Verdecillo
El Verdecillo es pariente del Canario que, introducido en Europa en el siglo XV, constituye el origen de toda la familia de Canarios que conocemos en la actualidad. Su librea es discreta, adornada únicamente de amarillo en la frente, el pecho y el obispillo. Esta ave vive en los parques y jardines, frecuenta también los terrenos baldíos y los taludes abandonados en busca de comida. AI principio de la primavera se instala para anidar en la proximidad de las aglomeraciones y, sobre todo, donde hay coníferas. La hembra construye discretamente un nido mullido en una rama pequeña. Desde la copa de un árbol vecino el macho lanza sus interminables frases, animándola. También emite el canto durante su sinuoso vuelo, y con las alas extendidas y la cola abierta parece una gran mariposa. Las manifestaciones vocales y el vuelo característico tienen un significado territorial: ningún otro macho es admitido en las proximidades. En España es muy común; cría sobre todo en frutales y todo tipo de árboles y arbustos. Los bandos otoño-invernales, a veces muy nutridos, realizan desplazamientos de sus lugares habituales de cría hacia zonas de cultivos para alimentarse.
Familia: | Fringílidas |
Nombre cientifico: | Serinus serinus |
Orden: | Passeriformes |
Caza: | Especie Protegida |
Longitud: | 11 |
Habitat: | Parques y jardines |
Identificación: | Por encima, amarillento rayado de pardo; obispillo amarillo; pico ancho y corto. Macho con frente, lista superciliar y pecho amarillos; hembra menos amarilla y más rayada. |
Nidificación: | Nido pequeño de hierba seca, musgo, líquenes y telas de araña, forrado con pelusa vegetal, plumas, crines y lana; puesta, de abril a mayo, de 3 a 4 huevos blancuzcos poco manchados de pardo rojizo; incubación, sólo por la hembra, 13 días; durante la primera parte de la ceba el macho nutre a la hembra y a los pollos; éstos vuelan tras unos 14 ó 16 días. |
Alimentación: | Semillas, brotes, orugas. |
El más pequeño de nuestros fringílidos, el Verdecillo Serinus serinus, tiene mucha popularidad en toda la zona mediterránea y es un pájaro bien conocido. El macho en plumaje primaveral posee un color amarillo muy vivo en la frente, sobre los ojos, cerca de la nuca y sobre todo en las partes inferiores, desde el mentón al vientre, y en el obispillo, que es un rasgo inconfundible, sobre todo durante el invierno, para machos y hembras. El píleo, la espalda y las alas son de color pardo rayadas de marrón o sepia oscuro. Los lados del pecho y los flancos tienen un tono beige claro y están rayados de pardo negruzco. La cola es negruzca y muy escotada. El pico, muy corto, cónico y robusto, de color hueso oscuro, más pálido en la mandíbula inferior; patas y pies pardo oscuros y el iris de los ojos casi negro. Durante el otoño y parte del invierno adquiere este plumaje por la muda, pero entonces no es tan brillante. Solamente el desgaste produce la viveza tan acusada del color amarillo en la mayoría de los verdecillos, algunos extraordinariamente amarillos incluso en la parte superior de la cabeza y en los carrillos.
La hembra tiene menos amarillo y es más parda, con un rayado más pronunciado por encima y por debajo, siendo éste muy notorio sobre el fondo blanco amarillento de la garganta y el pecho. La raya ocular también es amarillenta y el obispillo amarillo, pero algo más reducido y más pálido. Algunas tienen la raya ocular blancuzca y en el pecho se advierte un tono beige. También en las plumas escapulares puede haber un parche amarillo. Los verdecillos jóvenes se parecen a las hembras, pero son más pálidos y rayados.
Durante la reproducción es esencialmente un pájaro arbóreo, prefiriendo no bosques densos, sino bosquetes y arboledas de especies caducifolias desde el mismo nivel del mar hasta el límite de los árboles. En la Cordillera Cantábrica alcanza los 2000 metros y en los Pirineos los supera bien. Siente preferencia por grandes avenidas arboladas, parques y jardines y es habitante de las ciudades y pueblos. Lo mismo sucede en pleno campo, viviendo cerca de caseríos y en aldeas. Los huertos de frutales y los altos setos constituyen un hábitat también muy frecuentado, lo mismo que los viñedos.
No vuela habitualmente a gran altura, sino que lo hace por entre los árboles, a la vez que canta o lanza su trino. En época de celo y reproducción vuela más como un murciélago que como un pájaro. Entonces sus planeos y giros muestran unas alas más largas de lo que parecería debía tener un pájaro tan pequeño. Camina por el suelo a saltos. En él come a menudo en compañía de varios verdecillos. Es muy sociable y no solamente en época invernal. En la primavera, donde abunda, se pueden congregar las parejas muy cerca unas de otras. En vuelo largo se nota una acusada ondulación. Canta, como ya he dicho, al vuelo, pero también desde un alto posadero que puede ser el tope de un seto o arbusto, la última rama de un árbol y también los cables del tendido eléctrico.
La alimentación es fundamentalmente vegetal. Las minúsculas semillas de plantas parásitas y gramíneas constituyen la gran mayoría de su dieta invernal. En primavera come muchos brotes tiernos de arbustos y árboles. Así el Olmo Ulmus y el Abedul Betula le atraen especialmente. En rastrojeras y campos cultivados donde crece el Cardillo Taraxacum officinale se concentran en el invierno grandes bandos. También come semillas de Capsella, Polygonum, Artemisia vulgaris, etc.
Es uno de los pájaros más sonoros de la campiña. Además del canto típico, lanza continuamente un trino largo y musical formado por repetición de notas líquidas ¡¡tirrilirrit!! o más corto ¡¡rrilit!! Durante la cría es frecuente escuchar una llamada de ansiedad, en especial cuando siente amenazado el nido por la presencia de un hombre o animal. Un ¡suiit! lo repite a intervalos regulares, mientras subsiste el peligro. A veces también el mismo sonido en vuelo de alarma de un árbol a otro. El canto es un gorjeo medio musical medio chirriante, prolongado e insistente, que no resulta desagradable de escuchar y que algunos verdecillos interpretan con cierta armonía, lo que les hace ser menos monótonos. Habitualmente el Verdecillo canta posado a gran altura, pero también es frecuente escucharlo en vuelo circular, con alas bien extendidas, planeando y posándose en la rama de un árbol sin dejar de cantar un solo segundo. En la práctica canta todo el año. En el mes de enero, con sol y temperatura benigna, se le escucha en gran parte de su hábitat meridional. Esto es más ocasional en el Norte, pero también tiene allí canto invernal. Desde febrero, en que muchas parejas quieren ya establecerse en un territorio, los machos cantan con insistencia. Mayor intensidad tiene su voz en junio. Muy poco canto en agosto y septiembre. A mediados de octubre se escuchan ya algunos y en los meses de noviembre y diciembre es intermitente.
Los machos empiezan a establecerse en un territorio no muy grande ni bien delimitado a partir de febrero. Todavía algunos no han llegado para finales de abril. La arribada de las hembras es discreta, porque el continuo canto del macho atrae toda nuestra atención. Pronto, sin embargo, aquéllas se hacen notorias cuando los dos miembros de la pareja vuelan juntos lanzando el característico ¡¡rrilit!! A finales de abril y en lugares muy favorables, incluso en marzo, ya empiezan las hembras la construcción del nido, muy pequeño y generalmente bien oculto en las ramas de un arbusto, una planta ornamental, un árbol frutal, una conífera, etc., a una altura variable entre 1,5 y 12 metros. La estructura del nido está formada por musgo, poca hierba seca, líquenes y raicillas, unido todo muy sólidamente con telas de araña. El interior está forrado invariablemente con pelo y plumas. Cada puesta consiste en 3-5 huevos, muy pequeños, de color azul pálido punteados de rojizo o violáceo y acumulándose sobre el extremo más ancho. Muchos huevos tienen un tinte general verdoso, son lisos y brillantes. Jourdain y Rey, para 100 huevos de diversas procedencias, obtuvieron un promedio de 16,17 x 11,86 mm., con un máximo de 17,6 x 12,5 mm. y un mínimo de 14,4 x 11 mm. D'Almeida, para 20 colectados en el Norte de Portugal, da una media de 15,8 x 11,9 mm., con extremos de 14,6 a 17,5 x 11 a 12,9 mm. La incubación es realizada por la hembra sola, aunque se asegura que el macho también colabora. En el nido es alimentada a menudo por el macho, que mientras ella permanece allí no deja de cantar. Después de 12-14 días nacen los pollos cubiertos de plumón gris pálido, largo y muy escaso. El interior de la boca es rosa y no hay puntos oscuros sobre la lengua. También son rosadas las comisuras. Alimentados por ambos adultos, mucho más por la hembra, con materia vegetal que regurgitan, los jóvenes verdecillos se desarrollan muy bien y rápidamente, dejando el nido a los 14-16 días de edad y siendo cuidados y cebados muy a menudo en el suelo por los padres, por lo menos durante otra semana antes de que sean independientes. Dos crías anuales son normales en su área norte de reproducción, pero probablemente en zonas meridionales, donde las primeras puestas ya pueden ser encontradas en el mes de febrero, debe haber tres crías por lo menos.
Serinus serinus es una especie en franca expansión que de un hábitat típicamente mediterráneo ha pasado a ocupar la mayor parte del Continente europeo. Las personas que asocian a este pájaro con las ciudades y pueblos del extremo meridional de Europa se sorprenderían al ver cuántos crían hoy en Alemania, Polonia e incluso en el extremo sur de Suecia y en Inglaterra, al menos una pareja crió con éxito, la primera conocida, en 1967. Por el Oriente llega hasta Ucrania, los Balcanes y Asia Menor y por el Sur hasta la zona meridional de Marruecos. En la Península Ibérica y en las islas Baleares es especie común en todas las estaciones del año. Mayor densidad tiene, sin embargo, en la zona mediterránea, pero no es baja en el Norte. En otoño e invierno los bandos recorren los campos, praderas y rastrojeras en una trashumancia que dura hasta marzo. Muchos son invernantes extrapirenaicos que llegan a partir de septiembre y octubre y el paso se hace muy sensible en todas partes, desde el País Vasco hasta el Estrecho de Gibraltar. Aquí, Thiollay y Perthuis (1975), en solamente dos puestos de observación durante los primeros veinte días de octubre de 1974, anotaron el paso de 728 con dirección al norte de Africa, donde, sin duda, incrementarán la población habitualmente invernante allí a base de pájaros nativos y del Continente europeo.
El anillamiento ha demostrado, como sucede con la mayor parte de las especies de fringílidos, una gran fidelidad a sus lugares de nacimiento, y salvo en estas épocas de trashumancia invernal, los verdecillos son sedentarios e incluso es ya seguro que muchas parejas practican el erratismo no lejos de su lugar de reproducción. El paso primaveral a partir de los primeros días de marzo y sobre todo en la primera quincena de abril es muy intenso en el País Vasco. Los bandos vuelan dispersos, no están formados por muchos ejemplares, machos y hembras pasan juntos y normalmente en compañía de lúganos, Carduelis spinus y jilgueros, Carduelis carduelis.
En los últimos veinte años se aprecia en zonas del norte ibérico una ligera baja en la densidad de parejas reproductoras. Localmente ha llegado a ser escaso e incluso también descendió el número de los que se ven en paso primaveral, lo que parece estar en contraposición con la expansión experimentada en Europa durante los mismos años.