Media Veda. Codorniz, Tórtola y Paloma


Durante la temporada de caza estival o “media veda”, y siempre dependiendo de cada autonomía, se puede practicar la caza de diversas especies; aunque codorniz, tórtola y palomas (torcaz y bravía) concentran tradicionalmente la pasión y los ensueños del cazador español. Este libro comienza con el estudio de las técnicas y procedimientos de caza de la codorniz al salto, y termina con la caza, predominantemente en puesto fijo, de tórtola y palomas.

La caza, desde la perspectiva de las técnicas de Conservación, puede llegar a ser un uso destructivo o, por el contrario, puede ser la mejor manera de gestionar las poblaciones silvestres, de forma bien sostenible y claramente compatible con los intereses ecológicos, económicos y sociales de una comunidad. La correcta ejecución del aprovechamiento cinegético, técnica y éticamente hablando, resulta clave para alcanzar ese magno objetivo conservacionista. Consecuentemente, el cómo se caza y el cómo se debería cazar, forman el objeto central de este libro, eminentemente práctico.

Con el fin de alcanzar un aprovechamiento sostenible de las especies migratorias propias de la media veda, este trabajo culmina con el correspondiente “Programa de ordenación cinegética de la media veda”, que se anexa en forma de CD. Con el mismo cualquier cazador o interesado puede responder a la pregunta clave ¿Se está cazando correctamente? ¿Qué deberíamos cambiar?

Los autores, especializados en la ordenación de recursos naturales renovables (bosques, pastos, caza, pesca...), han dedicado muchos años al estudio científico de las especies cinegéticas y al manejo técnico de las mismas; siempre desde un fuerte compromiso personal y profesional con la Conservación de la Naturaleza. En este libro tratan de aunar los conocimientos de campo, con la investigación científica y con sus aplicaciones técnicas, intentando hacerlo en lenguaje fácil y bien comprensible para todos.


Marisa Mesón y José Miguel Montoya

Índice

PRÓLOGO............................................................................................... 7

CAPÍTULO 1º. LA CODORNIZ Y SU CAZA....................................... 11

La codorniz (Coturnix coturnix L.).............................................................. 11

     La especie............................................................................................ 11

     Migraciones......................................................................................... 15

     Situación poblacional........................................................................... 23

     Mejoras................................................................................................ 26

Su caza..................................................................................................... 29

     Modalidades......................................................................................... 29

     Organización de las cacerías................................................................. 56

     Armas y municiones............................................................................ 58

     La elegancia, la ética y el comportamiento en la caza de la codorniz..... 67

     Aprovechamiento culinario.................................................................. 69

CAPÍTULO 2º. LA TÓRTOLA COMÚN Y SU CAZA.............................. 71

La tórtola común (Streptopelia turtur L.)........................................................ 71

     La especie............................................................................................ 71

     Migraciones......................................................................................... 73

     Situación poblacional........................................................................... 76

     Mejoras................................................................................................ 77

Su caza..................................................................................................... 80

     Modalidades......................................................................................... 80

     Organización de las cacerías................................................................. 92

     Armas y municiones............................................................................ 95

     Ética y comportamiento en la caza de la tórtola................................. 101

     La problemática cuestión de los cebaderos........................................ 105

     Aprovechamiento culinario................................................................ 106

CAPÍTULO 3º. LA PALOMA TORCAZ Y SU CAZA......................... 109

La paloma torcaz (Columba palumbus L.).................................................. 109

     La especie.......................................................................................... 109

     Migraciones....................................................................................... 112

     Situación poblacional......................................................................... 117

     Mejoras.............................................................................................. 117

Su caza................................................................................................... 120

     Modalidades....................................................................................... 120

     Organización de las cacerías............................................................... 132

     Armas y municiones.......................................................................... 138

     Ética y comportamiento en la caza de la torcaz.................................. 141

     Aprovechamiento culinario................................................................ 142

CAPÍTULO 4º. LAS OTRAS DOS PALOMAS CINEGÉTICAS, LA BRAVÍA Y LA ZURITA, Y SU CAZA ESTIVAL........... 147

La paloma bravía (Columba livia) y la paloma zurita (Columba oenas).......... 147

Su caza................................................................................................... 149

CAPÍTULO 5º. PROGRAMA DE ORDENACIÓN CINEGÉTICA DE LA MEDIA VEDA      155

Origen.................................................................................................... 155

Justificación............................................................................................ 156

     La situación actual............................................................................. 156

     Ave de paso… ¡cañazo!..................................................................... 157

     Ave que vuela… ¡a la cazuela!............................................................ 157

Antecedentes.......................................................................................... 158

Objetivos. Cálculo de resistencia de las estructuras biológicas................ 159

     Fundamento...................................................................................... 159

     La cuestión censal.............................................................................. 160

     ¿Por qué y cómo ordenar la caza de las especies migratorias?............. 160

Datos básicos usados.............................................................................. 161

Metodología. Funcionamiento del programa.......................................... 161

     Básico................................................................................................ 161

     Introducción de datos........................................................................ 162

     Aclaraciones sobre algunos tipos de datos......................................... 162

Resultados. La salida del programa......................................................... 165

     Observaciones previas....................................................................... 165

     Datos salientes. Resultados del cálculo............................................... 166

Conclusiones y aplicaciones.................................................................... 170

     Utilidades........................................................................................... 170

     Limitaciones...................................................................................... 170

     El reto............................................................................................... 171

BIBLIOGRAFÍA................................................................................... 173

Características

Tamaño: 17 x 24 cm

Nº de páginas: 176 páginas

Tirada: 500 ejemplares

Impresión en blanco y negro.

Encuadernación rústica cosido con hilo vegetal

Cubierta con solapas a todo color plastificado brillo.

CD adjunto con “Programa de ordenación cinegética de la media veda”

Precio: 26,00 euros

Información y pedidos

Editorial Solitario, S.L.

C/ Isla Timor 6, bajo C

28034 Madrid

Teléfonos: 913582521 / 626728584

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Parte del capítulo 2º. La Tórtola Común y su Caza

El tiro

Doctorado del tirador, en España, y dejando a un lado las siempre endiabladas becacinas, el tiro de la tórtola común es la máxima cumbre, la más alta cota, el más excelso y difícil de cuantos existen dentro de nuestra amplia y diversa cinegética. Cierto que no siempre, pues a veces las tórtolas jóvenes y también las bien hartas de comer, se muestran algo ingenuas y entran al puesto nobles y templadas; pero ninguna otra especie animal consigue pasar tan frecuentemente indemne entre los puestos de los cazadores, como logra hacerlo la tórtola.

Su velocidad de vuelo llega a superar los 100 kilómetros por hora[1], lo que unido a sus increíbles quiebros, y a su habilidad e inteligencia para sorprendernos y para utilizar árboles y arbustos como pantalla protectora, hace que los disparos sean muchas veces más bien instintivos y casi siempre extra-rápidos. Especial dificultad tiene el abatirlas en las horas crepusculares del amanecer y el atardecer, y en los días nublados o con viento, aunque a cambio en estos últimos suele volar todavía más baja. Siempre los pasos desde el comedero, a buche lleno, suelen hacerse con vuelos más lentos y bajos de lo usual en ella.

Hasta una media de 7-10 disparos por cada tórtola abatida, son precisos en las buenas tiradas de septiembre; aunque siempre habrá quien no le dé a un cerro. Frente a pájaros sólidos y ya bien “hechos”, apenas si las buenas líneas de tiro consiguen bajar de la frontera de los cinco disparos por pieza realmente cobrada[2]. Hasta seis disparos por pieza son resultados típicos. Los buenos tiradores apenas si bajan hasta los tres ó cuatro. Muy pocos cazadores consiguen bajar de los dos ó tres ¡Bueno, en el bar sí! No obstante, a principios de temporada y en cebaderos o en aguaderos, la dificultad del tiro se reduce, al tiempo que la deportividad de esta caza.

Resulta siempre más fácil el tiro de la tórtola los primeros días; porque, aun sin foguear, están todavía muy confiadas y suelen por ello entrar más cortas y templadas. También es más fácil el tiro sobre los tortolillos que abundan a finales de temporada, cuando los adultos ya se han ido. Con estos últimos, el número medio de disparos por pieza se reduce prácticamente a la mitad. La última semana de agosto y la primera de septiembre, las dos semanas gloriosas de la tórtola, suelen ser las de máxima dificultad de tiro, especialmente cuando se tira sobre bandos y grandes “piquetes” en migración, plenamente adultos, cebados y poderosos ¡Qué suerte poder pillar un buen paso de septiembre!

Ambos tipos de aves son fáciles de distinguir, las locales vuelan en grupos reducidos de dos a cuatro pájaros, las que están en paso forman piquetes mayores, normalmente de ocho a doce ejemplares. Frecuentemente se quedan un par de días en “nuestro” coto, para recuperar fuerzas, y siguen después su viaje. Poderosas, bien cebadas, y probablemente ya tiroteadas y “picardeadas”, por su velocidad y bravura son las más difíciles de abatir, y exigen armas y municiones más potentes que las recomendables para las tórtolas locales.

El tiro de la tórtola es característicamente muy variable. Así en las tiradas de mayo en Marruecos, las tórtolas, que están criando entonces allí, son de muy fácil caza, y se abaten sin dificultad; apenas dos cartuchos por pieza suelen bastar. Al tiempo su carne es reseca e insípida, por el enorme esfuerzo que están realizando en favor de sus crías ¿Cómo irá tanta gente a matarlas en esas condiciones? ¡Hay gente “pa tó”!

También es fácil su tiro posadas en los árboles y en aguaderos y bebederos, y máxime cuando se trata de ejemplares del año, siempre mucho menos esquivos y menos preparados para defenderse. Un tiro furtivo (en periodo de veda), particularmente sencillo y poco meritorio, era el que se realizaba cuando brotaba la vid[3], contra animales recién llegados o criando, y cebados a este atractivo “pasto” que parece crearles una curiosa borrachera. También era igualmente muy fácil el tiro en el Estrecho gaditano, cuando se celebraban tiradas en la entrada primaveral sobre animales cansados de volar sobre el mar. Hoy estas tiradas están felizmente prohibidas.

Típicamente en las perchas aparecen 1,4 pollos por adulto. Esto no debe interpretarse nunca, como que cada pareja logre 2,8 pollos por año ¡Ya quisiéramos! sino que es el efecto de que los 1,4 pollos realmente logrados por pareja, son el doble de fáciles de cazar que sus padres y que, en consecuencia, mueren en porcentaje doble durante las cacerías, por razón de su misma ingenuidad y de su menor capacidad de vuelo. Para ratificar esto, basta observar cómo, en las perchas finalmente obtenidas, los peores tiradores abaten siempre menos tórtolas, esto sí, pero siempre con un mayor porcentaje de pollos que los mejores.

La proporción de pichones abatidos se incrementa especialmente a finales de temporada, cuando todavía están éstos acumulando grasas, mientras que sus padres y hermanos mayores han comenzado ya el gran salto sobre el Sahara. Se ha magnificado en exceso el riesgo que esta caza tardía comporta para la especie. Debemos insistir en que estos pichoncillos tardíamente desarrollados, procedentes generalmente de puestas de reposición tardías, mueren en buena parte durante su travesía del Sahara, por lo que el verdadero impacto de esta caza es mucho menor del aparente. En los palmerales de los oasis, como en la ciudad santa de Esmara, a finales de septiembre se suelen recoger bajo los árboles muchos de estos pichones de tórtola, muertos durante la noche por el agotamiento del viaje.

Amagado y oculto, el cazador sólo debe sacar el arma con rapidez y cuando ya es demasiado tarde para la confiada tórtola; aún así, habrá que vencer sus bruscos quiebros al vernos mover. La suerte hay que jugarla con brillantez. Entre los cazadores se dice que “se cazan las tórtolas que sorprendemos, no las que nossorprenden”, evidentemente sorprendemos a las más jóvenes e inexpertas, y nos sorprenden con su rápida aparición e increíbles quiebros ante el “rebrillo” del cañón, las más veteranas hábiles y fuertes. Por algo entre los cazadores de tórtolas se considera un instante “clave” el momento y la oportunidad de “sacar el cañón”.

Es precisamente en el instante de “juzgar y dejar cumplir la pieza” cuando más errores suele cometer el cazador inexperto. Un juicio rápido, casi reflejo, debe distinguir entre la tórtola que entra larga, a no tirar, para evitar plomearla inútilmente y para no espantar a las demás; la tórtola larga, a tirar con el segundo cañón; y la corta a tirar desde el primero. También, si son más de una, se seleccionará una trasera, para en el mismo correr de la mano, tratar de derribar también la más adelantada: el siempre gratificante y gozoso doblete de tórtolas, cumbre estival del tiro a la pluma.

Tras sentenciar el juicio, sumarísimo por cierto, dejarlas cumplir en el puesto; para que, demasiado metidas en el terreno más peligroso para ellas, un rápido encare y tiro, apenas corriendo la mano, “cola-pico-fuego”, poco más que un tenazón, las derribe sin posibilidad de escapada. Quietud pues absoluta hasta el instante exacto: sorprender a la tórtola y que no nos sorprenda.

El cobro

En general, en la caza de la tórtola, el perro sólo es necesario para el cobro de las piezas muertas, lo que suele ser a veces bastante más complicado de lo que aparenta. Especialmente cuando se revuelan antes de caer, o cuando caen alicortas o entre los girasoles sin cosechar aún, o incluso en el agua o entre los zarzales, cardinchales, herbazales y carrizales, propios de los puestos ribereños y de la caza en mano entre las choperas. Resulta sorprendente lo que puede apeonar una tórtola alicortada, o el mimetismo que pueden llegar a tener en ocasiones; especialmente si caen con el vientre hacia tierra.

Como siempre, los perros de las razas más adecuadas para el cobro y los mejor adiestrados para estos menesteres, suelen ser los más recomendados y utilizados en estas cacerías. Los perros labradores, springels y similares destacan en esta materia, pero en la práctica los cazadores se suelen hacer acompañar por sus perros de muestra habituales: su escopeta y su perro. Como en todas las cazas en puesto, los perros grandes, nerviosos o de colores claros y muy visibles resultan poco aconsejables. No es difícil enseñar a un perro la inmovilidad en el puesto. Curiosamente algunos perros caprichosos, que suelen rechazar el cobro de las palomas, porque les llenan la boca y la garganta con sus asfixiantes plumas, sí cobran bien las tórtolas, que parecen tener un mayor atractivo para ellos.

Algunos perros entienden rápidamente la “operación” que estamos llevando a cabo. Los más inteligentes llegan, incluso, a avisarnos con un gemido, de la llegada de tórtolas por nuestra espalda. Son de ver sus vigilantes y vivos ojillos, mientras se esmeran en conseguir la quietud más absoluta; se diría que “rezan” porque nos entren a tiro ¡tan grande es su instinto de caza! Nuestra “Iris” en esto era genial.

El cobro suele hacerse pieza a pieza, cuando el cazador caza sólo y sobre todo si el paso no es muy intenso. En tiradas organizadas el movimiento de cazadores y perros por la zona espanta a las tórtolas entrantes a los demás puestos, y significa un peligro real de accidente, por lo que en este caso suele preferirse el cobro al final; pese al indudable riesgo de perder no pocas piezas, especialmente cuando la cacería haya sido generosa en resultados.

Los perros especialistas en el cobro, y en especial los inteligentísimos labradores, suelen memorizar un buen número de lugares en los que han caído tórtolas, pero el cazador debe contabilizar siempre el total, y memorizar al menos las de cobro más difícil y problemático: revoladas, caídas vivas o en lugares difíciles… Algunos se hacen en un papel un cuadrante con tres círculos concéntricos en torno al puesto, y señalan en las coronas circulares correspondientes el punto de caída de cada una; así cobran al acabar, siguiendo un cierto orden y no olvidándose de intentar cobrar ninguna.

Es frecuente que una tórtola, tirada y herida, caiga verticalmente, para recuperarse a escasos metros del suelo y volar aún un buen tramo. Respecto a la perdiz se diría que realizan una “torre” invertida. Muchas veces creemos que ha caído en el mismo lugar en que ha sido alcanzada por el disparo; pero esa tórtola realmente ha seguido después su vuelo final. A veces, cuando están malheridas, se posan en árboles y arbustos, más o menos alejados del puesto. Es un error ir a buscarlas inmediatamente, porque se revuelan cubriéndose tras el mismo árbol. Esperando un rato, se enfría la herida, caen del árbol, y pueden ya cobrarse.

En algunas ocasiones la tórtola consigue volar unos metros antes de caer finalmente a tierra. Frecuentemente estos metros son justo los precisos, para cruzar el río o cubrirse tras la arboleda. Siempre, y aunque aparentemente parezca que no la hemos alcanzado, es recomendable fijarse bien en su vuelo. Cuando el cazador veterano cree que ha alcanzado una pieza, normalmente lo ha hecho. Una tórtola mal centrada en el tiro, tal vez no caiga seca, pero muchas veces queda malherida, como lo prueba el hecho de que al día siguiente de las grandes tiradas suelen cobrarse algunas entre las arboledas y otros lugares próximos.

Los Autores

Marisa Mesón y José Miguel Montoya, están especializados en la ordenación de recursos naturales renovables (bosques, pastos, caza, pesca...), han dedicado muchos años al estudio científico de las especies cinegéticas y al manejo técnico de las mismas; siempre desde un fuerte compromiso personal y profesional con la Conservación de la Naturaleza. En este libro tratan de aunar los conocimientos de campo, con la investigación científica y con sus aplicaciones técnicas, intentando hacerlo en lenguaje fácil y bien comprensible para todos.

Más información: Editorial Solitario: 913582521 / 626728584

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