Un póker de jabalíes y un ejemplar medallable son abatidos por un padre y su hijo en la misma cacería
Crónicas de caza

Un póker de jabalíes y un ejemplar medallable son abatidos por un padre y su hijo en la misma cacería

Dos cazadores catalanes difícilmente podrán olvidar la jornada de caza que vivieron ayer en Huesca. En el transcurso de una batida para paliar los daños a los cultivos abatieron cuatro jabalíes a la carrera y un jabalí de 125 kilos con un impresionante trofeo en diferentes puestos.


No hay nada más emocionante para un cazador que poder compartir la mayor de sus pasiones con su descendencia. La caza refuerza el vínculo existente entre padres e hijos forjando una relación basada en la complicidad y en la amistad que solo trasciende a los que tienen la fortuna de vivir esos momentos con sus hijos.

Abate cuatro jabalíes con un rifle de cerrojo

Juan Lorenzo Castro vivió ayer uno de esos lances que permanecerá por siempre en su memoria y en la de su hijo en el transcurso de una batida celebrada en Tolva, municipio de la provincia de Huesca, para controlar las poblaciones de cochinos. Cuando Juan Lorenzo hijo estaba ayudando a su padre a colocarse en el puesto, le entró a su progenitor una piara compuesta por cuatro animales.

El veterano cazador fue derribando uno tras otro los cuatro ejemplares mientras atravesaban un sembrado. Lo hizo gracias a cuatro certeros disparos de su rifle de cerrojo Merkel Helix del calibre .300 Winchester Magnum. Según su hijo no es el primer póker de jabalíes que su padre realiza en su trayectoria cinegética.

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Juan Lorenzo hijo con el enorme jabalí abatido. A la derecha, padre e hijo disfrutando de la caza del gran jabalí.

Un jabalí de 125 kilos con un formidable trofeo

Una vez Juan Lorenzo hijo ubicó a su progenitor en la postura, marchó al puesto que le había tocado en suerte, situado a unos centenares de metros del de su padre. Nada más cargar el rifle, vio cómo cuatro cochinos cruzaban a 200 metros de su posición por un cultivo. El cazador disparó a los suidos con desigual fortuna que la de su padre. Cuando ya habían transcurrido dos horas de la suelta de los perros, el montero catalán oyó a uno de los cánidos siguiendo el rastro de una res fuera de la zona de caza.

El cazador se giró para vigilar las evoluciones del can. Minutos más tarde observó cómo un enorme jabalí trataba de huir entre la espesura. El cazador necesitó de cuatro disparos para derribar al macho. La primera detonación no cumplió su objetivo, mientras que el segundo y el tercer disparo se detuvieron en el cuerpo del ejemplar. Minutos más tarde llegó el perro que propició el lance al lugar en el que yacía sin vida el cochino. Juan Lorenzo desconocía el tamaño de las defensas del jabalí hasta que se aproximó a él. Se trata del ejemplar de mayor trofeo cazado en su vida.

 

Colaboración de Eusebio Ezquerra, administrador del grupo de Facebook Solo Jabalí.

 


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