Van a cazar liebres y abaten un enorme jabalí que ataca a cazadores y perros
Crónicas de caza

Van a cazar liebres y abaten un enorme jabalí que ataca a cazadores y perros

Un veterano cazador se juega la vida por salvar la de sus perros de los terribles colmillos de 19 centímetros de un jabalí de 121 kilos.


El cazador catalán fue derribado por un enorme jabalí en el interior de un zarzal cuando acudió en auxilio de sus podencos durante una jornada de caza de liebres Ibéricas en la montaña. Mientras el cochino trataba de rajarle en el suelo con sus navajas, logró dispararle a bocajarro y salvar así su vida.

Eduard y Manel Roura, propietarios de los canes que tuvieron este desafortunado encuentro con este peligroso jabalí, desean ensalzar la labor y la valentía de sus perros cuando fueron atacados por el cochino. Los cazadores dedican el abate del jabalí medallable a los podencos.

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Uno de los disparos rompió el colmillo derecho del jabalí.

El jabalí persiguió y atacó a los podencos

El domingo 18 de diciembre los cazadores de San Hilari Sacalm, municipio de la provincia de Gerona situado en la comarca de la Selva, decidieron disfrutar de la mañana del día no laborable cazando liebres junto a sus podencos. Eduard y Manel Roura son de los pocos cazadores en la Península Ibérica que cazan liebres en alta montaña con podencos andaluces. Nada más soltar los perros detectaron el rastro de una rabona. Tras ser desencamada por los canes fue derribada por Eduard.

Cuando el cazador y su padre se dirigían hacia el lugar de aparcamiento del vehículo para reanudar la caza quedaron sorprendidos al ver como un jabalí perseguía a sus perros. Uno de ellos ya había resultado herido por los colmillos del macareno cuando estos intervinieron para ayudar a sus podencos. La reacción del cochino al ver a los cazadores fue refugiarse en un extenso zarzal. Ante la presencia de los podenqueros, los perros se envalentonaron y plantaron cara al solitario.

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El cazador más joven junto al temible jabalí. Iban a cazar liebres, pero el jabalí se cruzó en el camino de los podencos.

Los cazadores entraron arrastrándose en el interior de la zarza

Dado el peligro que corría la vida de sus perros, una semana antes habían tenido otro encontronazo con un cochino medalla de oro, Eduard entró en la maleza pese a las reticencias de su padre. Siguiendo los pasos de su hijo se aventuró Manel en el interior de la zarza. El cochino, al ver a su hijo, le embistió. La mala fortuna hizo que se encasquillara la escopeta de Eduard y este no pudiera derribar al jabalí. Su padre, al percatarse de lo sucedido, gritó al cochino para alejarlo de su hijo.

Al oír a Manel, el jabalí cambió de dirección para atacarle. Del primer impacto el animal logró derribar al cazador. Mientras el cazador estaba en el suelo no paraba de lanzarse navajazos para tratar de herirlo. El experimentado cazador disparó como pudo su escopeta paralela Ascencio Zabala modelo 11-E en dos ocasiones.

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Varios de los valientes podencos de lso cazadores tuvieron que ser atendidos en un centro veterinario de urgencias.

El primer disparo rompió uno de los colmillos del cochino, mientras que el segundo se paró en la cabeza del animal. Milagrosamente, ninguno de los cazadores resultó herido. Una vez derribado el macareno, a los podenqueros no les quedó otra que acudir a un centro veterinario de urgencias para que fueran atendidos varios de sus canes.

 


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