Abate un jabalí medallable con una escopeta de caza que heredó de su abuelo
Valencia

Abate un jabalí medallable con una escopeta de caza que heredó de su abuelo

Un lance que por siempre permanecerá en la memoria del cazador por partida doble. Primero por haber podido cazar este impresionante macho de 17 centímetros de colmillo, el mayor ejemplar que ha cazado en su trayectoria cinegética, y por el hecho de haberlo abatido con la escopeta que le confío su abuelo antes de morir.


La escopeta del calibre 12 con la que Loren Cruz ha cazado este espectacular jabalí de gruesas navajas es un arma semiautomática de la marca Fabarm. Se trata de una escopeta fabricada por la empresa italiana hace más de cuatro décadas. En la década de 1970, Fabarm se dedicó a la fabricación de escopetas deportivas superpuestas. Con el modelo STL comenzó a fabricar escopetas de repetición y lanzó al mercado la Ellegi, arma con la que el cazador se hizo con el trofeo de este formidable ejemplar.

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Loren Cruz, junto al jabalí abatido. 17 centímetros en los colmillos, también muy gruesos, así e el trofeo de este jabalí.

Heredero de cuatro generaciones de cazadores

Loren Cruz es junto a su hermano Iván, también cazador, el sucesor de una dinastía de cazadores bilbaínos. Todos ellos apasionados a la caza del jabalí. El cazador protagonista del abate del navajero está afincado actualmente por motivos sentimentales en Alcora, municipio de la Comunidad Valenciana perteneciente a la comarca del Alcalatén.

El sábado 3 de diciembre el montero tuvo la fortuna de abatir el cochino de mayor trofeo de su vida en una batida organizada por Jabalineros de Alcora en el denominado Barranco de la Serpiente, paraje situado en el municipio valenciano en el que tiene su sede el grupo de cazadores.

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Esta escopeta con muchas décadas tras de sí aún abate grandes jabalíes.

Un jabalí de 90 kilos con unos gruesos y afilados colmillos

"El día se despertó frío pero las ganas y la ilusión de disfrutar de una mañana de caza entre amigos impedían que las bajas temperaturas hicieran mella entre nosotros. Después de los saludos y trámites de rigor, nos dirigimos a nuestras posturas. En las cercanías de mi puesto se veían rastros y huellas frescas de un gran jabalí. Este hecho me hizo pensar que el sitio que me había tocado en suerte era muy querencioso para los cochinos.

Tras soltar a los perros, una piara de suidos se levantó de su encame. Escucho varios disparos de mis compañeros, pero ninguno de ellos logra su objetivo. Un rehalero me avisa por la emisora de que un enorme jabalí se dirige hacia mi postura. Ante este hecho mis sentidos se ponen en alerta. Estoy atento a los claros frente a mi puesto por si cruza el cochino. Minutos más tarde de la advertencia del perrero, oigo una res rompiendo monte a su paso.

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Imagen del modelo de la escopeta del cazador.

El animal que se dirigía hacia mi puesto debería ser enorme. El ruido que generaba su movimiento era atronador. Pensé este me arrolla como no logre abatirlo. Cuando veo al solitario está a escasa distancia de mi posición. Contengo los nervios y espero que me ofrezca su costado. La bala Rottweil Exact se detuvo en el codillo del animal.

Me aseguro que el solitario yace sin vida antes de acercarme para ver sus defensas. Lo primero que veo son dos hermosas navajas sobresaliendo varios centímetros de su mandíbula inferior. En ese momento se desatan mis emociones y vienen a mi cabeza cientos de recuerdos junto a mi abuelo. Va por ti, Vicente Blasco De Sande".

 


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