Un joven rehalero anuncia la llegada de la temporada venatoria con el sonido de su caracola
Un rehalero de cinco años asombra a todos los presentes en una exhibición de rehalas dada su maestría al tocar la caracola.
El perrero no se limitó a hacer sonar la caracola en el primer desfile de perros de rehala celebrado en Almonte, también guio con maestría a la collera de perros formada por los canes de la raza podenco paternino de nombre Skila y Salao. Su buen hacer le hizo merecedor del premio al mejor juvenil.

El jovencísimo Francisco con su padre, Juan Antonio. EL monte es el lugar favorito del niño rehalero.
El sonido de las caracolas de los rehaleros retumbando en el monte es uno de los identificativos de la montería española de ahí que uno de los premios que reconocen anualmente a las monterías que han obtenido mejores resultados a lo largo de la temporada es un trofeo que toma la forma del molusco marino.

Francisco es un portento en el toque de la caracola, lo que le ha heho merecedor de premios. A la derecha, Francisco Ramón Riera junto a su rgulloso padre en el monte con su rehala.
Heredero de una dinastía de rehaleros
Francisco Ramón Riera es el orgullo de su padre y su padrino. La pasión por la caza del niño rehalero asegura el futuro de esta dinastía de cazadores que hace medio siglo fundó la rehala Hermanos Palanco con sede en Gibraleón, municipio de la provincia de Huelva. La rehala, actualmente ha tomado el nombre de rehala Palanco Riera.
El año pasado, con tan solo cuatro años, el joven cazador se inició en la caza de manera real al acompañar a su padre, Juan Antonio Riera, de caza junto a la rehala de perros de la familia. En años anteriores, se limitaba a esperar junto a su padrino el regreso de su progenitor y los perros al vehículo y a ayudar a su familia en la limpieza y en la alimentación de los canes siempre que sus labores escolares se lo permitían.