Una niña de 2 años adopta a un pollo de perdiz roja
Córdoba

Una niña de 2 años adopta a un pollo de perdiz roja

La pequeña ha salvado la vida del perdigón. Para alimentarlo, coge hormigas y le proporciona gusanos desde que salió del cascarón. El polluelo sigue a la joven cazadora a todas partes al considerarla su madre adoptiva.


Estudios científicos han demostrado que un ave identifica como su madre al primer ser vivo que ve por más de 10 minutos tras su nacimiento. Este tipo de impronta se denomina filial o troquelado. Se produce en muchas especies. Gracias a la impronta, los animales desarrollan más opciones de sobrevivir.

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La joven no se separa de su pollo de perdiz. Desde el primer día, la niña alimenta al perdigón con hormigas.

El único superviviente de su nidada

Rocío, es una joven cazadora con tan solo dos años y tres meses. Es hija de Manuel Moreno, un cazador cordobés, y Rocío. La familia de cazadores reside en la localidad de Doña Mencía, municipio de la provincia de Córdoba. Hace escasas fechas una hembra de perdiz que Manuel tiene en casa puso una decena de huevos. El cazador trató de sacarlos adelante en una incubadora.

El perdigón acompaña a Rocío incluso cuando duerme.

De la totalidad de los huevos solo salió un pollo. Como su madre no era capaz de criarlo por si misma decidió criarlo a mano. Para su sorpresa su hija a pesar de su corta edad comenzó a alimentarlo. Rápidamente el perdigón identificó a la niña como su madre adoptiva. El pollo va a todas partes con Rocío, no quiere separarse de ella. Los animales recién nacidos siguen al primer objeto relativamente grande en movimientos que perciben. Lo ha bautizado con el nombre de uno de los personajes de uno de sus dibujos animados favoritos. El perdigón se llama Pocoyó.

TIempo de paseo para Pocoyó y los perros de la familia.

Un pollo de perdiz y un perro de caza, inseparables compañeros de juego de una joven cazadora

El ave y Ron, un macho de epagneul bretón de 4 años de edad, no se separan de la pequeña. El amor del perro de caza por Rocío es tal que ha aprendido a traer a su dueño todos los objetos necesarios para cambiarle los pañales.

El perdigón disfruta de sus paseos al aire libre.

 


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