s la bala de 173 grains en el caso del 7x64).

Cuando se comercializaron ambos cartuchos Brenneke, el 7x57 y 7x57 R eran municiones de caza totalmente consolidadas, pero poco a poco fueron perdiendo popularidad al tiempo que la ganaban el 7x64 y el 7x65 R.

Y no solo en Europa. El 7x64 compite actualmente con el 7x57 Mauser en Estados Unidos porque primero Federal a finales del siglo XX y después los demás fabricantes norteamericanos, lo han adoptado y lo producen con regularidad. Y aunque el 7 mm Mauser fue muy popular hace años en EE.UU y se sigue fabricando, lo cierto es que ya no es lo que era porque ha tenido que competir con otros cartuchos norteamericanos (como el .280 Remington y el 7 mm-08 Remington), por lo que la adopción del 7x64 seguro que no le va a beneficiar ni en EE. UU ni en Europa, puesto que la cartuchería se importa.

Oferta actual

De hecho, de momento la fabricación en Estados Unidos del 7x64 ya nos está afectando negativamente a los españoles interesados en el calibre 7x57 porque Borchers S.A. ha dejado de importar la munición Remington 7 mm. Mauser, al menos de momento, pero sí importa la 7x64. Y lo mismo podemos decir de Winchester (*).

Federal y Hornady lo siguen fabricando, pero los distribuidores españoles (BBI y Ardesa, respectivamente) tampoco lo importan, por lo que la mayor oferta de cartuchos 7x57 que llega actualmente a España procede de Europa. No es tan importante como hace unos años, pero es más que suficiente para cazar en nuestro país en cualquier modalidad.

Por citar algunos ejemplos fabricadas por empresas conocidas, destacan las siguientes cargas disponibles en nuestro país:

Norma Orix de 10,1 g (156 grains).

Geco Zero (bala “ecológica”) de 8,2 g (127 grains).

Geco Softpoint (Teilmantel) de 10,7 g (165) grains.

RWS ID Classic de 10,5 g (162 grains).

Sellier & Bellot SPCE de 11,2 g (173 grains).

Este último lo he dejado para el final para comentar que Sellier & Bellot es actualmente el fabricante que más modelos de cartuchos 7x57 carga. Nada menos que uno de tiro y ocho de caza, aunque el que se puede encontrar con más facilidad en las armerías es el SPCE, que es una bala excelente de probada eficacia.

 

(*) Lo que no significa que no se puedan adquirir cartuchos Remington y Winchester en las armerías. Muchas los tienen en stock.

 

Texto y fotos: Juan Francisco París

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Español hasta la médula

La cartuchería 7x57 y las primeras armas que lo disparan se originan a finales del siglo XIX por la necesidad que tiene el Ejército español de modernizar su armamento, adoptando un “moderno” fusil de repetición de pólvora sin humo, como estaban haciendo ya otros ejércitos.

El proceso de selección, las pruebas y número de disparos que se realizaron están recogidos en documentos oficiales y lo resume mucho Francisco Lanza, coronel Dr. ingeniero de armamento en su Tratado de Cartuchería y yo lo voy a tener que resumir aún más. Sucedió así:

En 1888 el Gobierno español nombra una comisión de expertos militares, formada por jefes y oficiales al mando de un general, que comienzan a evaluar de forma exhaustiva las “nuevas” armas de repetición con el fin de seleccionar un fusil que sustituyera al que estaba en servicio desde 1871 (un monotiro sistema Remington Rolling Block de pólvora negra y grueso calibre), pues estaba desfasado.

El fusil Mauser 1893 adoptado como reglamentario, a diferencia del experimental 1892, posee un cargador fijo con capacidad para 5 cartuchos que se pueden alimentar a mano o utilizando cargadores tipo “peine”.

Años después y tras múltiples pruebas, la comisión decide que la mejor opción es adoptar un fusil alemán Mauser, pero no les convencen del todo los modelos que ya había en servicio (Mauser 1899, 1890 y 1891) por lo que Mauser crea para nuestro Ejercito un modelo experimental exclusivamente para España: el M1892 que era, como los fusiles anteriores, del calibre 7,65x53 mm corrige todas las deficiencias encontradas por la comisión y por la propia Mauser en los fusiles anteriores.

Sin embargo, una vez realizadas las pruebas (con 1.200 fusiles y 500.000 cartuchos), a la comisión no le convence el calibre. Comienza a probar otros calibres usando fusiles de otros fabricantes (especialmente de 6,5 mm) que tampoco le convencen y llegan a la conclusión de que el calibre del fusil debería ser 7 mm.

Pero como este calibre NO lo fabrica Mauser, le encargan a Paul Mauser que les haga dos armas M1892 en 7 mm, “las que además de modificadas con sujeción a las normas que indicó la comisión, debían hallarse dotadas con cartuchos de tales maneras que las armas no sufrieran mayores presiones que las del fusil ensayado” (el M1892 experimental cal 7,65 x 53mm).

Mauser hace los dos fusiles M1892 de prueba en 7 mm y los cartuchos (modificando las vainas del 8x57 J, es decir, fabrica por primera vez la munición 7x57) con las características que necesita el Ejército (*); la comisión evalúa el nuevo conjunto arma-cartucho satisfactoriamente y propone para su adopción el fusil Mauser de 7 mm que, de acuerdo con el inventor, debe llamarse Mauser Español por las modificaciones que se han realizado en el arma a propuesta de la comisión. Y por fin, en 1893 se adopta como reglamentario, junto con el cartucho de 7 mm, el fusil Mauser Español modelo 1893 que es una versión ligeramente modificada del modelo 1892 porque, a petición del Ejército, Mauser lo vuelve a modificar y le añade un cargador fijo que no sobresale del arma y que se puede alimentar manualmente o mediante peines-cargadores de 5 cartuchos.

Además de cartuchos de guerra, las fábricas militares españolas produjeron cartuchos deportivos, algunos con nombres tan curiosos como la 7x57 Naguel de la imagen. Es un modelo de caza convencional, pero se fabricó con este nombre por encargo, al igual que el 7 mm Rada.

En 1895 el Gobierno español compra la maquinaria necesaria para producir el cartucho y comienzan a fabricarlo a partir de 1897 la Pirotecnia Militar de Sevilla, la Sociedad Santa Bárbara de Lugonés (Oviedo), la Pirotecnia de La Habana (Cuba) y la Pirotecnia de Manila (Filipinas). Desde entonces y hasta que cesa su producción, las fábricas españolas (ya todas peninsulares) crearon, según Francisco de Lanza, unos 60 modelos diferentes de cartuchos, aunque en su “Tratado de Cartuchería” solo cataloga 47 hasta 1954. La mayoría militares, por supuesto, pero también de caza y en ocasiones por encargo y con nombres tan curiosos como 7x57 Naguel o 7 mm. Rada.

 

(*) Nótese que Mauser fabrica un cartucho militar que no existía y que lo hace a petición de España y con las características que necesita el Ejército, por lo que es correcto considerar que el primer 7x57 fue el 7 mm Mauser Español, un cartucho militar español a partir del que se desarrollaron todos los cartuchos 7x57 deportivos europeos, británicos y norteamericanos.