Iosu Egaña, la caza le dio el apoyo que un accidente de trabajo le restó
Un accidente le quitó una pierna. Lo primero que les preguntó a los doctores es si podría volver a cazar. La historia de Iosu es una historia de superación, de negarse a rendirse y demostrar que todo es posible si nos esforzamos lo suficiente.
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Vivió la caza desde muy pequeño. Su padre y su tío se encargaron de que se aficionara. Hablamos con este joven cazador de la caza con perro, con sus queridos setters, los montes guipuzcoanos, la codorniz y la becada pero, sobre todo, de superación, de no rendirse y de encontrar en la caza ese apoyo que un desafortunado accidente laboral le quitó.
Una bobina de acero de 5 toneladas se le caía encima hace unos años. Perdió la pierna izquierda por encima de la rodilla. Iosu quiere transmitir un mensaje: «La vida no se acaba. Solo hay que aprender a hacer las cosas de otra manera». Este es el mensaje de superación que el cazador vasco quiere hacer llegar a todos los aficionados que hayan sufrido algo parecido.
Porque Iosu nunca se rindió. Al contrario. Cuando le llevaron al hospital, lo primero que les preguntó a los médicos fue si le iban a operar para ponerle la pierna de nuevo. Al saber que no iba a ser así, solo preguntó: «Pero voy a poder volver a cazar, ¿verdad?».
Un accidente que casi acaba con todo
Recuerda el accidente y las horas posteriores con total claridad: «Cuando vi que se me caía encima aquella bobina, solo pude esquivarla en parte, con la mala suerte de que acabó sobre la pierna izquierda y la cortó por encima de la rodilla.
»Fueron cinco toneladas, pero lo malo, o lo bueno, según se mire, fue que no perdí el conocimiento y que en todo momento supe lo que pasaba. En aquel momento estuve seguro de que moriría. Notaba que me estaba apagando, se me dormían las manos, me agarraba a la pierna y salía sangre que llegaba a un metro de distancia.
»Hasta que vino mi compañero y me hizo un torniquete. Llamaron a la ambulancia y me llevaron en helicóptero a San Sebastián, al hospital. Durante el trayecto en ambulancia les pregunté tres veces si me iba a morir. No fue hasta la tercera vez que me contestaron que no, reconociéndome que las dos primeras veces sí que creían que de allí no salía».
Seguir cazando, una sana obsesión
«En la caza, como en la vida, nadie te tiene que decir lo que puedes y no puedes hacer», nos dice muy serio Iosu: «lo tienes que decidir tú, tienes que intentar y probar si puedes o no puedes hacerlo».
Porque a él, desde un principio, le limitaron mucho en sus intenciones, asegurándole, durante los tres meses que estuvo ingresado, que podría ir a un puesto de palomas y poco más. «No podré correr por el monte como antes, pero sí que puedo cazar. No podré meterme en un zarzal, pero por el resto de sitios sí que puedo andar tras el perro».
Recordando sus orígenes en la caza, Egaña nos dice que solía ir con su padre y su tío desde muy pequeño. Después, comenzó a entrenar fuerte con la bici, y dejó la caza un poco de lado porque no le quedaba tiempo. Pero en cuanto pudo, volvió a cazar, con el bendito problema de que probó la caza de la becada. Y nunca más pudo dejarla de lado.
Nada ha podido detenerle
Y perder una pierna no iba a detenerle: «Cuando me decían que no podría salir al monte con los perros, yo pensé que a mí nadie me iba a decir lo que iba o no iba a poder hacer. Eso debía decidirlo yo tras intentarlo con todas mis fuerzas. Tenía entre ceja y ceja volver a cazar y demostrarles a todos lo que alguien con determinación puede llegar a hacer».
¿Qué si lo ha demostrado? Con creces. Iosu nos envía fotos y algún lance ante becada. Nada ha podido pararle. Tras año y medio del accidente, ya ha cazado jornadas de cuatro y cinco horas tras sus setters. Su pasión por la caza le ha llevado a adaptarse, a cazar de otra manera, ni mejor ni peor, solo diferente: «Ahora no puedo correr y no me puedo meter por los berenjenales que me metía antes, ahora tengo que ir más por lo limpio. Antes me metía por las zarzas y por todo lo sucio, pero ahora no puedo porque se me engancha la pierna. Algo que también tiene su ventaja: que, aunque me meta en el zarzal, no me pincho en esa pierna», nos dice este cazador entre risas.
Perro, monte y becadas
Con dos setter ingleses, uno de tres años y otro al que está enseñando actualmente, Iosu sueña actualmente con que se abra la temporada de codorniz, una modalidad que le encanta, siempre en espera de su queridísima becada.
Nos confiesa que encuentra muy similar la actitud de la codorniz ante el perro a la que desarrolla la becada: «Aunque se acerque el perro, estas aves van a aguantar mucho. Por ejemplo, esto con la perdiz salvaje no es igual».
Por ello, le gusta aprovechar la media veda para inculcar esa manera de cazar en el perro. En este sentido, reconoce que tiene que trabajar mucho con estos perros: «Me queda mucho trabajo por delante, porque lo ideal para mí sería conseguir que no se alejen mucho, porque me va a costar bastante llegar a la muestra. Pero lo más importante es conseguir que, una vez encuentran la pieza, que esperen hasta que llegue».
Campeonato Euskadi y Navarra
Competición adaptada
Iosu nos cuenta que está hablando con federaciones para intentar poner en marcha un campeonato de caza menor con perro para cazadores discapacitados. Se trata de un proyecto que va por buen camino y que espera que se ponga en marcha cuanto antes: «Lo más complicado es establecer un reglamento en función de la discapacidad, pero estoy en conversaciones con la RFEC, con la Vasca, con la Guipuzcoana y la Vizcaína. Poco a poco ya vamos dándole forma».
Esta idea nace en la mente de Iosu tras participar en un campeonato de la modalidad. «Participé con un bastón, arrastrando el pie por las laderas porque no había pasado ni un año desde el accidente. Cacé una perdiz y, tras la prueba, empezaron a repartir premios para categorías como veteranos, hombres, mujeres… Entonces pregunté: ¿para discapacitados no hay categoría?
»Fue cuando decidí que esto tendría que moverlo de alguna manera, así que empecé a tocar hilos, poner vídeos en redes sociales… Y me llamó gente de la federación. Ahora tenemos que desarrollar una normativa adecuada.
»De hecho, se celebró una prueba en Euskadi y Navarra. Llamé a la organización y me dijeron que si llevaba a tres personas, ponían trofeos y chapela, pero debían apuntarse al menos tres personas. Al final fuimos cuatro. Es la primera prueba que incluye la modalidad».
Una asociación
Primera becada cazada por Iosu tras el accidente
Iosu también está creando una asociación de cazadores discapacitados: «La idea nace de un grupo de WhatsApp con gente que se sumó a la iniciativa del campeonato. Decidimos que, para darle fuerza a todo esto, lo mejor era crear una asociación.
»Un compañero extremeño se ha movido mucho, lo tiene hablado con abogados y ya está muy perfilada. También incluiremos el tiro porque hay muchos tiradores adaptados en compak y recorridos».
Desde Club de Caza deseamos la mayor de las suertes a este cazador en sus ambiciosos proyectos.