Cazan un impresionante jabalí de 151 kilos en Cataluña
Dado el descomunal tamaño del animal abatido, hicieron falta cinco personas para cargar el jabalí en un remolque. El cochino no solo destaca por su peso, también lo hace por el grueso de los colmillos más que por la longitud de estos.
Se trata del mayor ejemplar abatido por la Sociedad de Cazadores de Jabalí de Santa Coloma de Queralt. Los experimentados perreros que hicieron posible que este macareno fuera cazado por uno de los monteros cuentan que en sus más de dos décadas en la caza jamás habían visto un animal de un tamaño similar en la zona.
El cazador junto al jabalí de 151 kilos.
Todo queda en familia
Xavier Rosines hizo posible, junto a Ángel, otro de los perreros de la colla, que su suegro Jaime abatiera el pasado domingo el jabalí de mayor tamaño y trofeo de su vida. El formidable animal que alcanzó en la báscula un peso de 151,5 kilos fue abatido en una finca abierta situada en la comarca leridana de La Segarra.
Los perros de rastro y los podencos de Xavier y Ángel fueron los grandes protagonistas de este lance ya que la valentía y el gran trabajo de los canes hizo posible que el enorme cochino se pusiera al alcance del rifle Tikka del calibre .270W de Jaime, veterano montero de la colla. El jabalí fue desencamado por los perros mientras perseguían un corzo.
Los perreros y perros que desencamaron el enorme jabalí.
El fenomenal trabajo de los perros obligó al jabalí a entrar en las posturas
Los cánidos recibieron las emanaciones que desprendía el solitario en una zona de monte bajo frente a una de las traviesas. Fue uno de los cazadores apostado el que avisó a los rehaleros que los perros habían levantado un cochino con un tamaño monstruoso. A pesar de haber visto al impresionante animal el cazador no pudo disparar sobre el solitario dada la distancia que le separaba de él.
Diez minutos más tarde los canes obligaron al suido a atravesar una línea de puestos. El afortunado montero que lo derribó necesitó de un único disparo de su rifle para hacerse con su trofeo. La bala impactó en la cabeza del cochino a menos de diez metros de distancia. Por suerte el macareno en ningún momento plantó cara a los perros. Sus gruesos colmillos se encontraban desgastados por el paso del tiempo mientras que una de las amoladeras la tenía rota.