Cantabria

Recorre 900 kilómetros para abatir un corzo

La pasión por la caza de una joven cazadora malagueña de 17 años no tiene límites. Se ha desplazado de la provincia de Málaga hasta Cantabria para cumplir su sueño de abatir un corzo en el norte de España. No se trata de un corzo con un trofeo medallable, pero ¿qué importancia tiene eso? La recechista antepone el lance y la experiencia vivida a cazar un animal con una cuerna merecedora de una medalla.


  900 kilómetros para abatir un corzo
900 kilómetros para abatir un corzo

La malagueña María José Jiménez, desde que obtuvo la licencia de caza y el permiso de armas, deseaba disfrutar de un rececho de corzo en el norte de la península ibérica. Su padre ha hecho posible este deseo adelantándole el regalo de su decimoctavo cumpleaños. Le ha obsequiado con un fin de semana de caza con el Club de Caza Los Vallucos, colaborador habitual de Club de Caza.

No hay mejor regalo para un cazador que una jornada de caza

La madrugada del viernes María José y su padre, Juan José Jiménez, se montaron en su vehículo para recorrer los 900 kilómetros que separan su localidad natal, en la provincia de Málaga, del municipio cántabro de Valderredible, se trata del pueblo más meridional de la comunidad autónoma de Cantabria. Los cazadores tenían la intención de cazar la tarde del viernes. Nada más llegar a su destino los estaban esperando los integrantes del Club de Caza Los Vallucos, con sede en el municipio cántabro de Polientes, capital del municipio de Valderredible. El grupo de cazadores gestiona una extensión superior a las 27.000 hectáreas repartidas en diferentes cuarteles de caza en la zona sur de la región de Cantabria y la zona norte de Palencia.


La cazadora y su padre.

La cazadora logra cumplir su sueño

La tarde de la víspera del fin de semana conocieron el cazadero y llegaron a ver un macho con las características que buscaban. Se trataba de un bonito ejemplar de 6 puntas con un precioso perlado. La mañana del sábado se levantaron bien temprano para dirigirse al prado donde habían visto el corzo.

Después de varias horas de rececho lograron localizarlo en un pastizal a 200 metros de distancia. María José hirió mortalmente al macho de un efectivo disparo de su rifle de la marca Blaser R93 del calibre 308 de cerrojo rectilíneo.

Al llegar al lugar del lance encontraron varias gotas de sangre. Siguieron el rastro 40 metros. El corzo yacía sin vida tras unos espinos. María José y su padre desean agradecer públicamente a los miembros del Club Los Vallucos el trato recibido.

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