Rubio de Triki

Recién acabada la competición galguera, vamos a desgranar en este artículo la corta, pero intensa biografía de Rubio de Triki, flamante campeón de España 2022.


La final de Chaparra en Nava en 2019, no vino a significar un punto y final, sino mas bien un punto y seguido en la trayectoria de Leandro y el afijo de Triki, de alguna extraña manera todos los allí presentes nos conjuramos para volver a estar en lo más alto más pronto que tarde, y así ha sido, el sueño se ha hecho realidad en 2022, ese y no otro es el gran mérito de Rubio, conseguir el objetivo para el que ha sido criado y entrenado, hacernos disfrutar y hacerse con la manteleta de campeón de España.

Quizás la única manera de entender el por qué, tres años después, la casa de Triki, con Leandro Pérez a la cabeza, ha vuelto a lo más alto del panorama galguero de nuestro país, sería la cita de Mahatma Gandhi “Tus creencias se convierten en tus pensamientos, tus pensamientos se convierten en tus palabras, tus palabras se convierten en tus acciones, tus acciones se convierten en tus hábitos, tus hábitos se convierten en tus valores, tus valores se convierten en tu destino”.

No podemos olvidar que Leandro Pérez, en muy pocos años y con muy pocos perros presentados a competición ha conseguido tener un nivel al alcance de muy pocos, además ha fijado una de las líneas de sangre más contrastadas de España, sobre todo destacando por su codicia, que hoy gracias a sus perras de cría y sementales, disfrutan gran cantidad de aficionados.

Nacimiento y primeros pasos

Nuestro protagonista nace en 2020 hijo de Zagala y de Figo de la Romera, el parto discurrió sin problemas, como viene siendo habitual en los partos de esta gran perra y reproductora.

Rubio fue el tercer cachorro que nació de esta camada, pero según su propietario cuando lo vio tuvo claro que se quedaría con él, pues guardaba un grandísimo parecido con su bisabuelo que era precisamente el padre de Pastora y abuelo de Zagala, según nos dice, siempre le gusta escoger a los cachorros más atávicos, los que más se asemejan a unos determinados antepasados en su línea.

De cachorro conforme se iba desarrollando, mostraba un carácter muy parecido al de su madre, apático, siempre a lo suyo, siempre pendiente de los adultos, en esto un calco a su madre.

Y así poco a poco, entre paseos de aquí para allá, llegó el gran día que todo galguero ansía, con apenas doce meses iba a correr su primera liebre de una joven promesa. Para este menester, se eligió a Yambo (Zagala -Hache), perro de la casa, hermano de Chacón de Triki actual campeón de Portugal.

Saltó la liebre, y desde el primer momento se vio que el perro iba a ser muy bueno, no se despegaba de su mentor y cuando le tocaba entrar en liebre, lo hacía con muchísima fuerza, hubo un momento en el que, tras una pegada de Yambo, la liebre se saltó al camino y el Rubio quedó colocado, acto seguido se fue a por liebre de una forma endiablada, tanto fue así que capturó la rabona sin darle tiempo a Yambo a pasarle.

Después de la primera corrió alguna liebre más, no muchas, pero hubo una anécdota, que da a entender la gran calidad de este perro y las maneras que ya apuntaba.

Un día cualquiera de entrenamiento, el Rubió se quedó entretenido en el campo, no regresaba, al llegar Leandro a su casa, un vecino le comentó que menuda carrera le había visto al perro “rojo”, Leandro sorprendido se fue corriendo a buscarlo por dónde creía que se encontraba, ya en el campo comenzó a silbarlo, hasta que de repente a lo lejos vio que el perro levantaba la cabeza, pero no se movía del lugar, al llegar al lugar yacía a los pies de nuestro protagonista una grande y hermosa liebre, un “liebrón” que decimos por tierras leonesas.

Referente a la preparación para la competición, Leandro reconoce, que ha sido, de los últimos perros que ha preparado, el que más quebraderos de cabeza le ha dado, por esa costumbre muy suya de ir a su aire, siendo un perro que cuando le soltaba, casi con total seguridad le iba a tocar ir a buscarlo, con los problemas que eso supone a nivel de intranquilidad y pérdida de tiempo.

Competición

Lo primero he de decir que este año, el terreno no ha estado en las mejores condiciones para los perros, hemos sufrido una temporada extremadamente seca durante los meses de noviembre, diciembre y enero.

Los perros lo han acusado muchísimo, tanto en las fases previas como en el Nacional, habiéndose tenido que retirar varios ejemplares por lesión, por eso lo primero que destacamos del Rubio es su dureza, cualidad que este año sin duda ha sido la que más ha hecho falta para ir solventando las eliminatorias.

El día más difícil sin duda alguna, fue la final de Aldeaseca, un día larguísimo donde hubo que correr tres liebres, dos por encima de los cuatro minutos y la segunda por encima de los dos minutos.

En la última carrera, además, y quiero hacer mención especial, atrapando la liebre, creo que muy pocos ejemplares pueden estar a la altura de correr liebres por encima de los cuatro minutos y menos aún dos carreras el mismo día con esos cronos, realmente ese día marcó un antes y un después en la trayectoria de nuestro protagonista.

A mi juicio quedó claro que el perro podía aspirar a lo máximo, pero surgían las dudas de cómo el tremendo esfuerzo realizado en la final iba a afectar el rendimiento físico y mental del perro durante la celebración del campeonato de España.

Durante los días previos a los octavos de final en Barcience, el trabajo de recuperación físico que realizó Leandro fue sobresaliente, no solo por los conocimientos que como preparador posee, sino que además, las visitas al veterinario fueron una constante, con el fin de minimizar al máximo posible las secuelas físicas arrastradas de Aldeaseca, lo que no estaba tan claro era la recuperación mental, que a la postre y en palabras de su propietario tras la final del Nacional “le cambiaron la cabeza al perro” pero no lo suficiente como para no dar batalla hasta el final.

Para la casa de Triki, lo verdaderamente importante y la clave del éxito, es lo que se hace antes y después de cada carrera, todo lo demás son una serie de factores que el preparador ya no puede controlar como tales, tipo de liebre, corredero, la suerte, como no… pero sobre todas las cosas, entender al animal y entrar en su mente.

Otro aspecto importante que nos cuenta Leandro es que el perro no ha sido un perro propenso a lesionarse, si bien, tuvo la mala fortuna desde el primer día del Nacional en Barcience, de perder la funda de una uña en la primera falange de la mano derecha, pero a base de codicia, casta y coraje el perro tiró para adelante, gracias en buena medida al gran trabajo del veterinario D. Jose Ignacio Vargas que hizo la reconstrucción de la funda y posterior tratamiento, lo que permitió al perro continuar en competición.

Ha sido el Rubio un perro, en definitiva, que ha necesitado de liebres fuertes, “que le anden” como bien dicen los andaluces, para hacer valer su dominio, un perro muy “copero” que ha sabido colocarse muy bien en liebre de salida y con unos grandes finales de carrera.

Sobre las eliminatorias del nacional no me voy a extender mucho, pues todos nuestros lectores las habrán seguido seguramente por el canal youtube, pero para un servidor, la carrera más emocionante fue la tercera liebre contra Sorpresa de los Palma, no solamente por el espectáculoofrecido, sino porque el perro venía de perder el punto anterior, de una forma en la que todo hacía presagiar que podía perder la eliminatoria.

Finalmente, no sucedió así, y nuestro protagonista se coló en la gran final por méritos propios, yo diría que por cabezonería más que otra cosa, porque con la lesión de la uña, el perro llegaba muy al límite.

Le tocó correr con una grandísima perra, Pícara de Morix que había venido realizando una muy buena competición, y para muchos aficionados era la gran favorita, pero que también llegaba físicamente “al límite” con lo cual se esperaba un duelo muy igualado.

Finalmente, Rubio ganó los dos puntos en una final muy disputada, así el macho leonés se alzaba con la copa y manteleta de la LXXXIV edición del Campeonato de España de Galgos en Campo, completando así una bonita trilogía que junto a su madre Zagala y a su hermana Chaparra ponen el broche de oro a años de sufrimiento y sinsabores, muchas veces de manera injustificada o por mala fortuna que parecía cebarse con la casa Tricol.

Casualidades de la vida, tres años después de aquella lejana final de 2019, (pandemia mediante) y en el mismo corredero mítico que es Nava del Rey, el destino quiso devolver con creces a Leandro Pérez y a todo su equipo, la ilusión y la magia de este maravilloso deporte.

Aprovecho estas líneas para agradecer en nombre de Leandro, a toda la afición el cariño demostrado durante el campeonato, a su “ángel de la guarda” el veterinario D. José Ignacio Vargas por la dedicación que ha tenido con el perro cuando más cuesta arriba parecía ponerse todo, y también hacer mención especial a una persona, que, como el Rubio, ha sabido vencer a la adversidad dándonos una gran lección de vida a todos, nuestro gran aficionado y amigo Mario Vázquez.

Fotografías: José Manuel Rodríguez Salgado

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