El declive de las poblaciones lebreras

La liebre ha sido y es un recurso natural de gran valor en la península Ibérica, tanto por sus peculiaridades genéticas (zona histórica de contacto de tres especies del género Lepus), como por su interés cinegético. En la península Ibérica están presentes tres especies de liebres: la liebre europea (Lepus europaeus), la liebre ibérica (Lepus granatensis) y la liebre de piornal (Lepus), siendo estas dos últimas endémicas del territorio peninsular. La situación actual de la liebre es de declive poblacional.


Los únicos datos disponibles sobre la evolución de las liebres a nivel peninsular son las bolsas de caza, recopiladas por José Luis Garrido (2011) para el período 2000-2010. Estos datos muestran una tendencia descendente, aunque con un aumento considerable de capturas en la última temporada de caza de la que se tiene información 2009-2010. No obstante, a través de algunos estudios locales que se han realizado en los últimos años no se puede decir que la tendencia sea positiva, ni muchos menos.

Las liebres son especies presa de algunos depredadores de gran importancia para la conservación en la península Ibérica, como son el águila real y el lince ibérico. Pero también lo son del lobo ibérico, del zorro y del jabalí.

Las tres especies de la península Ibérica resultan fáciles de distinguir por sus características morfológicas. La liebre ibérica es la especie de menor tamaño de las tres y raramente sobrepasa los 3 kg de peso. Se distingue por el pequeño tamaño de su pie posterior y por la amplia extensión del colorido blanco ventral. La liebre del piornal es una especie de tamaño medio, cuyo peso en los adultos puede sobrepasar los 3 kg. Tiene los pies posteriores mucho mayores que la liebre ibérica. En cuanto a su pelaje lo más llamativo es su diseño facial blanco entre la base de las orejas y la garganta, que manifiesta principalmente en pelaje invernal. Finalmente, la liebre europea es una especie de gran tamaño, siendo normal que los ejemplares adultos grandes estén siempre por encima de los 3 kg y algunos sobrepasen los 4 kg de peso. Tiene también los pies posteriores grandes. En cuanto a su pelaje se distingue por la pequeña superficie del blanco ventral, que no se extiende a lo largo de las extremidades ni penetra por delante de las extremidades anteriores en la zona ventral.

En cuanto a la distribución, cabe decir que la liebre ibérica está presente en casi todo el territorio peninsular excepto en la mitad oriental de Asturias, Cantabria, País Vasco y distrito pirenaico, y la segunda presente exclusivamente en la alta montaña cantábrica, entre la Sierra de Hijar en Cantabria y la Sierra de Ancares situada entre las provincias de León y Lugo. Por su parte, la liebre europea ocupa en la Península Ibérica el distrito pirenaico, el País Vasco, Cantabria y el oriente de Asturias, siendo su área ibérica el límite suroccidental de su distribución natural.

Los estudios sobre el estado de las poblaciones de las liebres de la Península Ibérica y su tendencia durante las últimas décadas han puesto de relieve que la liebre ibérica es una especie con una densidad relativamente alta y una distribución geográfica extensa, lo que permite considerar que sus poblaciones se encuentran algo mejor que la europea y la de piornal. Respecto a la liebre del piornal, su población ocupa una pequeña área de distribución y su densidad no es alta, por lo que se la considera una especie vulnerable. La liebre europea es la especie que se encuentra en peor estado de conservación. Sus poblaciones naturales han desaparecido en Asturias y en zonas más o menos extensas de Cantabria, País Vasco, Navarra, norte de Castilla y León y distrito pirenaico, incluyendo el somontano navarro-oscense y Cataluña, donde antiguamente se extendía por la zona costera hasta el Ebro.

Hábitat y alimentación

El hábitat general de la liebre ibérica lo constituyen los campos abiertos, encontrándose en terrenos agrícolas diversos como cultivos de cereal, viñedos, prados, campos de alfalfa y otras leguminosas, olivares y plantaciones de frutales. Los pastizales, tanto las superficiales de pasto para el ganado, como las formaciones naturales intercaladas entre la vegetación arbustiva y arbórea, son zonas de gran interés para la liebre. Un medio especialmente importante para esta especie en el sur peninsular es el olivar, donde puede alcanzar abundancias elevadas.

La liebre europea prefiere zonas con cultivos, bosques y algún prado. Necesita la presencia de cobertura vegetal para ocultarse de los depredadores y no suele establecerse allí donde predominan los grandes espacios abiertos. Esta especie ocupa preferentemente zonas con cierta ondulación o pendiente, desde campiñas atlánticas con matorral a llanuras cultivadas con carácter mediterráneo de la cuenca del Ebro.

La liebre del piornal ocupa zonas de montaña atlántica con corta o inexistente sequía estival y con usos del suelo propios de medios pastoreados, caracterizados por un mosaico de pastizales y matorrales.

Las liebres son animales herbívoros, que incluyen en su dieta una gran variedad de productos vegetales, que abarca desde tiernos brotes hasta cortezas leñosas. No obstante, los estudios sobre dieta de las liebres en la península Ibérica se limitan al trabajo de Pauperio y Alves en 2008 realizado en dos áreas de una zona montañosa del centro de Portugal y al de Carro (2005) en el Parque Nacional de Doñana, ambos relativos a la liebre ibérica. En ambos trabajos las gramíneas se encontraron como bases de su dieta, suponiendo siempre más de un 50% del alimento ingerido. En verano aumentaría la ingesta de otros grupos de plantas, como matorrales y los cultivos de cereal supondrían un importante aporte mientras estos se mantienen verdes.

No se conocen estudios sobre dieta de la liebre europea en la península Ibérica. En cuanto a las liebres del piornal, su principal fuente de alimento la constituyen las gramíneas y otras plantas herbáceas fundamentalmente provenientes de los pastizales de montaña.

Dinámica poblacional, aspectos reproductivos y sanitarios

Las liebres son animales de hábitos nocturnos, realizando durante la noche sus desplazamientos más significativos, siendo el momento en que se alimenta y aparea. Durante el día la liebre está “encamada”, que consiste en permanecer tumbada sobre el suelo.

Para acudir a su encame, la liebre recurre a tácticas muy curiosas de despiste, realizando varios rodeos y saltos laterales para cambiar de senda. De esa manera obliga a pasar a sus depredadores cerca antes de que puedan localizarla y puede emprender la huida a tiempo.

Desde un punto de vista reproductivo, las liebres completan su desarrollo a los 15 meses aproximadamente, si bien pueden alcanzar antes la madurez sexual, a partir de los 7-8 meses, en función de la época de nacimiento y de las condiciones del medio en cada año.

La gestación de la liebre dura 41-42 días, al final de la cual pare generalmente 3-4 lebratos, aunque se han visto partos de hasta 7 y 8. Una liebre adulta tiene de 3 a 4 partos al año, aunque algunas hembras sanas y jóvenes pueden tener hasta 5.

En cuanto al estado sanitario de las liebres peninsulares, se han realizado pocos estudios, en comparación con el resto de países europeos, siendo éstos generalmente de carácter local. El síndrome de la liebre parda es una enfermedad que ha sido identificada como responsable del declive de varias poblaciones de liebre en Europa. Sin embargo, en la península Ibérica hasta la fecha se ha descrito únicamente un caso de esta enfermedad en un ejemplar de libre europea en el Pirineo aragonés. De forma similar, la brucelosis (Brucella suis), que es muy importante en las poblaciones de liebre del este de Europa, sólo se ha detectado en una ocasión en una liebre europea en la península Ibérica.

Una de las enfermedades de mayor interés para la liebre ibérica es la tularemia, fundamentalmente porque este agente infeccioso (Francisella turalensis), además de causar importantes brotes de mortalidad en la especie en algunas zonas de la meseta norte, ha causado varios brotes en el ser humano en los últimos años en Castillla y León, relacionándose algunos de éstos con el contacto con liebres.

Algunos retos y propuestas

Recientemente se ha publicado un trabajo, cuyos autores son Alzaga, V, J. Torres, D. Villanúa, A. Cormenzana, I. Leránoz, y A. Mateo-Moriones de Gestión Ambiental de Navarra (ver referencia al final) donde se hace una revisión de los estudios científicos realizados sobre las tres especies de liebres que tenemos en la península Ibérica (ibérica, europea y de piornal). Su objeto, según los autores del trabajo, es identificar las principales lagunas de conocimiento existentes en la actualidad y extraer los consiguientes retos para el futuro para una mejor gestión de las liebres ibéricas.

Los autores del trabajo sostienen que es importante por tanto conocer la dinámica poblacional de las tres especies y sus principales factores determinantes, para así poder tener bases suficientes para su conservación y gestión, tanto en lo referente al uso y manejo de los espacios que ocupan como a su aprovechamiento cinegético. Por ello, se han planteado como objetivo principal de este trabajo la recopilación de los resultados de los principales trabajos científicos realizados en la península Ibérica relativos a las tres especies de liebre, para posteriormente identificar las principales lagunas de conocimiento existentes en la actualidad y extraer los consiguientes retos para el futuro para una mejor gestión de las liebres ibéricas.

Una modalidad de caza muy norteña

por Miguel Ángel Romero Ruiz

En mi opinión sólo hay dos formas de cazar la liebre. Una, es mediante los galgos en las tierras llanas, y la otra, mediante el sabueso o los sabuesos en las zonas abruptas. En esta ocasión, me referiré a esta última.

La caza de liebre con sabueso español es una caza ancestral practicada por pocos, pero doctos cazadores del norte peninsular, aunque en muchas zonas se hayan ido decantando por otras razas caninas para este fin. El sabueso se utilizaba y se sigue utilizando en caza mayor, pero estoy escribiendo de un perro que originariamente y fundamentalmente se ha utilizado en España para cazar liebres “a la vuelta” por su finísimo olfato.

Esta modalidad consiste en esperar a la liebre en el mismo sitio de donde saltó o en un cortadero, dependiendo de si es joven o mayor. De todas las maneras, la liebre se irá hacia arriba por caminos y laderas, excepción sea hecha del lebrancón viejo y marrullero que huirá tanto de los caminos como de los senderos. Pero es igual. Siempre va cerca de ellos. El sabueso español es de un olfato finísimo y es capaz de seguir la nube olfativa de la liebre en un día de calor horas después de encamada. Y lo que es más importante, su modulación y tiempo en el latido son tan sumamente intuitivos, que sabremos de antemano cuándo nos va a pasar la liebre delante, por mucha ventaja que le saque al sabueso.

Al sabueso no le duelen prendas en estarse cinco o seis horas detrás de la liebre. Eso sí que es ir a por la liebre, pues el día no da de sí para más y si no la coge o la vuelve pronto, se corre una y no más. El sabueso acusa el cansancio después de haber corrido y es una estampa de cuadro verle venir detrás de su dueño con el mismo semblante adusto y cansado, tanto haya liebre en el macuto como si viene vacío. Más que de una modalidad de caza, es una manera de entender la naturaleza en todas y cada una de sus dimensiones.

Desde hace muchos años, he visto cazar liebres europeas con sabuesos tanto en el Valle de Carranza de Vizcaya, como en toda Cantabria e incluso, años hace ya, en Álava. En esta caza, por regla general suelen ir dos cazadores, uno con cada perro, aunque es una modalidad muy propicia para el cazador solitario y uno o dos sabuesos sueltos. Todo depende del terreno, de la forma de cazar, del carácter de los cazadores, de los usos y costumbres y de un sin fin de factores.

Entre las conclusiones del trabajo, se considera que la batería de conocimientos científico-técnicos disponibles para las especies de liebre de la Península varía según el área del conocimiento y la especie de liebre objeto de estudio (como ejemplo, se han realizado 26 trabajos científicos sobre liebre ibérica, 9 sobre liebre europea y 7 sobre liebre de piornal). Si bien en general puede considerarse escasa.

En este sentido, los autores se plantean unos retos y propuestas de cara al futuro en diferentes campos. Así, en lo que respecta a su estado poblacional, se citan los siguientes:

1.- Establecimiento de sistemas de monitorización de las poblaciones de liebre mediante metodologías estandarizadas adecuadas para la especie.

2.- Identificación de un método sencillo y fiable de recogida de datos de bolsas de caza por parte de las CC.AA. y búsqueda de consenso para su empleo a nivel peninsular.

3.- Ampliación del conocimiento, mediante trabajos experimentales con animales en cautividad que evalúen el comportamiento reproductivo de las liebres a lo largo del año y los efectos que tienen algunas enfermedades que afectan a la liebre. En este último aspecto, se plantea también el establecimiento de un sistema de seguimiento sanitario en poblaciones representativas del gradiente peninsular.

En cuanto a su gestión:

1.- Estudio de la influencia de los diferentes manejos agrícolas, ganaderos y forestales en las poblaciones de liebre con el objetivo de identificar medidas de Buenas Prácticas agrarias y forestales.

2.- Análisis del efecto de la presión cinegética sobre las diferentes poblaciones de liebre con el objetivo de establecer directrices que permitan determinar los ejemplares de una población que pueden ser extraídos sin poner en riesgo su sostenibilidad.

3.- Puesta en valor de las especies cinegéticas por parte de todos los sectores implicados en la conservación, en tanto se trata de especies silvestres base de nuestros ecosistemas y posibles abanderadas de la conservación de los hábitats que ocupan. En este sentido, resulta Importante monitorizar y controlar el estatus de conservación de estas especies.

 

Publicado en la revista FEDERCAZA nº 371.

 

Referencias

Alzaga, V, J. Torres, D. Villanúa, A. Cormenzana, I. Leránoz, y A. Mateo-Moriones de Gestión Ambiental de Navarra Conocimientos científicos importantes para la conservación y gestión de las tres especies de liebres en la península Ibérica. Revista Ecosistemas, mayo-agosto 2013).Alzaga, V, Acevedo Lavandera, P, Vicente, J, Cortázar, C. Situación actual de la liebre en Cantabria: bases científicas para una adecuada gestión. Anuario de la Naturaleza, ISSN 1698-157X, Nº. 5, 2008, págs. 28-43. Ciencia y Caza Dando un repaso. Diciembre 2013. Ciencia y Caza ¿Qué comen las liebres en ecosistemas de montaña? Mayo 2012. Pauperio, J, Alves, P.C. Diet of the Iberian hare (Lepus granatensis) in mountain ecosystem. European Journal of Wildlife Research 2008. Vol. 54, 4, pp. 571-579. Farfan, M.A., Vargas, J.M., Real, R, Palomo, L.J., Duarte, J “Population parameters and reproductive biology of the Iberian hare Lepus granatensis in southern Iberia”. Acta Theriologica. 2004, vol 49 (3), pp. 319-335. Ballesteros, F., Benito, J.L., González-Quirós, P. 1996. Situación de las poblaciones de liebres en el norte de la Península Ibérica. Quercus 128: 12-17. Ballesteros, F., Palacios, P. 2009 Situación y conservación de la liebre de Piornal Lepus castroviejoi en la Cordillera Cantábrica. Serie técnica Naturaleza y Parques Nacionales. Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Madrid, España. Carro, F., Soriguer, R.C. 2002. Atlas de los Mamiferos Terrestres de España. pp. 452-455. Dirección General de Conservación de la Naturaleza-SECEM-SECEMU, Madrid.
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