Dos ciervos pelean ajenos a la presencia de un cazador
Un cazador estaba recechando ciervos durante el período de berrea o celo de la especie cuando otro ejemplar de un porte similar se enfrenta al animal al que había conseguido acercarse.
El cazador estaba a punto de disparar tras haberse aproximado a escasa distancia del impresionante ciervo. A pesar de tratarse de dos ejemplares con una extraordinaria cuerna, el cazador no dispara su rifle, se limita a disfrutar del combate mientras lo graba con su dispositivo móvil.
El bramido de los ciervos y el entrechocar de las cuernas de los grandes machos rompe el silencio del monte. En numerosos puntos de España ya ha comenzado el celo del ciervo a pesar de la pertinaz sequía que asola la península Ibérica.
Dos ciervos encelados luchan por el territorio
Un momento como este permanecerá por siempre en la memoria del esperista polaco y su acompañante. Las imágenes han sido publicadas en la página de Facebook de la agencia de turismo cinegético de Polonia Prohunt-hunting in Poland, desde allí aseguran que han sido grabadas en este país. El cazador polaco tuvo la fortuna de contemplar el combate entre estos dos impresionantes ejemplares gracias al estado de celo en el que están sumidos los ciervos en esta época del año.
La lucha por el territorio y por reproducirse con el mayor número de ciervas
Gracias al naturalista Slawek Skukowski, los cazadores y amantes de la naturaleza podemos disfrutar de la berrea en todo su esplendor. El fotógrafo ha inmortalizado a un ciervo coronado con una espectacular cuerna con 14 candiles lanzando su llamada al campo para reclamar su territorio y defender a las hembras que en él se encuentran.
Pugnas que pueden provocar la muerte de los contrincantes
Durante este período los grandes machos luchan entre ellos haciendo entrechocar sus cornamentas. Como consecuencia de estos enfrentamientos los contendientes no se suelen producir graves lesiones.
En ocasiones, durante el desarrollo de estas peleas, los machos pueden cornear a sus contendientes produciéndoles graves heridas que en ocasiones les llegan a causar hasta la muerte. Es frecuente también la muerte de los ciervos durante el periodo de celo por el hecho de entrelazar sus cuernas y no poder liberarse por sí mismos. Numerosas veces hemos podido ver como la intervención de guardas o cazadores ha salvado sus vidas.
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