Cultivadores de cannabis defienden las plantaciones de los robos de otros narcotraficantes con escopetas de caza robadas
La proliferación de las plantaciones de cannabis ilegales y los beneficios económicos que supone para los narcotraficantes la venta de la marihuana ha acrecentado el número de robos entre las bandas rivales. Los delincuentes, para proteger sus plantaciones de los ataques de otros narcotraficantes, parecen haber elegido las escopetas de caza robadas.
Los investigadores de la Guardia Civil de Las Gabias, en el marco de la operación Gonfer9, han recuperado una de estas armas robadas en un centro de producción de marihuana en La Malahá, localidad de la provincia de Granada.
El arma intervenida es una escopeta de caza que según consta en las bases de datos de la Guardia Civil fue robada en el año 2012 en Salobreña. La escopeta había sido completamente modificada, le habían cortado la culata y los cañones y le habían acoplado un culatín desplegable y una empuñadura.
La Guardia Civil interviene una escopeta de caza y una pistola
Ambas armas han sido enviadas al Servicio de Criminalística de la Guardia Civil para su análisis.
En el marco de la operación Gonfer9 los agentes de la Guardia Civil intervinieron 433 plantas en avanzado estado de floración en La Malahá.
En el dispositivo fue detenido un joven de 19 años como presunto autor de un delito de tenencia ilícita de armas, de un delito contra la salud pública por cultivo y elaboración de droga y de un delito de defraudación de electricidad.
Narcotraficantes utilizan armas de caza para proteger sus plantaciones
No es la primera arma robada a cazadores que ha sido recuperada por la Guardia Civil en una plantación de cannabis. Agentes del Instituto Armado encontraron una escopeta de caza en un centro de producción de marihuana en Pinos Puente, municipio de la provincia de Granada situada en la parte noroccidental de la comarca de la Vega de Granada. La escopeta había sido robada en el área metropolitana de Granada en agosto de 2018. Esta actuación forma parte de la operación Miller, una operación que desarrolló la Guardia Civil a nivel nacional contra el cultivo ilegal de marihuana en el año 2019.
En febrero la Benemérita detuvo en Huelva a dos narcotraficantes en un cultivo de cannabis provistos de tres escopetas y dos rifles. Las investigaciones se iniciaron cuando desde la Guardia Civil se tuvo conocimiento de la ubicación de un punto de venta de drogas en la localidad de El Cerro de Andévalo.
Detenidos los propietarios de una armería por tráfico ilícito de armas de fuego en Granada
La Guardia Civil detuvo en diciembre del año 2020 a los propietarios de una armería granadina en el marco de la operación ‘Fast-dancer’ como presuntos autores de un delito de tráfico ilícito de armas de fuego. Los detenidos, propietarios de una armería situada en el área metropolitana de Granada, buscaban a personas con escasos recursos económicos que estuvieran en posesión de la licencia de armas tipo D, para armas largas rayadas, y tipo E, para escopetas de caza.
En febrero la Guardia Civil, en el marco de la operación Fast Dancer 2, desarticuló una organización criminal que traficaba con armas robadas de última generación. En esta operación fueron detenidas once personas y tres más investigadas, dos de ellas propietarias de una armería, como presuntos autores de los delitos de tráfico ilegal de armas reglamentadas, tráfico de drogas y de organización criminal.
Este operativo comenzó en el año 2020, después de que agentes de la Unidad Orgánica de Policía Judicial y del Servicio de Información de la Guardia Civil de Granada averiguaran que los propietarios de una armería utilizaban su establecimiento para traficar con armas. En los registros realizados por la Guardia Civil en seis domicilios de Pinos Puente, Albolote, Moraleda de Zafayona y Atarfe se han incautado cuatro pistolas de la marca Glock de última generación, y tres revólveres de las marcas Smith & Wesson y Ruger, munición de diferentes calibres, más de 125 kilos de marihuana y dos vehículos de lujo.
El modus operandi de los detenidos era captar testaferros, personas con pocos recursos económicos pero con licencia de armas tipo D para armas largas rayadas y tipo E para escopetas de caza, para de una manera aparentemente legal poner a su nombre una gran cantidad de armas a cambio de una compensación económica.
Los poseedores de las armas, semanas más tarde, denunciaban el robo de estas. La finalidad de este proceder era que las armas acabaran en el mercado ilícito en manos de organizaciones criminales o de peligrosos delincuentes. De hecho en dos operaciones antidroga que ha realizado la Guardia Civil en la provincia de Cádiz en los últimos meses han aparecido dos de estas armas.
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