¿Con dientes o sin dientes?
Han corrido muchas veces las aguas de los ríos desde la primera vez que, con caña en mano, me desplacé en compañía de mis maestros pescadores, apasionados por la pesca con caña, para conseguir mi primera captura.
Qué ilusión, qué nervios, uf, relatar el acontecimiento, es el inicio de una pasión que después de muchos años hace que siga viva. Seguir con la misma ilusión y ganas de ver el amanecer y el ocaso, pues nuestras vidas no sería igual sin los ríos, que van a dar al mar, que es morir.
Entonces había dos tipos de pescadores y peces. Voy a explicarlo, los pescadores eran profesionales de barca y pértiga, trasmallo, nasas y red, hoy tristemente desaparecidos, y los de caña, aficionados locos que desafiaban todas las inclemencias climáticas para conseguir un pez, con sus artes, cebos y señuelos. Estos pescadores también se dividían en dos tipos, los chatarreros y los de cebo, unos pescaban con cucharillas, devones y otras artes metálicas o de madera, y los de cebo, aquí entraban todos, los de lombriz, gusarapa, gusano de la miel, queso, masillas, saltamontes, etc.
También los peces se dividían en dos, los que tenían dientes y los que no. Aclaración entonces: solamente tenían dientes los salmónidos el resto eran sin dientes, bogas, barbos, tencas, bermejas, etc. Con el paso de los años esto cambió, crecieron las familias de peces, que si autóctonas y endémicas, que si alóctonas o exóticas, fue el comienzo del fin.
Se crearon las monstruosas obras hidráulicas, aquí en nuestra zona desaparecieron los esturiones, se modificaron ríos y valles, se trajeron especies de peces y plantas de todas las partes del mundo para satisfacer el ego y la demanda, desapareciendo primero muchas especies de peces autóctonas, también los pescadores tradicionales de barca y red. Por estas tierras había familias que vivían de la pesca.
En estos tiempos que estamos viviendo los miles de pescadores deportivos estamos en peligro por una nueva amenaza: personajes disfrazados que nos quieren imponer la moda o etiqueta de pescar con muerte o sin muerte.
Quiero recordar que mis comienzos con el Sr. Wences, en la modalidad de pesca a látigo o cola de rata, era motivada por el número de capturas, no por la belleza o estilo del lance, también por el montaje de las moscas, es todo un mundo por descubrir.
Cómo hemos cambiado los pescadores y los peces, siento no poder llevar algún día a mis nietos por los ríos para enseñarles a leer la cultura del agua y decirles que donde antes había vida y peces, ahora solamente queda agua, a veces ni limpia.
No podemos ni debemos etiquetar la naturaleza, que sigamos viviendo todos con respeto armonía y paz, con la que estamos pasando la Covid, la crisis energética, amenazas de guerras, es momento de reflexión a la orilla de un torrente, viendo y escuchando correr el agua. Cualquier persona que deje de aprender es vieja, quien sigue aprendiendo se mantiene joven. Lo más grande que hay en la vida es mantener la mente joven.
Respeto, paciencia, salud y buena pesca, con dientes o sin dientes, con muerte o sin muerte.