De seguir así, nos quedamos sin peces continentales

De seguir así, nos quedamos sin peces continentales

Siempre nos quedará… Almaraz.


Van pasando los días, semanas y meses y ya queda menos para terminar el año. Ufff, qué desastre 2022. Terminada la temporada de salmónidos, iniciamos la temporada de invierno, con el agravante del estado de los embalses y ríos que es patético.

Hemos puesto nuestras ilusiones en el embalse extremeño de Arrocampo Almaraz. No tenemos muchos otros sitios para elegir dónde practicar nuestra afición y compartir la jornada de pesca con los amigos, pero debido a las malas circunstancias por las que están pasando nuestros ríos y embalses por nuestra zona húmeda nos vemos obligados a desplazarnos.

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Es de todos conocido este embalse y sus peces, por lo que hacer un poco de historia sería repetitivo. El nivel del agua, siempre manteniendo el mismo nivel, aunque puede variar la temperatura, dependiendo del funcionamiento de la factoría nuclear, con unas orillas que permiten la práctica de la pesca sin ningún problema, por los múltiples accesos y puestos, con petos o vadeadores podemos acceder a los sitios de juncos y vegetación de orilla. Se pueden practicar todas las modalidades, tanto con cebos y engodos como con artificiales, y para los más ortodoxos o especialistas con sedal pesado o cola de rata. Aquí pueden convivir todos los pescadores en buena sintonía; eso sí, dos apuntes:

Uno es que hay que tener en cuenta que es una zona de ZEPA, zona especial de protección de aves, con sus períodos veda y limitaciones.

Dos, al ser un embalse de nueva creación, vamos, como casi todos los embalse del Estado Español son del siglo pasado, qué raro suena, las especies de peces que lo habitan son conocidas como especies exóticas. Para entendernos mejor: carpas y blasses en su mayoría, puede que quede algún barbo o tenca o algún otro ciprínido, pero con la aparición de dos nuevos depredadores como son la lucioperca y el siluro, a corto plazo se nos pone muy negro, pero es lo que nos queda, Almaraz.

El resto de los embalses, aparte de lo complicado de sus accesos, el barro, los lodos y los sedimentos que se encuentran en sus orillas, sumados al bajísimo nivel de los embalses, es lo que tenemos, de seguir así nos quedamos sin peces y pesca.

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Estamos perdiendo la actividad de invierno, qué tiempos cuando íbamos a buscar los barbos y carpas de grandes pesos, eran pocas picadas pero de buen porte, los lucios por las reculas y cortados. En fin, la pesca por mis tierras salmantinas era todo el año, da igual la estación del año o la climatología, siempre teníamos un lugar donde disfrutar de la pesca, con muerte o sin muerte según la normativa y criterio del pescador.

Compartir con la cuadrilla de amigos los recorridos de pesca, lo verdaderamente importante es que a pesar de todas las trabas con las que nos topamos no perdamos la ilusión de una jornada de pesca. ¡Salud y buena pesca!

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